El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, habla durante el almuerzo de la Oficina de la Fe de la Casa Blanca en la Casa Blanca en Washington, D.C., Estados Unidos, 14 de julio de 2025.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, habla durante el almuerzo de la Oficina de la Fe de la Casa Blanca en la Casa Blanca en Washington, D.C., Estados Unidos, 14 de julio de 2025. Nathan Howard Reuters

Europa

Trump recurre a un 'plan B' con Putin: envía armas por primera vez a Ucrania y castigará a quien compre petróleo y gas a Rusia

Alemania y otros aliados europeos de la OTAN se comprometen a financiar el suministro de armas estadounidenses a Kyiv. Mientras, la Casa Blanca prepara sanciones "secundarias" contra los principales socios comerciales del Kremlin si Putin incumple el plazo de 50 días.

Más información: Zelenski elige a la negociadora del acuerdo de tierras raras con EEUU como nueva primera ministra de Ucrania

Publicada
Actualizada

Algo se mueve en Ucrania. Donald Trump amenazó ayer con aranceles del 100% a las exportaciones de Rusia y con gravámenes “secundarios” a los países que compren su gas y su petróleo siempre y cuando Vladímir Putin no alcance un acuerdo de paz en cuestión de cincuenta días. ¿A qué responde ese plazo?, le preguntó un periodista. “Creo que es un período de tiempo muy corto”, replicó el presidente de Estados Unidos. “No he estado involucrado en esto por mucho tiempo. Esta es una guerra de Biden, una guerra demócrata, no una guerra republicana ni una guerra de Trump”.

La jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Kaja Kallas, considera, sin embargo, que cincuenta días son muchos días. Putin podrá seguir atacando Ucrania con la impunidad con la que lo hace ahora, como mínimo, hasta principios de septiembre.

Existen ciertas dudas, además, sobre la efectividad de los aranceles a los productos rusos en un momento en que el comercio bilateral se ha desplomado como consecuencia de las sanciones. El pasado año, los intercambios entre Rusia y Estados Unidos ni siquiera sobrepasaron los 3.500 millones de dólares, según los datos oficiales. Nada verdaderamente significativo para las arcas de Moscú.

No existen dudas, en cambio, sobre la eficacia que pueden tener los aranceles a terceros países, capaces de golpear la línea de flotación de la economía rusa. Los hidrocarburos representan, de hecho, más del 60% de sus exportaciones y casi un tercio de sus ingresos.

La amenaza de Trump se inspira en la ley que los halcones republicano Lindsey Graham y demócrata Richard Blumenthal impulsan en el Senado. La propuesta contempla aranceles del 500% a los productos de los principales socios comerciales de Rusia. Socios como China, India y Brasil, miembros de los BRICS. Socios que, en estos tres últimos años y medio de guerra, han alimentado la maquinaria bélica del Kremlin.

En declaraciones a la cadena CBS, el propio Graham lanzó una advertencia contra “China, India y Brasil: están a punto de salir muy perjudicados si siguen ayudando a Putin”.

¿Punto de inflexión?

Cristaliza el cambio de estrategia de Trump para sentar a Putin en la mesa de negociación. La pasada semana, el mandatario estadounidense verbalizó su frustración con su homólogo ruso. Cada vez que conversan por teléfono siempre le regala buenas palabras que, reconoció, nunca se traducen en avances hacia el alto el fuego.

“Estoy decepcionado con el presidente Putin, porque pensaba que llegaríamos a un acuerdo hace dos meses, pero parece que no está ocurriendo”, confesó ayer. “Vuelvo a casa y le digo a la primera dama, 'sabes que hoy he hablado con Putin, hemos tenido una conversación maravillosa', y ella [Melania Trump] dice '¿en serio? Otra ciudad [ucraniana] acaba de ser atacada'”.

“Su cambio de postura era algo que ya se preveía”, traslada a este periódico Oleksiy Haran, profesor de Política Comparada en la Universidad Nacional de Kyiv. “Cuando Trump comenzó su presidencia intentando llegar a un acuerdo con Putin, los expertos le advirtieron: ‘No, Putin te va a engañar. Y quedarás como un perdedor’. Así que Trump tuvo esa experiencia: Putin le prometió cuatro veces detener la agresión y comenzar negociaciones. Pero al final todo fue violado. Así que Trump dijo basta”.

