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Europa

"Si no fuera por el blindado, podríamos haber muerto": Putin lanza sus drones contra la ayuda humanitaria y la prensa

Los ataques rusos deliberados contra trabajadores humanitarios están impidiendo que miles de civiles ucranianos puedan ser evacuados del Dombás.

Más información: Un dron ruso ataca en Ucrania un vehículo humanitario identificado en el que viajaba la corresponsal de EL ESPAÑOL.

Kostyantynivka
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Las claves

Un dron ruso FPV atacó deliberadamente una furgoneta de evacuación humanitaria identificada con una paloma de la paz, en la que viajaban civiles y periodistas en Kostyantynivka, Dombás.

El ataque ocurrió pese a la clara identificación del vehículo como misión humanitaria, lo que constituye un posible crimen de guerra según los testigos y la legislación internacional.

Los equipos de evacuación humanitaria en el Dombás, especialmente en ciudades como Kostyantynivka y Pokrovsk, son blanco sistemático de drones rusos, dificultando la extracción de miles de civiles atrapados.

Las fuerzas rusas, según testimonios, han intensificado las purgas y asesinatos de civiles en las zonas capturadas, dejando a los equipos humanitarios como la única esperanza para quienes permanecen en las zonas de conflicto.

Una enorme paloma blanca de la paz -estampada en el capó- era lo primero que se veía de la furgoneta de la misión humanitaria Proliska, en la que evacuaban a los civiles ucranianos atrapados en el frente de combate del Dombás.

Se veía a decenas de metros de distancia, e indicaba que era el vehículo de una ONG. Pero en la mañana del sábado, esa paloma blanca de la paz fue utilizada como diana por los pilotos de drones de rusos, que estrellaron contra ella -y contra los civiles que había en el interior de la furgoneta, entre ellos la corresponsal de El Español- un dron FPV cargado con explosivos.

No fue casualidad. Tampoco fue la primera vez. Las tropas de Moscú “cazan” con drones explosivos a los equipos ucranianos de evacuación desde hace meses. También a los rescatistas, bomberos, ambulancias; especialmente aquellas que intentan trabajar en los frentes de combate de Jersón y del Dombás.

Cada dron FPV (de visión en primera persona) es pilotado por un soldado que ve en directo todo lo que alcanza a registrar la cámara del vehículo aéreo no tripulado.

Estos pilotos llevan gafas de realidad virtual, y reciben imágenes con gran nitidez -especialmente si es de día- en las que se puede reconocer el objetivo con detalle. Si es un militar con uniforme de píxel, si es una anciana con bolsas de la compra, o si se trata de un trabajador humanitario desarmado. Se distingue todo.

Así que, cuando ese piloto ruso tuvo ante sus ojos la furgoneta azul de Proliska, con la paloma de la paz estampada en el capó, y vio además como el vehículo frenaba violentamente y cuatro civiles se arrojaban de él, sabía que estaba cometiendo un crimen de guerra al impactarlo frontalmente con la carga explosiva.

Redes antidron

La furgoneta de Proliska había partido desde Kramatorsk una hora antes de ser atacada por el dron ruso, y tenía que evacuar a varios civiles en cuatro direcciones distintas dentro de la ciudad de Kostyantynivka - asediada en estos momentos por las tropas rusas, que se encuentras a escasos tres kilómetros del lugar.

El camino hasta Kostyantynivka fue tranquilo. Casi todo el trayecto se circuló bajo las redes antidron que los ucranianos están instalando en todas las carreteras del frente, precisamente para parar a estos FPV.

En la furgoneta iban los dos trabajadores humanitarios Evgeny Tkachev y Oleg Tkachenko, un periodista austríaco y la corresponsal que firma estas líneas. Y la misión de evacuación iba según lo previsto.

El trabajador humanitario Evgeny Tkachev documenta con su teléfono el estado en el que ha quedado el vehículo de evacuación de Proliska instantes después del ataque ruso.

El trabajador humanitario Evgeny Tkachev documenta con su teléfono el estado en el que ha quedado el vehículo de evacuación de Proliska instantes después del ataque ruso. María Senovilla

Pero al entrar en la ciudad, todo sucedió muy rápido: Evgeny grito “¡Dron!” y Oleg pisó instintivamente el freno hasta el fondo. El vehículo aéreo no tripulado estaba a unos 15 metros de la furgoneta, venía de frente, mirando fijamente su presa. Y el impacto y la detonación sonaron como un golpe seco, mientras un olor a pólvora lo inundó todo en pocos segundos.

