
Mihai Popșoi, ministro de Exteriores de Moldavia, en el Hotel Canopy de Madrid. El Español
Mihai Popsoi, ministro de Exteriores de Moldavia: "Europa tiene todo lo que necesita para defenderse por sí misma"
Este joven diplomático tiene una misión por delante: echar a las tropas rusas de su país y entrar en la Unión Europea antes de 2030. El camino, sin embargo, está lleno de obstáculos.
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—Es una tragedia para la familia —aclara Mihai Popsoi, el ministro de Exteriores de Moldavia, en una ubicación bastante céntrica de Madrid—. Es una tragedia para todos los moldavos, por supuesto. Pero es el único muerto en más de tres décadas.
Era Nochevieja, de madrugada. Dos amigos se propusieron cruzar en coche el río Dniéster, la frontera natural entre la Moldavia controlada por Chisináu y la Moldavia ocupada. Vadim Pisari, al volante, pasó del lado occidental al oriental sin reparar en los puestos de control rusos, como si un conflicto congelado fuese lo contrario a la guerra.
—La mejor solución que un soldado ruso encontró para detenerlo fue dispararle.
Vadim murió con 18 años. Ahora tendría 31. Popsoi era casi tan joven como el último muerto del conflicto, y el asesinato ocurrió, además, a pocos kilómetros de su casa, en Vadul lui Vodă. Popsoi, sin embargo, levanta una barrera política entre el crimen y sus emociones. La misión internacional de paz, afirma, está funcionando. No es como en tantos otros sitios donde es un fracaso. Después de tantos años el ministro, como sus vecinos, quiere algo más de normalidad: acercarse a la orilla del río con el bañador y la sombrilla y la nevera y la tumbona, disfrutar de su propia Riviera sin pisar las huellas de los carros blindados ni pasear descamisado ante soldados con kalashnikovs en bandolera.
—No es el ambiente que elegirías para disfrutar de una margarita.
Tampoco es de lo más sexy para quienes están pensando si invertir en esta zona o en otra, sugiere. De modo que es el momento de probar con una atmósfera más respirable, de cambiar los militares por los policías, por ejemplo, y sobre todo, sobre todo, va llegando la hora de que la orilla oriental del Dniéster, lo que tiene Tiraspol por capital y se conoce en el mundo como Transnistria, quede despejada de los miles de soldados rusos y las toneladas de munición apalancados en el país desde los tiempos de la Unión Soviética. Aun cuando Moldavia es una república independiente, a pesar de los esfuerzos de Rusia para impedirlo, desde 1992.

Mihai Popșoi posa para la entrevista. El Español
Quizá le hagan más caso ahora, ministro, con las negociaciones en marcha para garantizar la paz en Ucrania.
No queremos hacer las cosas todavía más complicadas para los ucranianos. Quizá más adelante. Si las conversaciones avanzan en la dirección adecuada, será inevitable. Lo que se está discutiendo es una nueva arquitectura de seguridad para la región, así que entendemos que nuestros socios [las democracias occidentales] ya tienen la retirada de las tropas rusas en la cabeza.
No le quiero desanimar, pero Steve Witkoff [el inversor inmobiliario reconvertido en enviado especial de Trump para Ucrania] le está aconsejando a su presidente que reconozca los territorios ocupados como parte de Rusia.
Si lo hacen, sentarán un precedente peligroso. Hay realidades innegables, como la línea del frente. Pero, en el fondo, no creo que reconozcan esos territorios, como tampoco lo hicieron con Moldavia. Lo que esperamos, de hecho, es que las negociaciones dejen un terreno fértil para mejorar nuestra situación. Tenemos tropas y armas ilegales en la región de Transnistria, y ya es hora de que se vayan.
¿Ve la paz más cerca que hace seis meses?
Sí, sin duda. Pero ¿cómo de cerca? Eso es más difícil de responder. El Kremlin será muy duro, pero también esperamos que lo sean nuestros socios y que Ucrania obtenga una paz sostenible y duradera, no sólo un alto el fuego temporal. Una paz que dé estabilidad a la región a largo plazo. Las negociaciones serán difíciles, pero tenemos que ser optimistas. En Moldavia hay quien dice que la esperanza no es una gran estrategia. Pero, a menudo, la esperanza es lo más importante que tenemos, y nacen grandes cosas de la buena voluntad y la determinación.