Por eso, el mandatario estadounidense aprobó enviar a Ucrania los ansiados Patriot, esenciales para defender el cielo de Ucrania de los drones y misiles rusos. Trump, que recibió por segunda vez a su admirador confeso, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, confirmó ayer desde el Despacho Oval que, por primera vez desde que regresó el pasado mes de enero a la Casa Blanca, enviará armas a Ucrania.

“Vamos a fabricar armas de última generación, y se enviarán a la OTAN”, declaró un Trump que estuvo acompañado por su vicepresidente, JD Vance, y sus secretarios de Estado y de Defensa, Marco Rubio y Pete Hegseth, este último algo más cariacontecido que su compañero de fatigas.

Donald Trump, JD Vance, Marco Rubio y Pete Hegseth se reúnen con Mark Rutte en el Despacho Oval de la Casa Blanca, en Washington, el 14 de julio de 2025.

Donald Trump, JD Vance, Marco Rubio y Pete Hegseth se reúnen con Mark Rutte en el Despacho Oval de la Casa Blanca, en Washington, el 14 de julio de 2025. Nathan Howard Reuters

Los Patriot que demanda Ucrania están incluidos en el paquete. Llegarán un total de diecisiete sistemas antimisiles de fabricación estadounidense. El mandatario estadounidense puntualizó, sin embargo, que no sería Washington el encargado de enviar directamente los sistemas, sino los países europeos. “Hoy hemos firmado un acuerdo por el cual les [a la OTAN] suministraremos armas, y ellos [los miembros de la alianza] pagarán por ellas”, apuntó.

Es decir, que Estados Unidos se limitará a vender el material a los aliados continentales de la OTAN, y los aliados continentales de la OTAN lo suministrarían a Kyiv. Una suerte de envío indirecto que coordinará la Alemania de Friedrich Merz.

“En realidad, el pago provendrá de activos rusos congelados y de los intereses generados por esos activos”, explica Haran en conversación con EL ESPAÑOL. “Entonces, Trump vendería esas armas a Europa, y Europa las entregaría a Ucrania sin coste, pero pagaría a Estados Unidos con esos intereses”.

“Algunos [Patriots] llegarán muy pronto, en cuestión de días... un par de países que tienen Patriots los intercambiarán y reemplazarán con los que ya tienen”, avanzó Trump ante un complacido Rutte que se limitó a añadir que “la rapidez es esencial”. “Aún no hay claridad sobre qué otras armas o equipos se suministrarán a Ucrania, pero mi impresión es que será un apoyo bastante significativo”, añade, en este sentido, el politólogo ucraniano.

“Rutte ha llevado ciertas formas de lenguaje demasiado lejos en la adulación, hasta un punto que ya entra en una zona... un poco extraña. Y probablemente innecesaria”, apuntaba Fabrice Pothier, exjefe de política de la OTAN durante las etapas del danés Anders Fogh Rasmussen y del noruego Jens Stoltenberg, en una entrevista con este periódico. “Puedes ser inteligente y hacer relaciones públicas sin perder cierta forma de lenguaje decente y digno”.

No obstante, los elogios de Rutte a Trump en el chat de Signal, que el mandatario estadounidense filtró en su plataforma Truth Social, parecen estar surtiendo efecto.

El presidente ucraniano Volodímir Zelenski no tardó en agradecer a Trump “su disposición a apoyar la protección de la vida de nuestro pueblo”. En paralelo, tanto él como su ministro de Defensa, Rustem Umerov, que será reemplazado por el actual primer ministro, Denis Shmihal, en la inminente remodelación del Gobierno, recibieron ayer en Kyiv al enviado especial de Trump para Ucrania, Keith Kellogg, con quien mantuvieron un encuentro “productivo” en el que hablaron de “reforzar la defensa aérea de Ucrania, la producción conjunta y la adquisición de armas de defensa en colaboración con Europa”. Una muestra de su nuevo grado de coordinación.