Afortunadamente, un instante antes del impacto del FPV todos los tripulantes saltamos del vehículo. No hubo heridos. La experiencia de Evgeny –que lleva haciendo este tipo de evacuaciones de alto riesgo desde 2014, cuando comenzó el conflicto en el Dombás– le movió instintivamente a dar el aviso y abrir las puertas en cuanto vio el dron.

Al volver a mirar, ya desde la cuneta, el vehículo estaba envuelto en humo. A pesar de ser un furgón blindado, el dron reventó el motor. Y la ONG se quedó sin el medio con el que sacaban a unas 10 personas al día de esta ciudad asediada, adonde no llega el tren, ni el autobús, ni ningún otro medio en el que poder huir de la guerra cuando ésta llega a las puertas de tu casa.

En estos momentos hay más de 5.000 civiles en Kostyantynivka –la mayoría ancianos–, y cada vez son menos los equipos de evacuación humanitaria que se atreven a entrar, porque ahora se han convertido en un objetivo para Rusia. El resultado es que las extracciones se producen con cuentagotas, y la gente muere allí.

Los 1.200 de  Porkovsk

Este ataque sirve también para responder a algunas de las preguntas que se hacen aquellos que siguen las noticias sobre la guerra en Ucrania: ¿Por qué los ucranianos no se van del Dombás? ¿Por qué quedan 1.200 civiles dentro de la ciudad de Pokrosvk?

Pokrovsk es el otro punto caliente del frente del Dombás, otra ciudad bajo asedio donde ya no queda ni un edificio ileso. Rusia ha concentrado a sus puertas a más de 100.000 hombres, y la está reduciendo a escombros por completo con sus continuos ataques aéreos.

Es casi un milagro que haya vida ahí dentro, más allá de las posiciones de combate del Ejército ucraniano. Pero lo cierto es quedan 1.200 civiles intentando sobrevivir en sótanos –sin electricidad, ni gas, ni calefacción– que continúan allí porque no hay nadie que los saque, ya que Putin ataca los vehículos de evacuación.

Impacto de un dron lanzado por las tropas rusas contra un vehículo de evacuación humanitaria dentro de la ciudad de Kostyantynivka.

Impacto de un dron lanzado por las tropas rusas contra un vehículo de evacuación humanitaria dentro de la ciudad de Kostyantynivka. María Senovilla

Estas acciones tienen un nombre: crímenes de guerra, que Rusia repite a diario sabiéndose impune. Porque hace mucho tiempo que ningún gobierno ni organización internacional alza la voz y exige consecuencias. Una impunidad que ha llevado a Putin a extender las cacerías humanas a golpe de dron –que comenzó perpretando en la ciudad de Jersón– a las localidades de Donetsk.

Las purgas rusas

Al regresar a Kramatorsk, después del ataque, Evgeny se tomaba unos minutos para asimilar lo que había pasado. Sentado, alejado de los demás, reflexionaba en silencio. Después se puso ante la cámara y explicó lo sucedido con un aplomo inusitado:

“Hoy durante el intento de evacuación de la población civil de Kostyantynivka, el coche de la misión humanitaria Proliska fue atacado con un dron FPV ruso con una carga antitanque”, decía.

“A pesar de que el vehículo estaba identificado como ‘misión humanitaria’ y el piloto lo estaba viendo perfectamente, el dron atacó igualmente. Gracias a Dios estamos todos vivos y sanos, volvimos a Kramatorsk y vamos a seguir organizando evaluaciones”, zanjaba.

Evgeny Tkachev, trabajador humanitario ucraniano de misión Proliska, junto al vehículo de evacuación que sería atacado por Rusia una hora después.

Evgeny Tkachev, trabajador humanitario ucraniano de misión Proliska, junto al vehículo de evacuación que sería atacado por Rusia una hora después. María Senovilla

Lo que Evgeny no explicó, pero sí cuentan los militares ucranianos que combaten en primera línea, es que las tropas rusas en su avance por el Dombás están matando a los civiles que se quedan atrapados: “Generalmente los civiles son asesinados, y se llevan consigo sólo a los niños”, asegura un oficial sobre el terreno.

“Está ocurriendo lo mismo en todos los asentamientos que está capturando la infantería rusa: cuando ven a un civil adulto lo consideran enemigo, y lo fusilan en el momento. Para ellos no hay civiles”.

Los ataques sistemáticos contra los equipos de evacuación son una sentencia de muerte para los miles de ucranianos que están dentro de la zona de hostilidades del Dombás en estos momentos. Y los trabajadores humanitarios lo saben.

Por eso algunos, como Evgeny deciden seguir adelante aún sabiendo que se juegan la vida a diario. Y es que pesa más saber que ellos son la última esperanza para cientos o tal vez miles de personas inocentes.