Un piloto de vehículo no tripulado ucraniano prepara un dron bombardero GARA para una misión de ataque en el frente de Pokrovsk.
Ucrania, en la encrucijada de Pokrovsk: si no frena a Rusia con una contraofensiva, Putin amenazará el corazón del país
Dentro de la ciudad quedan 1.200 civiles ucranianos atrapados bajo las bombas y sin ninguna posibilidad de ser evacuados en estos momentos.
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Hay dos tipos de soldados en la guerra de Ucrania: los que contienen la respiración cada vez que entran al frente de combate, apostados en la ventanilla del coche con el kalashnikov entre las manos -para abatir los omnipresentes drones rusos que los atacan-, y los que suben la radio a todo volumen y pisan el acelerador a fondo.
Con música o en silencio, cada vez más unidades ucranianas se adentran hoy en los márgenes de Pokrovsk para intentan contener el inexorable avance ruso que está fagocitando lo que queda del Dombás.
Y una vez dentro de sus posiciones de combate, el objetivo es neutralizar cualquier movimiento ruso y dar así un balón de oxigeno a la infantería que está dentro de Pokrovsk y Myrnogrado, combatiendo a cara de perro con los grupos de sabotaje rusos que se adentran en la ciudad.
La situación en esta parte del frente del Dombás se ha deteriorado drásticamente en los últimos días porque Rusia ha reforzado el número de efectivos, de drones y de ataques aéreos con bombas guiadas. Incluso dentro de las posiciones que se extienden en esos márgenes, retumban los impactos de esas bombas -que los ucranianos llaman Kab- cada pocos minutos.
"Caen Kab constantemente, los lanzan dentro de Pokrosvk y también contra las ciudades que están más al norte. Están reduciendo todo a escombros, les sobra munición y no discriminan", dice uno de los soldados ucranianos, desde una de esas trincheras excavadas bajo tierra. "Nosotros tenemos que seleccionar muy bien los objetivos antes de atacar, porque tenemos menos recursos; pero ellos disparan por disparar", asegura.
Cuando todo está reducido a escombros, la táctica del Kremlin consiste en enviar pequeños grupos de sabotaje para avanzar calle a calle. “Los neutralizamos, y al momento mandan otro y otro”, asegura un oficial del Cuerpo de Ejército Azov, desplegado en la zona. "Hay días en los que pierden a 1.000 soldados en combate… en un sólo día, pero les da igual", insiste.
Un soldado ucraniano camina por la ciudad asediada de Myrnogrado (frente de Pokrosvk), donde tiene su posición de combate.
Aunque la conquista de Pokrosvk está teniendo para Rusia un coste en vidas humanas que podría superar al de las pérdidas que se registraron en Bakhmut, Putin parece obsesionado con anunciar esa victoria antes de que acabe el año.
Y los oficiales de Putin no discuten órdenes, sólo envían a sus hombres como simples trozos de carne con el objetivo de romper las líneas ucranianas por saturación, y precedidos por enjambres de drones que no dan tregua.
Zona de muerte
En estos momentos, la densidad de los ataques con drones es tan elevada en esta parte del frente, que se ha establecido una “zona de muerte” de 15 kilómetros. Esa es la distancia que los soldados deben cubrir caminando para entrar en Pokrovsk: al estar semiembolsada por tres flacos, sólo deja una vía por la que acceder y por ella no pueden pasar vehículos sin ser avistados y cazados por los drones.
Esto supone una enorme dificultad para reforzar a la infantería ucraniana dentro de las áreas urbanas, y obliga al Ejército de Zelenski a intensificar el trabajo de sus grandes drones -como los Vampiro o los bombarderos GARA- alrededor de la ciudad.
Con estos vehículos no tripulados, no sólo se frenan las ofensivas rusas, también se envía la logística a las unidades ucranianas. Estos combatientes ahora alargan las rotaciones 30 o incluso 60 días en lugares como Myrnogrado -ciudad situada en el lado este, y donde Ucrania aún controla todo el perímetro- para evitar atravesar esa zona de muerte con demasiada frecuencia.
Efectivos ucranianos de una unidad de vehículos no tripulados preparan un dron bombardero GARA para una misión de ataque en el frente de Pokrovsk.
Es precisamente en el área de Myrnogrado donde la unidad de vehículos no tripulados de la Brigada Predator tiene su zona de operaciones, empleando un drones bombarderos tipo GARA para ejecutar las misiones de combate.
Ellos reciben en directo imágenes de las líneas rusas, que muestran los movimientos de tropas y de material bélico. Cuando encuentran un objetivo lo suficientemente valioso, arman el GARA con bombas de hasta cinco kilogramos y realizan un ataque a distancia.
“Aunque este dron tiene un gran rendimiento durante su uso en combate, lo cierto es que tenemos un número limitado de pilotos, también tenemos un número limitado de drones –que no son precisamente baratos– y a eso hay que sumar que la acción directa del enemigo es muy intensa: bombas aéreas guiadas, Lancet, shaheds… tiran de todo contra nosotros”, reconoce el comandante de la posición, apodado Vikingo.
Contraofensiva o pérdida
En estos momentos, con una desventaja numérica en el frente de Pokrovsk de 8 a 1, Ucrania se ve en la encrucijada de lanzar una contraofensiva contundente con sus brigadas de respuesta rápida -como ya hizo en el mes de agosto para recuperar el flanco este de Myrnogrado- o realizar un repliegue de sus tropas antes de que queden totalmente rodeadas por las fuerzas de Moscú.
Si lanzan la contraofensiva, las bajas en las filas ucranianas se incrementarían de manera drástica. Pero el Ejército de Kiev no puede permitirse una pérdida elevada de personal, especialmente de su tropa de infantería, que ahora tiene que reforzar posiciones también en Kupyansk y Liman (en el frente de Kharkiv).
Sin embargo, habría una oportunidad para evacuar a los aproximadamente 1.200 civiles que permanecen dentro de la ciudad –sobreviviendo en sótanos sin electricidad, calefacción o agua corriente– que ahora mismo no pueden ser rescatados, ya que ningún vehículo pueden entrar hasta donde están.
Pilotos ucranianos de la Brigada Predator ejecutan una misión de ataque con un dron bombardero GARA en el frente de Pokrovsk.
Si no lanzan el contraataque y se retiran de Pokrovsk, la siguiente batalla importante de esta guerra se produciría 100 kilómetros al norte de esa ciudad, en Pavlogrado –donde Rusia ya está intensificando los ataques aéreos–.
Pero Pavlogado no es el Dombás: esta localidad minera pertenece al Oblast de Dnipropetrovsk, una región industrial de gran importancia para Ucrania, donde se concentran los principales centros de siderurgia del país.
Ninguno de los dos posibles escenarios le va a salir gratis al Gobierno de Zelenski. El presidente ucraniano parece más inclinado a salvaguardar las vidas de los soldados que el comandante en jefe de sus Fuerzas Armadas, el general Syrsky, aparentemente más dispuesto a mantener el sitio de Pokrosvk –pese a las pérdidas humanas– para evitar que Rusia extienda la guerra hasta el corazón del país.