Resultado de un bombardeo ruso sobre la ciudad ucraniana de Donetsk, a mediados de julio.

Resultado de un bombardeo ruso sobre la ciudad ucraniana de Donetsk, a mediados de julio. Alexander Ermochenko Reuters

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Putin ha duplicado los bombardeos contra Ucrania desde que Trump volvió en enero a la Casa Blanca

La campaña aérea rusa se ha duplicado desde la investidura de Donald Trump, quien ha suspendido dos veces el envío de armas a Kiev mientras exige una paz inmediata.

El Kremlin también incrementa la fabricación de misiles balísticos hasta un 66% en el último año.

Más información: La Armada rusa comienza las maniobras militares 'Tormenta de julio', con más de 150 buques, 120 aviones y 15.000 efectivos

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Rusia ha más que duplicado el número de ataques aéreos contra Ucrania desde que Donald Trump regresó a la Casa Blanca en enero, a pesar de sus promesas de imponer un alto el fuego inmediato.

Así lo revela un análisis de BBC Verify a partir de datos oficiales del Ejército ucraniano, que registran el mayor volumen de misiles y drones lanzados por Moscú desde el inicio de la invasión en 2022.

Según los datos revisados, entre el 20 de enero y el 19 de julio -ya bajo el nuevo mandato de Trump-, Rusia disparó 27.158 proyectiles contra territorio ucraniano, frente a los 11.614 registrados en los seis últimos meses de la presidencia de Joe Biden.

La escalada coincide con dos interrupciones del suministro de armas estadounidenses a Ucrania, ordenadas por la administración Trump en marzo y julio, y posteriormente revertidas.

Armas en pausa

Mientras tanto, Rusia ha incrementado de forma significativa su producción militar: el servicio de inteligencia ucraniano estima que la fabricación de misiles balísticos rusos creció un 66% en el último año.

Durante su campaña electoral en 2024, Trump prometió acabar con la guerra en solo 24 horas si recuperaba el poder.

Llegó a afirmar que la invasión rusa nunca habría ocurrido si en la Casa Blanca hubiera estado alguien a quien el Kremlin "respetara".

Sin embargo, sus gestos conciliadores hacia Moscú y sus pausas en la ayuda militar a Kiev han provocado duras críticas, tanto internas como internacionales.

En los primeros días tras la investidura, la Casa Blanca emitió comunicados en tono amistoso hacia el Kremlin, buscando facilitar un acuerdo de paz.

Diplomacia sin impacto

Durante ese periodo, los ataques rusos se redujeron brevemente. Pero en febrero, coincidiendo con una cumbre en Riad entre el secretario de Estado Marco Rubio y su homólogo ruso Serguéi Lavrov, las agresiones comenzaron a aumentar nuevamente.

Desde entonces, los intentos diplomáticos han continuado con reuniones entre delegaciones ucranianas y rusas en Turquía.

Sin embargo, la ofensiva aérea no se ha detenido: el 9 de julio, Moscú lanzó 748 proyectiles en un solo día, dejando al menos dos muertos y una docena de heridos, en lo que ya es el ataque más intenso registrado desde el inicio de la invasión.

El presidente Trump ha expresado su frustración en varias ocasiones, incluso con un tono airado: "¿Qué demonios le pasa [a Putin]?", exclamó tras un bombardeo masivo el 25 de mayo.

Desde entonces, Rusia ha superado ese récord en 14 ocasiones. La Casa Blanca ha fijado como fecha límite el 8 de agosto para alcanzar un acuerdo de paz.

Pero los ataques siguen aumentando y cada vez más misiles logran atravesar las defensas ucranianas: "Cada vez que te vas a dormir no sabes si vas a despertarte al día siguiente, y eso no es una forma normal de vivir", explicó la periodista Dasha Volk, residente en Kiev, al programa Ukrainecast de la BBC.

"Cada explosión te obliga a pensar: ¿voy a morir ahora?".

Senadores demócratas como Chris Coons, miembro del Comité de Relaciones Exteriores, acusan a Trump de haber debilitado la posición ucraniana con sus pausas en el envío de armas.

Ucrania, más expuesta

"Putin se siente envalentonado por la debilidad de Trump. Está intensificando su ataque despiadado contra el pueblo ucraniano, atacando hospitales, maternidades y la red eléctrica", afirmó.

El deterioro de la situación ha reactivado la petición de envío de nuevas baterías antiaéreas Patriot, las más sofisticadas del arsenal occidental.

Cada sistema cuesta mil millones de dólares y cada misil, cuatro millones. Aunque Trump ha autorizado la venta de armas a países miembros de la OTAN para que, a su vez, las entreguen a Ucrania, la incertidumbre sobre su compromiso con la defensa ucraniana persiste.

Expertos como Justin Bronk, del Instituto Real de Servicios Unidos (RUSI), alertan de que la reducción de misiles interceptores estadounidenses ha dejado a Ucrania "vulnerable" ante los ataques rusos.

Fábrica de drones

Mientras tanto, Rusia ha incrementado masivamente su producción: hasta 85 misiles balísticos mensuales (el doble que en abril de 2024) y 170 drones kamikaze Geran al día, fabricados en una planta gigante en Alabuga, que su director define como "la mayor fábrica de drones de combate del mundo".

Esa capacidad industrial ha dado a Moscú un impulso estratégico, mientras la población ucraniana se agota: "Sabemos por qué luchamos, pero se hace más difícil cada año", resume Dasha Volk: "La gente está agotada. Esa es la realidad".