El primer ministro francés, ayer, en rueda de prensa.

El primer ministro francés, ayer, en rueda de prensa. Abdul Saboor Reuters

Europa

Bayrou presenta una moción de confianza ante la falta de mayoría para sacar unos Presupuestos austeros

La situación de Francia es grave, crítica según el primer ministro, que ve su país “al borde de un precipicio”.

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Nadie esperaba gran cosa de la rueda de prensa del primer ministro, François Bayrou. Pero el viejo rutero de la política francesa, 74 años, sorprendió a todos. Convocada, en principio, para explicar las líneas clave de su presupuesto para 2026, que conlleva 44.000 millones de euros de ahorros.

Anunciado el 15 de julio, la iniciativa ha suscitado ya un movimiento de protesta espontáneo que se propone parar y bloquear toda Francia el 10 de septiembre. Y al que se ha sumado, con su entusiasmo revolucionario de siempre, el líder de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon.

El veterano tribuno de la extrema izquierda reclamó además una sesión extraordinaria de la Asamblea para presentar una moción de censura.

Pues bien, Bayrou se ha adelantado a todos. Y, con el beneplácito del presidente de la República, Emmanuel Macron, se someterá a una cuestión de confianza el 8 de septiembre, dos días antes de la jornada de protesta que Mélenchon ha llamado a convertir en una huelga general.

Preguntado sobre qué pasará si el Gobierno pierde la votación en la Asamblea Nacional, Bayrou respondió con naturalidad: “Que el Gobierno caería”. En cambio, no quiso anticipar cuál sería la respuesta de Macron, ya que el presidente de la República tiene la opción de disolver la cámara baja o de buscar otro primer ministro. “Eso depende del presidente”, eludió Bayrou.

¿Por qué el primer ministro ha decidido jugarse el todo por el todo? Porque cree que tiene razón. La situación de Francia es grave, crítica según el primer ministro, que ve a su país “al borde de un precipicio”.

“Desde hace 20 años, cada hora de cada día y de cada noche, la deuda aumenta 12 millones de euros”, dijo ayer Bayrou.

A Bayrou le ha molestado la polarización del debate en torno a una de las medidas que adelantó el 15 de julio: la supresión de dos días festivos. A él le hubiera gustado que el debate se centrara, antes que nada, en el diagnóstico de la gravedad de la situación financiera de Francia, que ha llevado a tener una prima de riesgo superior a la de Grecia.

¿Qué posibilidades tiene Bayrou de superar el voto de confianza? A tenor de las reacciones inmediatas, escasas. Por no decir ninguna.

Minutos después de terminar su conferencia de prensa, Los Insumisos, el Partido Comunista, los ecologistas y la extrema derecha de Reagrupación Nacional anunciaron que votarán para hacer caer al primer ministro. La suerte de Bayrou dependía anoche del Partido Socialista, que reunió su dirección nacional para decidir su voto.

Pero, a tenor de unas declaraciones de su primer secretario, Olivier Faure, a Le Monde, la cosa pinta muy mal para Bayrou: “Resulta inimaginable que los socialistas votemos la confianza del primer ministro”.

Aunque todos los diputados del centro y la derecha tradicional (también reunidos anoche para adoptar su voto) apoyen a Bayrou, las cuentas de la tambaleante mayoría presidencial parecen casi imposibles.

De ahí que algunos analistas políticos sostuvieran anoche la hipótesis del suicidio político de François Bayrou. Conocedor del calvario que le esperaba para lograr sacar adelante su presupuesto, Bayrou habría escenificado su propia salida. Había incluso quien sostenía que el propio presidente Macron habría aprobado los planes de Bayrou, deseoso de nombrar otro primer ministro con menor peso político propio.

De hecho, la primera idea de Bayrou, convocar un referéndum sobre las cuentas públicas, fue desestimada por el propio Macron.

En cualquier caso, queda claro que en Francia no puede existir un gobierno sin presupuesto. De hecho, Bayrou había sustituido en diciembre a otro veterano, Michel Barnier, derribado por un voto de censura de toda la izquierda y la extrema derecha a raíz de su presupuesto para 2025.

Bayrou consiguió hacer votar las cuentas en la Asamblea en base a algunas concesiones al Partido Socialista y a una supuesta buena relación con la presidenta de Reagrupación Nacional, Marine Le Pen. Ambas fuerzas políticas no respaldaron la moción de censura con la que los Insumisos recibieron a Bayrou.

Hasta ocho mociones de censura ha superado en estos ocho meses de mandato.

Prorrogar los presupuestos, como ha hecho en España Pedro Sánchez desde hace tres años, es algo impensable en Francia. Ante la duda de si dispone o no de una mayoría en la Asamblea Nacional, Bayrou ha decidido someterse a una cuestión de confianza, en aras de la “clarificación”.