Trump se reúne con Zelenski en los márgenes de la 80ª Asamblea General de la ONU.

Trump se reúne con Zelenski en los márgenes de la 80ª Asamblea General de la ONU. Al Drago Reuters

Europa

Zelenski volverá el viernes a la Casa Blanca para aprovechar que la "prioridad" de Trump ahora es presionar a Putin

El presidente de Ucrania busca desbloquear con su visita a Washington el envío de misiles Tomahawk, con los que Kyiv puede intensificar sus ataques contra las infraestructuras energéticas rusas.

Más información: Zelenski pide "un esfuerzo global" para cerrar una paz como la de Gaza antes del invierno más duro de la guerra

Publicada

Donald Trump quiere aprovechar el impulso del alto el fuego en Gaza para alcanzar el acuerdo de paz que se le resiste en Ucrania. Eufórico por la firma del pacto con Hamás que certificó este lunes el regreso de los rehenes israelíes, el presidente de Estados Unidos confesó desde la tribuna de la Knéset que "sería genial si pudiéramos lograr un acuerdo de paz [con Irán]… pero primero tenemos que resolver lo de Rusia".

Volodímir Zelenski trata de aprovechar esta ventana de oportunidad. "[El acuerdo entre Israel y Hamás] nos da señales y esperanza. Con la misma presión que el presidente Trump ejerció en Oriente Medio para lograr la paz, confío en que utilice ese mismo instrumento, e incluso con más fuerza, para presionar a Putin y detener su guerra en Ucrania", declaró este domingo en Fox News.

El líder ucraniano mantuvo ese mismo día una llamada telefónica "muy productiva" con Trump, en la que discutieron sobre el fortalecimiento de la "defensa aérea, la resiliencia y las capacidades de largo alcance" de su país, además de otros "detalles relacionados con el sector energético", según el comunicado de su oficina.

Está previsto que Trump le reciba este mismo viernes por tercera vez en la Casa Blanca. Para el recuerdo queda su primer cara a cara en el Despacho Oval, cuando Zelenski sufrió una emboscada retórica que hizo saltar las alarmas en las cancillerías europeas.

La segunda reunión, celebrada en agosto, sirvió para rebajar las tensiones. El acompañamiento de hasta siete líderes continentales —entre los que figuraban el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen— evitó un nuevo encontronazo con Trump.

Zelenski no podrá contar con la misma compañía este viernes en Washington, pero nada hace presagiar que la tercera cita en el Despacho Oval sea similar a la primera. La relación bilateral ha cambiado de forma significativa desde este verano.

A raíz del último encuentro entre Trump y Zelenski en los márgenes de la Asamblea General de la ONU, Estados Unidos ha reforzado la colaboración con Ucrania para realizar ataques de largo alcance contra infraestructuras energéticas rusas, según adelantó el Financial Times.

De acuerdo con el rotativo, la información de inteligencia estadounidense ha permitido a las tropas ucranianas sortear las defensas aéreas rusas para llevar a cabo las operaciones contra el motor de la maquinaria bélica del Kremlin.

Entre los objetivos dañados están la refinería de petróleo Bashneft de Ufá, a unos 1.400 kilómetros de Ucrania, y otra planta de procesamiento de combustible en Riazán, que suele producir 340.000 barriles diarios.

El esfuerzo coordinado pretende golpear la línea de flotación de la economía rusa, ya resentida. Es la estrategia de la Casa Blanca para sentar a Vladímir Putin en la mesa de negociación. Una mesa que ha conseguido eludir desde la cumbre de agosto en Alaska, donde Trump le instó a citarse cara a cara con Zelenski.

Es pronto para medir la eficacia de la nueva estrategia. De momento, sin embargo, los ataques —llevados a cabo con drones Fire Point y Liutyi y misiles Neptune y Flamingo, armas de largo alcance fabricadas en Ucrania— han obligado a las autoridades rusas a subir los precios de la energía y reducir las exportaciones de diésel y las importaciones de combustible.

