Zaluzhni, durante la ceremonia en memoria de las víctimas del Holodomor en 2023.

Zaluzhni, durante la ceremonia en memoria de las víctimas del Holodomor en 2023. Viacheslav Ratynskyi Reuters

Europa

Trump llamó al general más popular de Zelenski para encumbrarlo en Ucrania y recibió un 'no' por respuesta

El héroe militar fue tanteado por el equipo JD Vance cuando la Casa Blanca exploraba relevos políticos a un presidente que les puso la rendición cara.

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Jorge Raya Pons
Publicada

El episodio más tenso de la visita de Volodímir Zelenski a Washington, en pleno febrero, no terminó en la Casa Blanca. Tres días después del agrio encuentro con Donald Trump en el Despacho Oval, su equipo comenzó a sondear a figuras ucranianas que pudieran convertirse en alternativa al actual presidente.

Entre los nombres que circularon, uno destacaba sobre el resto: el del general Valeri Zaluzhni, antiguo comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y hoy embajador en Londres, convertido en icono militar y posible aspirante presidencial.

El diario británico The Guardian explica que el equipo del vicepresidente JD Vance trató de establecer una conversación con Zaluzhni a través de la legación ucraniana en la capital británica.

El general, tras consultar con la jefatura de gabinete de Zelenski, rechazó la llamada.

La negativa reflejó el difícil equilibrio que mantiene desde que, en febrero de 2024, el presidente decidiera destituirlo del mando militar y enviarlo a Reino Unido con rango de embajador.

El intento de Trump y sus allegados coincidía con un momento de máxima fragilidad en la relación bilateral.

La reunión en el Despacho Oval, donde Vance jugó un papel protagonista al exacerbar el tono contra Zelenski, había terminado en una encerrona pública que en Kyiv fue percibida como un intento deliberado de humillación. Varios congresistas republicanos llegaron entonces a sugerir abiertamente que el presidente ucraniano debía dimitir para facilitar un acuerdo de paz con Moscú.

Zaluzhni, de 51 años, es considerado por buena parte de la sociedad ucraniana como el militar que logró frenar la ofensiva rusa en los primeros meses de la invasión. Su popularidad es tal que, de celebrarse elecciones, sería el único rival capaz de plantar cara a Zelenski.

No obstante, la Constitución impide organizar comicios en plena guerra y el propio general evita pronunciarse sobre su futuro político. Ni concede entrevistas ni acepta comparecencias que puedan interpretarse como un desafío abierto al presidente.

Eso no ha impedido que por la embajada en Londres desfilen diputados, activistas, oligarcas y consultores internacionales que tratan de calibrar sus intenciones. Incluso Paul Manafort, el exasesor de Trump caído en desgracia, llegó a ofrecerle sus servicios para una eventual campaña electoral, propuesta que Zaluzhni rechazó de plano.

En paralelo, emisarios de Andrii Yermak, el jefe de gabinete de Zelenski, le han propuesto en varias ocasiones sumarse de manera formal al equipo presidencial. La respuesta ha sido siempre la misma: lealtad institucional, pero sin compromisos partidistas.

La prudencia de Zaluzhni contrasta con la presión creciente de quienes ven en él la llave para un cambio político. En privado, admite que su modelo de Estado sería similar al de Israel, centrado en la seguridad nacional y en la preparación permanente para la defensa.

Leal a su país

El interés de Trump por Zaluzhni no se entiende sin un movimiento paralelo. La Casa Blanca republicana ha reabierto canales discretos con figuras de la vieja élite ucraniana, como el expresidente Petró Poroshenko y la ex primera ministra Yulia Timoshenko. Ambos han mantenido reuniones con altos cargos estadounidenses en las últimas semanas, según reveló Politico.

La apuesta por estos nombres generó inquietud en Kyiv y en varias capitales europeas, al coincidir con la ofensiva diplomática del Kremlin para debilitar a Zelenski.

Un funcionario comunitario consultado por este diario interpretó la maniobra como un síntoma de la agenda que marca Trump. “Es evidente que su equipo busca interlocutores más complacientes con Moscú. El único que no lo sería es Zaluzhni, cuya lealtad a Ucrania no ofrece dudas”, aseguró.

Cuentan las crónicas que en su última visita a Kyiv, con motivo de una cumbre de embajadores, al general se le vio reservado. Alejado de quienes no figuran en su círculo más cercano. El regreso coincidió con protestas contra el intento del Gobierno de robarle las competencias a las agencias anticorrupción. Muchos esperaban que Zaluzhni hablara. Guardó silencio.

Pese a las fricciones con Zelenski, la foto de ambos en el aeropuerto de Londres, difundida tras el desplante de Trump, buscaba enviar un mensaje inequívoco: la unidad nacional está por encima de la ambición personal.

“Muchos de sus seguidores no entendieron esa postura, pero él lo vio como una cuestión de principios”, cuenta un colaborador cercano a The Guardian.