"Los rusos trataron de secuestrar nuestra infraestructura electoral. No lo consiguieron"
Para el presidente Zelenski, la principal garantía de seguridad sería el ingreso de Ucrania en la OTAN. ¿Y para ustedes?
Para nosotros la cuestión es un poco más complicada. Moldavia es un país neutral y la entrada en la OTAN no está sobre la mesa. Los acuerdos bilaterales de defensa serían, sin duda, una buena opción para nosotros. Estamos hablando con algunos socios para hacerlo posible. Pero, francamente, la mejor garantía de seguridad para Moldavia sería una paz robusta en Ucrania. No hay otra garantía como esa.
¿Confía en los aliados europeos para esa tarea?
Sí, soy un firme creyente de que la Unión Europea tiene todo lo que necesita para defenderse, por su enorme PIB y por su enorme capacidad tecnológica y científica. El capital humano de Europa es incomparable. No sólo tiene el poder para defenderse, también lo tiene para proteger a sus socios y proyectar sus valores. Ahora sólo es cosa de mejorar la coordinación. Todo está ahí. Sólo necesitaba un pequeño empujón, y ese empujón son la guerra y Donald Trump, que pide más, y es justo que lo pida. Nosotros queremos formar parte de las discusiones y de las estructuras que se vayan formando. Que seamos neutrales no quiere decir que nos queramos indefensos.
¿Están recibiendo la ayuda necesaria de la Unión Europea para evitarlo?
Mucha, y de Estados Unidos, fundamentalmente para protegernos de los ciberataques. Ya sabe cómo fueron nuestras elecciones en noviembre. El riesgo de que los rusos intervinieran era inmenso, y de hecho trataron de secuestrar nuestra infraestructura electoral. No lo consiguieron. Invertimos lo suficiente y estábamos bien preparados. Vamos a seguir fortaleciendo nuestras defensas porque los ataques rusos son constantes. Contra mi ministerio, contra empresas estratégicas, contra instituciones estatales. Nuestros amigos holandeses, británicos, suecos, norteamericanos, nos están ayudando a pararlos. Estamos mucho mejor que hace unos años. Antes estábamos prácticamente indefensos.

Mapa político de Moldavia, con la distinción de Transnistria.
Cuando dice antes, ¿dice antes de la invasión a gran escala de Ucrania?
Piense que entonces nuestras capacidades eran muy, muy modestas. No es que seamos infranqueables ahora, pero la diferencia es tremenda. Nuestro mayor hito ha sido garantizar nuestra seguridad energética. Hace tres o cuatro años dependíamos totalmente de Rusia. Ya no, salvo Transnistria. El resto de Moldavia compra gas en el mercado internacional, y estamos construyendo líneas de alta tensión para conectarnos a la red eléctrica de Rumanía. Es decir: a la red energética europea. También estamos diversificando nuestras fuentes de energía. Estamos invirtiendo más en renovables. Hace tres años, representaban el 3% del mercado. Ahora, el 15%. A finales de este año deberíamos estar sobre el 20%. Nuestro territorio no es perfecto para el viento, ¿sabe?, pero para el sol es bastante bueno.
Lo que ocurre es que los ataques rusos a Moldavia no fueron sólo tecnológicos. Una periodista demostró, infiltrándose en una red mafiosa, que Rusia compró votos a escala industrial para su candidato.
Y admiro muchísimo a la joven reportera que lo hizo, Măriuța Nistor. Se infiltró con una cámara oculta y enseñó a todo el país las cantidades de dinero que manejan, las vulnerabilidades del sistema, los peligros para nuestra seguridad y nuestra democracia. Muchos compatriotas están pasando serios apuros. Es muy difícil competir con el dinero contante y sonante. Puedo ir aquí y allá para explicar a los votantes las reformas que estamos haciendo, las oportunidades de entrar en la Unión Europea, las generosas aportaciones que recibimos de nuestros amigos europeos. Pero, si alguien llega con cien euros dentro de un sobre, muchos están encantados de aceptarlo a cambio de darle su voto al representante ruso. Por pura necesidad.
Pero muchos otros los rechazaron.
