Jonatan Vseviov, secretario general de Asuntos Exteriores de Estonia.

Jonatan Vseviov, secretario general de Asuntos Exteriores de Estonia.

Europa

El secretario de Exteriores estonio: “La de Rusia fue una incursión imprudente pero no estuvo fuera de nuestro control”

Jonatan Vseviov define como un "problema existencial" la guerra en Ucrania y defiende que la única forma de acabar con el conflicto es que "Rusia vuelva a Rusia, sin ceder ningún territorio".

Más información: La ONU acusa a Rusia de crímenes de lesa humanidad por el traslado forzoso de la población en Ucrania

Tallin (Estonia)
Publicada

Estonia está dando un paso al frente esta semana contra Rusia, tras las recientes incursiones no autorizadas de aeronaves rusas en el espacio aéreo de este país báltico, negadas por Moscú. Lo hace con una doble puesta en escena: convocando por primera vez en su historia una reunión del Consejo de Seguridad este lunes y llevando el tema ante la reunión de la OTAN en Bruselas. En ambos casos, con un único objetivo: “discutir el comportamiento provocador de nuestro vecino”.

Así lo define Jonatan Vseviov, secretario general de Asuntos Exteriores de Estonia, quien eleva el tono al definir estas amenazadoras incursiones rusas: “Fue imprudente, peligroso, provocador. Pero nunca estuvo fuera de nuestro control”.

Vseviov explica en un encuentro con prensa internacional que las aeronaves rusas permanecieron 12 minutos dentro del espacio aéreo estonio, a unos 10 kilómetros hacia el interior, y que Moscú lo niega pese a que “es ridículo” y existe evidencia propia e internacional que lo acredita”.

El secretario general subraya que los protocolos de la OTAN funcionaron: despegaron cazas aliados -“no solo los F-35 italianos desplegados en la base de Ämari, también finlandeses y otros”- para repeler a los aviones rusos.

Una operación en la que nunca se planteó abrir fuego contra las aeronaves rusas: “Hay procedimientos específicos sobre cuándo abrir fuego. No nos falta capacidad para abatir aeronaves hostiles; simplemente ese umbral no se alcanzó en este incidente”.

Ucrania: una "guerra existencial"

En Tallin, como país fronterizo de Rusia, siguen muy de cerca la guerra en Ucrania y se han convertido en uno de los aliados más sólidos de estos últimos desde el inicio de la contienda. La razón, por más obvia que resulte, no es baladí: la amenaza de ser los siguientes en la lista de Vladimir Putin es preocupante.

“Cuando sucesivos primeros ministros y ministros de Exteriores hablan de esta guerra como existencial, lo decimos en serio. Somos del Norte; no usamos las palabras a la ligera”, sostiene Jonatan Vseviov. "Putin no ha modificado ninguno de los objetivos con los que inició la guerra: una victoria rápida en Kiev, y negociar desde la fuerza una nueva arquitectura de seguridad europea. Por eso, las ideas de intercambiar territorio por paz no funcionarán: no busca trozos de Ucrania, busca cambiar su política, y no solo la de Ucrania”.

Porque el final de la guerra fijará precedentes, en opinión de este diplomático: “O el mundo acepta que se pueden cambiar fronteras por la fuerza y condenar a países a una soberanía limitada, o no. Si se acepta con Ucrania, ¿por qué no con Estonia o Finlandia o Polonia? No podemos permitirlo”.

“El camino es lograr que la guerra termine con una paz justa, basada en los principios del derecho internacional”, resume. Para lo primero, Vseviov pide elevar el coste de la agresión y ayudar a Ucrania. “Hemos adoptado 18 paquetes de sanciones en la UE y trabajamos en la siguiente. El único indicador de éxito que importa es si convencemos a Rusia de parar. Hasta que eso no ocurra, no descansaremos”.

Sobre la ayuda militar, recuerda el compromiso estonio de destinar el 0,25% del PIB anual al apoyo a Ucrania “este año y el próximo”, sin fecha de finalización: “No solo entregamos armas; rompimos tabúes. Hubo un momento en que entregamos públicamente todos los obuses de 155 mm que teníamos, para demostrar que si un Estado fronterizo asume riesgos, otros no tienen excusa para retener su apoyo”.

Más allá de armas y munición, Vseviov pone el foco en un intangible: “La esperanza es un recurso que no debe subestimarse. Los ataques rusos contra la infraestructura civil buscan destruir la esperanza de un futuro europeo normal para los ucranianos. Nosotros debemos alimentarla: progreso real hacia la UE y la OTAN”.

Vseviov también lanza un desafío a quienes piden “realismo” en una hipotética negociación con Rusia a costa de los países fronterizos: “Todo lo que queremos es que Rusia vuelva a Rusia. Si le parece demasiado ambicioso, defina usted un nivel realista y firme con su nombre: dígame qué partes de los vecinos de Rusia cree que deberían entregarse a Rusia, y lo debatimos”.

Activos rusos y justicia por agresión

Interrogado por la propuesta de la Comisión Europea de confiscar los activos rusos congelados, Jonatan Vseviov es claro: “Hagámoslo. No solo porque hace falta el dinero, que también, sino para enviar un mensaje de que hemos llegado a un punto de no retorno: no habrá vuelta atrás con Rusia”.

El secretario general admite que evaluarán el texto comunitario, pero advierte: “Si el andamiaje hace más difícil la confiscación futura, tendremos un problema aunque aporte fondos adicionales ahora”.

En paralelo, Vseviov defiende un tribunal especial para juzgar lo que está sucediendo en Ucrania “bajo el Consejo de Europa”, porque “el crimen de agresión es la madre de todos los crímenes de guerra; sin agresión, no hay crímenes de guerra”.

“Avanzar en la confiscación de activos y la futura rendición de cuentas refuerza en Moscú el mensaje de que no hay vuelta al pasado”, sentencia.

El temor a la guerra híbrida

Aunque dijo estar “cómodo” con la postura defensiva actual de Estonia -más aún con Finlandia y Suecia ya en la OTAN-, Jonatan Vseviov pide no bajar la guardia ante la guerra híbrida que protagoniza Rusia.

“Lo que vemos en Moldavia ahora mismo es una injerencia electoral sin precedentes, compra de votos, financiación de partidos afines y uso intensivo de redes sociales. Rusia ha intentado socavar las democracias europeas antes y lo seguirá intentando”.

Incluso en la propia Estonia hay ejemplos de esta guerra híbrida, soslayada: grupos prorrusos han sido detenidos por promover atentados contra el coche del primer ministro ("vandalismo para crear caos") o reclutar gente para unirse al ejército ruso en Ucrania.