Susana del Río, experta en Unión Europea, durante su entrevista con EL ESPAÑOL.

Susana del Río, experta en Unión Europea, durante su entrevista con EL ESPAÑOL.

Europa

Susana del Río, experta en la UE: "España pierde peso político porque la gestión nacional no está a la altura del momento"

La analista, una de las voces más autorizadas en política europea de nuestro país, aborda en este periódico los grandes desafíos de este nuevo curso. 

Más información: ¿Compromiso o vaguedades? Lo que está claro y lo que no de la contribución de los 'dispuestos' si hay tregua en Ucrania

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Europa arranca el nuevo curso político entre la incertidumbre y la urgencia por recuperar el timón. Este miércoles, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, subirá a la tribuna del Parlamento Europeo, en Estrasburgo, para pronunciar el tradicional Discurso sobre el estado de la Unión (SOTEU).

Será un examen decisivo tras un verano de desgaste: un polémico acuerdo comercial con Donald Trump y la foto de un reducido grupo de líderes en el Despacho Oval que dejó al descubierto las costuras europeas. La cita servirá también para fijar las nuevas prioridades de un Ejecutivo que aún busca cómo encajar con el nuevo inquilino de la Casa Blanca y, al mismo tiempo, recuperar la iniciativa política.

Con este telón de fondo, EL ESPAÑOL conversa con Susana del Río, una de las mayores expertas en UE de nuestro país, sobre los retos que marcarán el futuro inmediato del proyecto europeo. 

"Es esencial que la Comisión Europea vuelva a activarse como verdadero gobierno", asegura esta doctora en Ciencias Políticas, académica de la Academia Europea de Ciencias y Artes de Salzburgo, profesora en el Máster de la UE del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales.

Autora de Doce mujeres europeas. Construyendo la Unión Europea (Editorial Universidad de Granada, 2024), Susana del Río advierte de que nos encontramos en "momento decisivo para el proyecto europeo", en el que países como España, atrapados en enfrentamientos internos, corren el riesgo de perder el lugar que les corresponde. 

Susana Del Río durante su entrevista con EL ESPAÑOL.

Susana Del Río durante su entrevista con EL ESPAÑOL. Javier Carbajal

Este ha sido para muchos un "verano de humillación" para la Unión Europea, tras el acuerdo arancelario con Donald Trump y la visita a Washington de varios líderes europeos. ¿Cómo arranca la UE este nuevo curso político?

Queriendo ser una Unión Europea geopolítica. 

Suena ambicioso. En agosto el economista Mario Draghi afirmó en su tradicional discurso de Rimini que "la UE es hoy un actor marginal y un mero espectador". ¿Comparte ese diagnóstico?

La UE quiere ser un actor geopolítico, pero atraviesa un momento de ajustes relevantes. No es solo una espectadora, pero no tiene claro dónde está. Si no se sitúa donde debe y no logra articular sus valores, su modelo y su método de decisión frente a los grandes desafíos actuales, corre el riesgo de volverse irrelevante. Aun así, sigue siendo clave, porque es el único modelo capaz de aportar equilibrio en un mundo que se tambalea y donde otros actores emergentes no pueden hacerlo.

¿Por qué es única?

Porque que combina valores con respuestas económicas, renovación industrial, competitividad, doble transición —ecológica, digital y social—, además de seguridad, defensa y un modelo regulatorio como el aplicado ya a la inteligencia artificial. La UE debe agilizar y flexibilizar su regulación, pero seguir siendo la referencia global. La regulación es necesaria en un mundo cada vez más desregulado.

¿Por dónde empezar a aprender a "hablar ese lenguaje del poder"?

Por la autonomía estratégica europea, que no significa aislarse, sino apostar por una seguridad y defensa comunes, y una política exterior reforzada y visible. También requiere un pacto de migración europeo basado en la formación en los países de origen para asegurar una migración legal. Es fundamental que la UE profundice su capacidad política y geopolítica desde su poder continental. Es volver a esa idea de Macron de la Comunidad Política Europea, que incluye a los 27 estados miembros y a otros 17 países que quieren estar bajo el paraguas de derechos fundamentales, democracia y una economía fuerte. Este poder continental debe darle a la UE capacidad de liderazgo para negociar de tú a tú, sin depender de caprichos externos, y la reactivación en la actualidad con socios como México o Mercosur. El poder continental de la UE es Europa.