Claro, y de hecho creo que esa investigación marcó un antes y un después. Muchos ciudadanos se dijeron: “Ese dinero me vendría muy bien, pero no estoy dispuesto a vender ni mi voto ni el futuro de mis hijos y mi país”. La investigación, en ese sentido, tuvo un efecto patriótico, y además metió más presión a los policías y los fiscales. Si una periodista podía recoger pruebas suficientes para abrir una investigación judicial, ¿por qué no iban a hacerlo ellos?
"Moldavia es una placa de Petri de la propaganda rusa. Lo que funciona en mi país, lo aplican en otros lugares"
Ministro, ¿qué se les da bien a los rusos?
Provocar divisiones y fracturas, y sobre todo explotar las que ya existen. Tocan los puntos sensibles de cada sociedad: cuestiones étnicas, lingüísticas, culturales, religiosas, ya sabe. Así que tenemos abrir esos temas, tratar nuestras vulnerabilidades, para no quedar más expuestos.
Póngame un ejemplo de su país.
El caso del ruso y los rusoparlantes. Tenemos que integrarlos, de lo contrario los dejamos en manos del Kremlin para que los manipule. Estamos valorando crear un canal de radiotelevisión pública en ruso para que los rusoparlantes —muchos de los cuales tienen buenas intenciones, quieren saber qué pasa en el mundo, qué pasa en Moldavia— puedan acceder a esa información en un idioma que entienden. Y aunque también los estamos ayudando a aprender rumano —lo cual es importante para que puedan integrarse bien económicamente, políticamente, socialmente—, especialmente a los más mayores, hay que ser comprensivos. Hay que ser, digamos, humanos. También financiamos cursos de rumano para rusoparlantes, y le aseguro que la demanda es enorme.
¿Y qué respuesta política reciben?
Políticamente no es fácil. Recibimos presión tanto de la extrema derecha como de la izquierda. Todos nos atacan. Puede que perdamos algo de apoyo temporalmente, pero si creemos que es lo correcto a largo plazo para el país, lo hacemos. Es necesario tener algo de coraje en la política, ¿no cree?

Mihai Popșoi, durante la entrevista en el Hotel Canopy de Madrid. El Español

Mihai Popșoi, durante la entrevista en el Hotel Canopy de Madrid. El Español
Ustedes ganaron las elecciones por los pelos. Pero luego llegó el escándalo de Georgescu en Rumanía: los tribunales tumbaron su victoria y los rumanos tendrán que votar de nuevo en mayo.
Soy optimista y creo que las instituciones rumanas saldrán bien paradas de las turbulencias. Pero debo confesarle algo. Durante años advertimos a nuestros socios sobre la amenaza de la injerencia rusa. Algunos nos creyeron, otros nos dijeron que éramos unos exagerados. Bien, ahora que ven lo que está ocurriendo en Rumanía, nos dicen: "Ah, es verdad: tenían razón". Y, entiéndame, no es que lo disfrutemos, pero es una forma de reivindicación de lo que veníamos diciendo. Así que estamos dispuestos a compartir nuestras experiencias con nuestros aliados, y tenemos mucho que decir sobre cómo combatir esta amenaza. Moldavia es como una placa de Petri de la propaganda rusa. Y lo que funciona en Moldavia —y han tenido mucho tiempo para probar y perfeccionar sus tácticas aquí—, lo aplican en otros lugares.
¿Qué sintió al desbloquear el teléfono y leer que Georgescu había ganado las elecciones?
Mire, estoy en condiciones de afirmar que soy un ciudadano bien enterado de lo que sucede en mi vecindario. Pero se lo prometo: no tenía ni idea de quién era este tipo. [Risas] ¡Ni idea! Y también soy ciudadano rumano, como más de medio millón de moldavos. Cuando me desperté y vi que recibió un 20% de los votos, me quedé de piedra.
"Si en nuestra vida real aplicamos la lógica de 'una persona, un voto', ¿por qué no en las redes sociales?"
Así que un completo desconocido se convirtió, de la noche al día, en un poderoso mártir.