"Según Reuters, en agosto el 17% de la capacidad de refinado rusa estaba inactiva debido a los ataques. Sin embargo, esto no implica una caída del 17% en la producción, ya que las refinerías pueden compensar parcialmente los daños aumentando el rendimiento del equipo aún operativo", explica la analista Farida Rustamova en su boletín de Substack.

El presidente ruso, Vladímir Putin

El presidente ruso, Vladímir Putin EFE

Tomahawk

En paralelo, Trump baraja la posibilidad de enviar a Kyiv misiles Tomahawk. El inquilino de la Casa Blanca amaga con hacerlo en caso de que Putin prolongue la denominada "operación militar especial" en Ucrania.

La semana pasada, Trump comentó que había "tomado más o menos una decisión" sobre el envío de los misiles, que tienen un alcance de 2.400 kilómetros. "Podría hablar con él [Putin]. Podría decirle: 'Mira, si esta guerra no se va a resolver, voy a enviarles Tomahawk'", declaró días después a bordo del Air Force One. "El Tomahawk es un arma increíble, muy ofensiva. Y, sinceramente, Rusia no necesita eso".

El propio Zelenski se los pidió por teléfono este sábado. En ese diálogo, el líder ucraniano también propuso endurecer el régimen de sanciones contra Moscú después del ataque masivo ruso contra su red eléctrica. En concreto, Zelenski reclamó sanciones mucho más estrictas contra los compradores de petróleo ruso, en línea con el proyecto de ley bipartidista que los senadores Lindsey Graham y Richard Blumenthal impulsan desde hace varios meses.

Rusia había lanzado, según los datos del presidente ucraniano, una ofensiva "con más de 3.100 drones, 92 misiles y alrededor de 1.360 bombas planeadoras" contra las infraestructuras de Kyiv, Donetsk, Odesa y Chernígov.

Rusia enseña los dientes

Putin advirtió hace unos días que el envío de Tomahawk a Ucrania abriría "una nueva etapa de escalada". Su portavoz, Dmitri Peskov, reconoció este domingo que la discusión sobre los misiles de largo alcance estadounidenses, con los que Kyiv podría atacar los Urales e incluso zonas de Siberia, es una cuestión "de extrema preocupación" para el Kremlin.

El expresidente ruso Dmitri Medvédev también reaccionó a la "centésima primera amenaza" de Trump, aunque con su retórica incendiaria habitual. "El suministro de esos misiles puede terminar mal para todos. Y, sobre todo, para el propio Trump", escribió en su canal de Telegram.

Medvédev no se detuvo ahí: "Ya se ha dicho claramente, incluso para el 'tío de las barras y estrellas' con uniforme, que es imposible distinguir en vuelo una versión nuclear de un 'Tomahawk' de una convencional. Su lanzamiento no lo realizará el Kyiv banderista [por Stepán Bandera, el nacionalista ucraniano que colaboró con los nazis], sino Estados Unidos. Léase: Trump. ¿Cómo debe responder Rusia? Exactamente".

"Sólo queda esperar que esta sea otra amenaza vacía, provocada por las prolongadas negociaciones con el payaso cocainómano. Algo así como el envío de submarinos atómicos más cerca de Rusia. Ya saben cómo suele pasar: el submarino emergió en las estepas de Ucrania", sentenció el también ex primer ministro ruso, aludiendo a su último encontronazo con Trump.

El presidente bielorruso Alexandr Lukashenko, un viejo amigo de Putin interesado ahora en limar asperezas con la Casa Blanca, duda de las intenciones de Trump: "Creo que debemos calmarnos al respecto. Nuestro amigo Donald… a veces adopta un enfoque más enérgico, y luego su táctica es soltar un poco y dar un paso atrás. Por lo tanto, no deberíamos tomarlo literalmente, como si fueran a volar mañana".