Ursula von der Leyen y Donald Trump, durante su reunión de este domingo en Escocia
Von der Leyen y Trump alcanzan un acuerdo comercial que mantendrá un arancel del 15% a los productos europeos
La UE se compromete a aumentar en 750.000 millones de dólares las compras de energía a EEUU y a realizar allí una inversión adicional de 600.000 millones.
Bruselas y Washington se comprometen a reducir a cero las tasas en algunos productos como aviones, algunos químicos o semiconductores.
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No habrá guerra comercial entre EEUU y UE a partir del 1 de agosto porque Bruselas ha cedido a las presiones de Donald Trump. El presidente norteamericano y Ursula von der Leyen han alcanzado este domingo un acuerdo comercial de mínimos que mantendrá un arancel del 15% a la mayoría de los productos europeos, incluidos los coches, sin que Bruselas adopte medidas de represalia.
El pacto se ha sellado durante una breve reunión de apenas una hora de los dos líderes y sus equipos en el complejo de golf que el presidente de Estados Unidos tiene en la localidad escocesa de Turnberry.
Según ha anunciado Trump, la Unión Europea se ha comprometido a aumentar en 750.000 millones de dólares en tres años las compras de energía a Estados Unidos, y a incrementar también la adquisición de armamento de fabricación norteamericana.
Como parte del acuerdo, la UE hará nuevas inversiones en Estados Unidos por valor de 600.000 millones de dólares. El pacto traerá "estabilidad" y "previsibilidad", ha alegado Von der Leyen al término de la reunión para justificar su sí. "Eso es muy importante para las empresas a ambos lados del Atlántico", ha agregado.
El único logro tangible que han conseguido los europeos en este tramo final de la negociación es rebajar del actual 25% al 15% los aranceles a los coches. La presidenta de la Comisión asegura que a los medicamentos se les aplicará también el 15%, aunque Trump lo negó al inicio de la reunión.
Además, Bruselas y Washington se comprometen a reducir a cero los aranceles para un número reducido de productos, como aviones y piezas de aviones, algunos químicos, semiconductores, algunos productos agrícolas no especificados (entre los que no está el vino) o materias primas críticas.
Ursula von der Leyen y Donald Trump se dan la mano para sellar el acuerdo mientras las delegaciones aplauden
En cuanto al aluminio y el acero, a los que Trump aplica ahora un arancel del 50%, Von der Leyen ha dicho que se establecerá un sistema de cuotas y se rebajará el recargo, pero no ha dado todos los detalles.
Mucho peor de lo esperado por la UE
El trato que ha logrado la Unión Europea sigue el modelo del que cerró Japón la semana pasada, pero es peor que el que obtuvo Keir Starmer para Reino Unido, que tiene un arancel general inferior del 10% aplicable también a los coches, hasta superar una determinada cuota.
Antes del regreso de Trump a la Casa Blanca, el tipo arancelario medio a ambos lados del Atlántico se situaba en apenas el 1%. En contra de lo que es normal en los acuerdos comerciales, el pacto alcanzado en Escocia aumenta los aranceles para la UE, mientras que los deja sin cambios para EEUU.
El acuerdo final está muy alejado de la propuesta original que le hizo Von der Leyen al de rebajar a cero de forma recíproca todos los aranceles a los productos industriales, incluyendo los coches. Y es mucho peor que lo que los negociadores de la UE esperaban hace apenas algunas semanas.
A la presidenta Von der Leyen se le ha visto muy incómoda durante la comparecencia conjunta con Trump
Sin embargo, la mayoría de Estados miembros se han resignado a aceptar esta solución desequilibrada para la UE con el objetivo de evitar un mal mayor: que Trump imponga un arancel general del 30% a todas las importaciones europeas a partir del 1 de agosto, tal y como amenazó en una carta a principios de julio.
Este recargo equivaldría a una prohibición total del comercio entre las dos orillas del Atlántico, según la Comisión Europea.
En Bruselas alegan que el acuerdo arancelario con Trump, aunque no responda a los objetivos que se había marcado inicialmente la UE, dará "estabilidad" y "previsibilidad" a las empresas y los consumidores a ambos lados del Atlántico, en lugar de los giros constantes de los últimos meses.
Reafirma la asociación transatlántica
Bruselas tampoco puede permitirse entrar en una guerra comercial total con Trump cuando todavía depende del paraguas de seguridad de EEUU, tal y como se puso de manifiesto en la reciente cumbre de la OTAN en La Haya.
De hecho, en el encuentro con Von der Leyen el presidente norteamericano ha vuelto a presumir de que allí consiguió que todos los aliados se comprometieran a aumentar el gasto en Defensa hasta el 5%.
"Este es un acuerdo entre las dos economías más grandes del mundo. Comerciamos por valor de 1,7 billones de euros al año. Somos un mercado de 800 millones de personas y representamos casi el 44% del PIB mundial. Solo unas semanas después de la cumbre de la OTAN, este es el segundo pilar que reafirma la asociación transatlántica", ha dicho la presidenta.
Desde abril, Estados Unidos aplica aranceles a alrededor de un 70% de las importaciones desde la UE. En concreto, un recargo del 50% al acero y aluminio comunitarios, una tasa del 25% a los coches y piezas de vehículos y una tarifa plana del 10% al resto de productos.
Tras el acuerdo entre Trump y Von der Leyen en Escocia, la UE desactivará las medidas de represalia que ya había aprobado para el caso de que la negociación acabara en fracaso.
Se trata de aranceles del 30% contra productos icónicos estadounidenses por valor de 93.000 millones de euros, que debían entrar en vigor automáticamente de forma progresiva a partir del 7 de agosto, pero que ahora van a paralizarse.