Es que, lamentablemente, en los tiempos que corren, si mezclas un poco de manipulación en las redes sociales con una gran inversión puedes conseguirlo. Es muy peligroso. Me gustó, en ese sentido, la propuesta que hizo el presidente Pedro Sánchez en Davos. Me encantaría que se tomara en serio a nivel europeo. Planteó que se regularan las redes sociales para que haya una cuenta por persona. Es decir: puede elegir un nombre falso, llámese como quiera, pero tiene que haber alguien real detrás. Lo que tenemos ahora en línea, con todos estos bots, cuentas falsas y trolls, está destruyendo el espacio público, oscureciendo las bases del debate político. Es una propuesta que no sólo piensa en la seguridad de nuestras democracias, sino en la equidad ciudadana.
¿Qué quiere decir?
Piénselo. Si en nuestra vida real aplicamos la lógica de “una persona, un voto”, ¿por qué no hacer que el espacio digital sea “una persona, una voz”? En estos momentos, si eres un actor extranjero malintencionado, o una persona muy rica e influyente, puedes comprarte una voz mucho más potente a base de cuentas falsas, y eso distorsiona el debate público. Ya no eres una sola voz, puedes tener cien mil voces detrás de ti por disponer de los recursos materiales o institucionales. Necesitamos asegurarnos de que los espacios digitales reflejen los valores de equidad, justicia, transparencia y rendición de cuentas de nuestras sociedades. Cualquier país es vulnerable a lo que ocurrió en Rumanía, o en Moldavia, o en los Países Bajos.
Sabe que por pedir esta regulación para redes sociales como TikTok o como X [la primera responde ante China, la segunda es propiedad del mecenas trumpista Elon Musk] le van a acusar de atacar la libertad de expresión, ¿verdad?
No me importa. Hagas lo que hagas, siempre se te acusará de algo. La cuestión es tener el criterio suficiente para comprender si las acusaciones son justas o no. Y si no hiciera nada, me acusarían de apático. No hay escapatoria. Si sabes que algo es lo correcto para la sociedad, tienes que hacerlo. Y si de algo sabe la Unión Europea es de regulaciones [Ríe].

Mihai Popșoi, durante la entrevista en el Hotel Canopy de Madrid. El Español
¿Qué sería para ustedes entrar en la Unión Europea?
Un sueño. Si hay un deseo que tengo, es que los moldavos sean miembros plenos de la Unión Europea, que tengan la paz, la seguridad y la prosperidad que merecen.
Quienes llevan más tiempo en la Unión tienden a olvidar el valor de estar dentro.
Fíjese, la Unión Europea ha superado eventos muy traumáticos: el Brexit, crisis económicas, migratorias, sanitarias, la guerra. Ha salido adelante de todas con éxito. Pero necesita, de algún modo, recuperar su impulso. Y, al mismo tiempo, reivindicarse. Mientras haya países que quieran unirse, y mientras tengan una posibilidad creíble de hacerlo, todos saldremos ganando. Cada país que entra aporta gente nueva, motivada, trabajadora, que quiere demostrar su valía, crecer y beneficiarse de las oportunidades que se abren. Y que quieran entrar prueba el éxito de la Unión Europea: un proyecto de paz, cooperación y prosperidad.
Ahora ya tienen el mandato popular, validado por un referéndum. ¿Creen que lo conseguirán pronto?
Esperamos hacerlo lo más rápido posible. Hemos perdido tres décadas. Perdimos los años 90, cuando nuestros hermanos rumanos avanzaron en esa dirección. Perdimos los 2000, cuando nuestros amigos de los Balcanes comenzaron las negociaciones. Perdimos la década de 2010, cuando Croacia se unió. Queremos intentar ponernos al día, y tenemos todos los ingredientes para lograrlo. Contamos con un gobierno muy fuerte y comprometido con las reformas. Tenemos un gran apoyo de la sociedad. Y eso también quedó claro en el referéndum, a pesar de los intentos de sabotaje rusos. Los ciudadanos moldavos, tanto los que están en casa como los de la diáspora, votaron por el futuro en Europa. Nuestros amigos en Bruselas y en los estados miembros están muy comprometidos con nosotros, y ese apoyo es recíproco.
Así que...
Así que siempre que sigamos haciendo el trabajo difícil en casa, y siempre que estemos a la altura de las expectativas de nuestros ciudadanos y nuestros socios, podremos ser cautelosamente optimistas. Queremos empezar a negociar en tres o cuatro años, y luego ratificar la adhesión. Esta Comisión tiene un mandato de cinco años. Necesitamos terminar el proceso dentro de este mandato.
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