Vladímir Putin, ayer, ante periodistas y propagandistas en Moscú.

Vladímir Putin, ayer, ante periodistas y propagandistas en Moscú. Viacheslav Prokófiev Reuters

Europa

La UE busca romper todos los contratos de gas con Rusia y prohibir la compra de su petróleo para ahogar a Putin

El compromiso de Bruselas coincide con el desplome de los ingresos de Moscú por la caída del precio del crudo y con el aumento de las compras europeas de su gas licuado.

Más información: Putin se abre a congelar las líneas del frente actuales en Ucrania para satisfacer a Trump y presionar a Zelenski

R. Pons
Publicada

La Comisión Europea trabaja —como adelanta Reuters— en el diseño de un marco jurídico que permita a las compañías del continente rescindir los contratos de suministro de gas con empresas rusas sin tener que compensarlas por ello. También impedir que se firmen acuerdos privados de este tipo en adelante. La hoja de ruta estará lista, previsiblemente, a comienzos de mayo. En estos momentos los países de la Unión importan una quinta parte de su gas natural licuado (LNG) de Rusia, más que en 2024, aun cuando se comprometieron a reducir sus compras a cero.

Un alto cargo comunitario consultado por la misma agencia de noticias reconoce que, además, estudian vetar la firma de nuevos acuerdos para la compra de combustibles fósiles procedentes de Rusia para golpear con más contundencia una de las principales fuentes de financiación de la invasión de Ucrania.

Los europeos llevan más de tres años buscando las fórmulas para acabar con la dependencia energética de su principal enemigo. Buena parte del sacrificio está hecho. Los últimos datos disponibles muestran, sin embargo, un repunte llamativo. En 2024, las importaciones de gas ruso aumentaron un 18%, alcanzando los 45 millardos de metros cúbicos frente a los 38 del año anterior, según el informe anual de la organización Ember.

El incremento se ha concentrado en países como Italia, República Checa o Francia, y compromete el objetivo político —anunciado por la propia Comisión— de eliminar totalmente el gas ruso del mercado comunitario en 2027. Esta realidad indigna a muchos analistas. “Es un escándalo que la UE siga financiando al régimen de Putin en lugar de redoblar su apuesta por las renovables y la eficiencia energética”, denuncia Pawel Czyzak, uno de los autores del informe de Ember.

Bruselas afina su estrategia, pues, mientras el Kremlin busca que su sintonía con la Casa Blanca aligere las sanciones contra su economía, resentida por la pérdida del mercado europeo y del precio de los hidrocarburos. El Ministerio de Economía ruso, en un informe al que ha tenido acceso Reuters, prevé que los ingresos procedentes de las exportaciones de gas y petróleo caigan un 15% en 2025 respecto al ejercicio anterior. Es decir: 35.000 millones de dólares menos que en 2024.

El Banco Central de Rusia ya advirtió de que el país se resentirá en los próximos años, y la administración de Putin ha rebajado su previsión de producción para 2025 en unos diez millones de barriles diarios. Sólo el gas natural mejora sus perspectivas. El Kremlin espera exportar unos 90.000 millones de metros cúbicos en 2025, lo que significa un 30% más que en el año que declaró la guerra total contra Ucrania. Esta tendencia es, precisamente, la que Europa pretende revertir. El precio que paga a cambio de su seguridad es alto. El coste dobla, en muchos casos, el de Estados Unidos y China. La Comisión, en cualquier caso, sostiene que la hoja de ruta dañará más a Moscú que a los europeos.