Sin embargo, hoy la UE está fragmentada en aspectos clave, tanto geopolíticos —como la guerra en Israel y Gaza—, como internos, especialmente en la cuestión migratoria. En el último Eurobarómetro, el 90 % de los ciudadanos europeos afirmaron querer una UE que tome decisiones de forma más conjunta y cohesionada.

Por eso será fundamental lo que escuchemos en el Discurso sobre el estado de la Unión de Ursula von der Leyen. Es esencial que la Comisión Europea vuelva a activarse como verdadero gobierno europeo, como motor político. Lo digo porque, durante la pandemia, el Ejecutivo jugó un papel crucial en el lanzamiento de los fondos de recuperación, en la campaña de vacunación, incluso sin tener competencias directas en sanidad. La Comisión Europea se sentó en las cumbres europeas como ejecutivo europeo con los jefes de Estado y de Gobierno, y fue fundamental para sacar adelante decisiones históricas, derribando el mito de la lentitud de la UE. 

"Los Estados miembro deben ahora ceder soberanía y representatividad en el Parlamento Europeo"

La reactivación está en manos de Ursula von der Leyen. En su primera legislatura se movió con soltura ante las crisis del coronavirus y la guerra en Ucrania, pero ahora enfrenta a un Trump que parece no saber manejar. ¿Cómo se presenta la aleman al examen?

Yo sigo relacionando a Von der Leyen con la palabra "gestión", aunque creo que, en esta etapa, su posición quiere ser firme pero está muy influida por los vaivenes de Trump. La situación es muy compleja. En ese sentido, el Discurso del estado de la Unión es una auditoría que el Parlamento realiza a la Comisión. Es un balance de lo conseguido, de lo que queda por alcanzar, y de los vectores en los que nuestro Ejecutivo europeo centra esta legislatura. En el debate actual sobre el Marco Financiero Plurianual 2028-2034, es necesario aumentar el presupuesto en áreas estratégicas como la defensa, pero sin olvidar temas como la Política Agraria Común (PAC), que están en el corazón mismo del proyecto europeo. Ahora bien, eso no sólo está en manos de la Comisión. 

¿De quién más?

Del Parlamento, que debe reactivarse y entrar de lleno sin permitir que los debates nacionales eclipsen el gran debate europeo. Pero también de los Estados miembros, que deben hacer un esfuerzo adicional. Ya durante la pandemia demostraron que eran capaces de llegar a consensos. Ahora, deben dar un paso más: ceder soberanía y representatividad en el Parlamento Europeo y de nuestros eurodiputados, para que se puedan tomar decisiones en temas cruciales.

Susana del Río conversa con EL ESPAÑOL.

Susana del Río conversa con EL ESPAÑOL. Javier Carbajal

¿Cómo dar ese paso en países como España, donde la confianza en la Unión Europea está cayendo? Según el último Eurobarómetro, ha bajado tres puntos. 

Esos datos deberían hacernos reflexionar. El fenómeno se puede extrapolar al resto de los Estados miembros, pero en la mayoría la confianza sigue siendo alta, con cifras del 56% o 52%, e incluso del 70% en Polonia o Irlanda. Necesitamos una nueva transición política: una forma renovada de hacer política, con altura de miras, con respuestas a los retos reales. Una política que apueste por el consenso y que sepa conectar permanentemente con lo que ocurre a nivel europeo. La política nacional es política europea, pero hoy más que nunca, es la política europea la que debe llevar el timón ante los grandes desafíos globales: las tensiones geopolíticas, la política exterior frente a Rusia o China, o las nuevas alianzas como la que propone Macron, como la coalición de los voluntarios. 

¿A qué atribuye este fenómeno de desconexión de la política europea en España?

A una confrontación política cada vez más estéril y, sinceramente, muy penosa. También a la corrupción. Mientras a nivel europeo se negocian los aranceles con Trump  o se mantiene la expectativa en sectores estratégicos como los semiconductores, las farmacéuticas o el tejido industrial sobre cuál será el impacto final, en nuestro Congreso de los Diputados el debate gira en torno a quién es más corrupto. Habría que hablar mucho más de la política comunitaria en la política nacional y lo deberían hacer políticos preparados y que creen en su misión.

El Gobierno de España se ha desmarcado de sus socios en temas como la migración o la guerra en Gaza. Tras la cumbre de la OTAN en La Haya, y la reticencia de Pedro Sánchez al incremento en gasto en Defensa, el presidente no ha sido invitado a reuniones con Trump. ¿Estamos cayendo en la irrelevancia internacional?

España se encuentra en una situación de menor peso político, con una capacidad reducida de liderazgo y acción. Y esto ocurre, en parte, porque desde la política nacional no se actúa con la libertad ni con la determinación necesarias para tomar decisiones que estén alineadas con las exigencias del momento, con la política europea y con el contexto geopolítico global. Inevitablemente nos vamos quedando atrás. España y los españoles merecen respeto, y que el país ocupe el lugar que le corresponde en el escenario internacional. Necesitamos más política y menos políticos. España sigue siendo vista como un país relevante. Sin embargo, lo que está ocurriendo a nivel gubernamental impide a España desempeñar el papel que podría —y debería— tener en el proyecto europeo en un tiempo decisivo de redefinición. 

El liderazgo europeo tampoco está en su mejor momento; parece absorbido por la agenda de Donald Trump. ¿Cree que la UE logrará dejar de reaccionar a cada paso de EEUU para volver a marcar su propio rumbo?

Ahora mismo, la situación es complicada. Tenemos las columnas y los anclajes pero todavía no sabemos cómo reforzarlos y adaptarlos a los cambios económicos, comerciales, estratégicos que se van sucediendo a una velocidad de vértigo y, lo que es peor, a veces aleatoria. Por ejemplo, la negociación sobre los aranceles a principios de agosto fue necesaria para aportar estabilidad y tranquilidad a los mercados aunque insuficiente. Sin embargo, considero que es muy difícil tratar con un presidente que actúa de forma caprichosa. La UE, y también países emergentes como China o regiones como África lo tendrán difícil para mantener sus propias agendas. Luego está, por ejemplo, América Latina, donde España es clave. 

Imagino que se refiere a Mercosur y México, ese histórico acuerdo comercial que podría entrar en vigor a finales de este año, y del que España es uno de los principales beneficiados. 

Efectivamente. España tiene un papel esencial en el que debe concentrarse ya que partimos con la ventaja de compartir un idioma común: el español.  El problema es que estamos retrasando nuestra capacidad, nuestra acción y nuestras negociaciones por la política interna que se pierde en su teatro y no se enfoca en los temas prioritarios. 

¿Confrontación o contención? ¿Qué estrategia le parece más adecuada para la UE frente a Trump?

Contención. Pausa, decisión y acción. Porque conociendo su forma de actuar, la confrontación directa no va a traducirse en decisiones más beneficiosas —ni para España ni para el conjunto de la UE. Con Trump, hay que hablar con voz firme, pero con los deberes bien hechos: con datos, cifras claras y el impacto real de los aranceles sector por sector. 

Es fundamental que los países miembros consigan llegar en el Consejo Europeo a una posición común. La negociación dependerá de una Europa unida y cohesionada, especialmente en seguridad y defensa, como complemento a la OTAN. No podemos aceptar chantajes, y Trump no podrá chantajear a una UE que actúe unida. Ya no basta con el europeísmo tradicional; estamos en un momento de europeísmo geopolítico.

Imagen del libro 'Doce mujeres europeas. Construyendo la Unión Europea.

Imagen del libro 'Doce mujeres europeas. Construyendo la Unión Europea". Javier Carbajal

Habla de europeísmo geopolítico, pero Europa parece desaparecida. Vimos esa cumbre en China con Xi Jinping, Kim Jong-un… ¿Dónde está Europa?

El europeísmo geopolítico debe demostrarse con hechos. La UE tiene que actuar sin renunciar a sus valores ni a su modelo democrático, reforzando su estructura común y mostrando que cuenta con un tejido empresarial competitivo. También debe explicar cómo toma decisiones: con un método sólido, eficiente y con resultados. Y demostrar que los Estados miembros —pienso en España— tienen capacidad operativa y política. Es fundamental visibilizar alianzas y unidad política. Las imágenes importan: como aquella de Merkel con firmeza ante Trump o la de líderes europeos viajando juntos en tren a Kiev. 

¿Cómo proyectar esa imagen de unidad cuando hay un Viktor Orbán, en Hungría, o un Robert Fico, en Eslovaquia, remando en contra?

Ese es el debate constante: pasar de la unanimidad a la mayoría cualificada en el Consejo Europeo para evitar que un solo país bloquee decisiones clave. También es crucial la pedagogía política, explicar qué hay detrás de discursos extremistas, que aunque opuestos, comparten el populismo, debilitando el proyecto europeo. El caso de Meloni es interesante: lidera un partido de extrema derecha, pero ha sabido adaptarse a las necesidades de la UE y a líderes como Trump, Macron o Starmer, mostrando flexibilidad y visión estratégica, algo valioso en tiempos complejos.

"El europeísmo tradicional ya no basta; estamos en un momento de europeísmo geopolítico"

En cambio, figuras como Orbán, con bloqueos sistemáticos, rompen consensos. Por eso es vital el acuerdo que sostiene la gobernanza europea entre populares, socialistas, liberales y otras fuerzas moderadas. No podemos seguir atados a lógicas partidistas tradicionales. Es momento de ampliar consensos y actuar con mayor libertad estratégica. La gobernanza multinivel y los acuerdos transversales son esenciales. Frente al bilateralismo global, Europa debe proyectar su modelo cooperativo, multilateral. En definitiva, la política debe adaptarse sin traicionar sus principios: no se trata de disfrazarse, sino de entender el contexto, evolucionar y responder con inteligencia y honor. Los ciudadanos quieren repuestas claras y tangibles.

La guerra rusa en Ucrania es uno de los grandes retos para la política exterior de la UE, pero parece que EEUU, con Trump al frente, ha desplazado a Europa de la mesa de negociación. ¿Cómo está reaccionando y adaptándose la UE a esta situación?

Tenemos que seguir apoyando a Ucrania y reforzando los paquetes de sanciones contra Rusia y contra Putin. Putin afirmó hace unos días que no tiene intención de agredir a ningún país europeo, pero sabemos, y sentimos, que Ucrania es un país europeo. Tendrá que pasar, como cualquier otro país, por su proceso de adhesión a la UE, pero Ucrania quiere estar plenamente integrada y eso es algo que incomoda profundamente a Putin. 

¿Qué importancia cree que tiene Ucrania para el futuro político y geopolítico de la UE?

Ucrania es crucial para definir el futuro de la Unión Europea. Está siendo determinante para activar lo que me gusta llamar el "europeísmo geopolítico". Zelenski está siendo un referente en esto, está mostrando y elevando cada día el valor de la UE y de Europa como continente. Nos recuerda que vivimos en una democracia, en la cooperación entre Estados miembros, y que también somos un actor geoestratégico. Representa lo que somos y lo que queremos ser. 

Susana del Río, experta en UE, durante su entrevista con EL ESPAÑOL.

Susana del Río, experta en UE, durante su entrevista con EL ESPAÑOL. Javier Carbajal

Hablábamos antes de Draghi, pero también está Enrico Letta, ex primer ministro italiano, que en su último libro plantea que esta es "la última oportunidad" para Europa. ¿Cree que la UE se enfrenta a un momento existencial para su supervivencia?

Letta, como Draghi, advierte que estamos en un momento existencial. Un momento delicado, pero no el último. El título de su libro busca eso: sacudirnos, despertarnos. Y lo logra. Su mensaje es claro: Europa debe ser mucho más que un mercado. Su Mercado Único es su gran activo pero debe consolidarlo e ir más allá, fortalecerlo, darle más poder en un mundo donde negociamos con actores como Trump. En resumen: sí, es un momento decisivo para Europa. Pero aún no es la última oportunidad. Todavía estamos a tiempo de actuar. 

"Meloni lidera un partido de extrema derecha, pero ha sabido adaptarse a las necesidades de la UE"

Usted es autora de Doce mujeres europeas, un libro que repasa a doce mujeres que contribuyen a construir el proyecto europeo. En este momento tan convulso, ¿qué mujeres destacaría a nivel global?

En la política europea de actualidad, ya he nombrado a Giorgia Meloni; me parece una figura clave por su capacidad de adaptación. Pero debemos aprender de las doce mujeres. De Isabel de Portugal, por su capacidad política y geopolítica, y Sofía Corradi, creadora del programa Erasmus.También a Hannah Arendt y Margaret Thatcher, por su influencia en lo que somos como europeos, incluso ahora con el Reino Unido fuera de la UE, pero con líderes como Starmer presente con gran peso en grandes reuniones junto a Macron en la Coalición de Voluntarios.

Destacaría también a Ursula von der Leyen; a Berta von Suttner, a la que enlazo con la palabra Paz y, por supuesto, a la princesa Leonor, a la que ensamblo en su capítulo con la palabra Futuro, muy preparada, enfocada en su misión y comprometida.