El presidente ruso, Vladimir Putin, se reúne con empleados y pupilos del fondo estatal Defensores de la Patria que apoya a los miembros del servicio ruso involucrados en el conflicto entre Rusia y Ucrania y sus familias, en Moscú, Rusia, el 6 de marzo de 2025.

El presidente ruso, Vladimir Putin, se reúne con empleados y pupilos del fondo estatal Defensores de la Patria que apoya a los miembros del servicio ruso involucrados en el conflicto entre Rusia y Ucrania y sus familias, en Moscú, Rusia, el 6 de marzo de 2025. Mikhail Metzel Reuters

Europa

El silencio de Putin le delata: el acuerdo de Zelenski y Trump para la tregua en Ucrania lo pone entre la espada y la pared

El Kremlin espera a conocer los detalles del alto el fuego de parte de la Casa Blanca para mover ficha, pero el mutismo evidencia la incomodidad de Putin por detener las hostilidades. 

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El silencio de Vladímir Putin es elocuente. El presidente ruso sigue sin decir nada, pero debe decidir en las próximas horas si acepta o no los términos del acuerdo de alto el fuego “inmediato” de 30 días que Estados Unidos y Ucrania le colocaron el martes encima de la mesa después de reunirse durante nueve horas en la ciudad saudí de Yeda, bajo los auspicios del príncipe heredero, Mohamed bin Salman, el arquitecto de la guerra en Yemen reconvertido en hombre de paz.

Las delegaciones estadounidense y ucraniana acordaron el cese de las hostilidades por tierra, mar y aire a expensas de la postura que adopte Rusia. Una tregua preliminar de un mes —como contemplaba el plan de paz del Elíseo— con posibilidad de prórroga, siempre y cuando Kyiv y Moscú así lo deseen. Los enviados de Trump también se comprometieron a reabrir los canales para compartir información de inteligencia con los servicios de seguridad ucranianos y reanudar los envíos de ayuda militar a Kyiv. Aunque las partes no rubricaron el pacto para la explotación de las tierras raras y los minerales críticos de Ucrania.

“Ahora tenemos que hablar con Rusia”, apuntó Donald Trump. Y hablar con Rusia significa hablar con Putin. “Si ellos [los rusos] dicen que no, entonces obviamente tendremos que analizarlo todo y averiguar cuál es nuestra posición en el mundo y cuáles son sus verdaderas intenciones. Creo que si dicen que no, nos dirá mucho sobre sus objetivos y su forma de pensar”, deslizó el secretario de Estado, Marco Rubio, presente en la mesa de negociación de Yeda, cuyo mensaje resonó con fuerza en Moscú.

“Creo que Rusia aceptará con garantías de Estados Unidos sobre los parámetros del acuerdo de paz con Ucrania, que EEUU también apoyará, o con algunas otras concesiones importantes por parte de la Administración Trump, como el levantamiento parcial de las sanciones”, vaticina Oleg Ignatov. “Rusia cree que se encuentra en una posición de ventaja. En consecuencia, cualquier acuerdo estará condicionado a que entiendan que pueden asegurar de alguna manera su ventaja”, añade el analista ruso del International Crisis Group en conversación con EL ESPAÑOL.

“Podrían ponerse de acuerdo para no parecer aguafiestas y luego no acatar el alto el fuego”, anticipa, menos optimista, Simon Schlegel. “La línea del frente es muy larga y no hay vigilancia independiente. Muchas cosas pueden salir mal y será muy difícil verificar qué bando ha violado el alto el fuego”, advierte el analista del Zentrum Liberale Moderne de Berlín en declaraciones a este periódico. En este sentido, Ignatov recuerda que las partes se comprometieron a discutir la forma de supervisar que el alto el fuego, en caso de acordarse, se cumple.

De hecho, Rubio habló de la posibilidad de monitorizar la tregua a través de los satélites. “Estamos hablando de momento de un alto el fuego temporal, por supuesto que será difícil para ambas partes respetarlo. Pero para hacerlo, es necesario que las tropas se replieguen con normalidad”, subraya Ignatov.

“Washington está poniendo a Moscú ante una difícil disyuntiva, dejando claro que su disposición a aceptar la oferta de tregua determinará las futuras relaciones con Estados Unidos. Por su parte, Moscú no rechaza, pero tampoco acepta la propuesta de Washington, esperando llegar finalmente a un acuerdo de paz en términos rusos, no estadounidenses”, recoge el diario ruso Kommersant, siempre afilado.

Mientras, Putin sigue escrutando las declaraciones de los negociadores estadounidenses y ucranianos en Yeda. Pero el presidente ruso no moverá ficha hasta conocer los pormenores del acuerdo, que, según trascendió el martes, contemplan concesiones territoriales por parte de Kyiv. Un “elemento disuasorio”, en palabras de Rubio, para evitar que Rusia decida atacar de nuevo. “Ucrania no reconoce los territorios ocupados por la Federación Rusa como territorios rusos. Estas son nuestras principales líneas rojas”, repuso, sin embargo, Zelenski.

Cumbre Putin-Trump

Según el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, los emisarios de Trump informarán “estos días” de los detalles del acuerdo a Moscú “a través de diversos canales sobre los detalles de las conversaciones y los entendimientos alcanzados”. “Tampoco descartamos que pueda surgir el tema de una conversación telefónica de alto nivel. Si surge tal necesidad, se organizará muy rápidamente”, añadió en rueda de prensa Peskov. “Los canales disponibles para el diálogo con los estadounidenses permiten hacerlo en un plazo bastante breve”.

El martes, Trump anunció que se pondría en contacto con Putin y que sus emisarios volverían a reunirse con los rusos tan pronto como esta semana. Quiere el mandatario republicano pisar el acelerador. Según adelantó el digital Axios, Putin recibirá en los próximos días en el Kremlin al enviado especial de Trump para Oriente Próximo, Steve Witkoff. El inversor inmobiliario neoyorquino, viejo amigo de Trump, ya viajó a Moscú a principios de febrero para negociar la liberación del profesor estadounidense Mark Vogel, condenado a 14 años de cárcel en Rusia por tráfico de drogas. A cambio, Witkoff facilitó la devolución del criminal ruso Alexander Vinnik, acusado de blanquear dinero en EEUU a través del mercado de las criptomonedas.

Entre la espada y la pared

¿Qué opciones tiene Putin? “1) Dejar de disparar y empezar a negociar 2) Rechazar el alto el fuego y seguir luchando sin negociar 3) Intentar seguir negociando mientras se sigue luchando 4) Fingir que se acepta el alto el fuego pero no cumplirlo y culpar a Ucrania”, resume Schlegel a preguntas de este periódico.

“Recibí algunos mensajes positivos, pero un mensaje positivo no significa nada”, anticipó ayer desde el Despacho Oval el propio Trump, que considera la implementación del acuerdo de tregua esbozado en Yeda como “la solución del 75% del problema”. “Si Rusia lo acepta, por supuesto, estamos dispuestos a trabajar sin descanso en los preparativos, a negociar la siguiente fase, porque, por supuesto, este es solo el primer paso”, declaró la mano derecha de Zelenski, Andrey Yermak, presente en la mesa de negociación de Yeda.

En caso contrario, Zelenski espera medidas contundentes de la Casa Blanca contra el Kremlin. “Aún no tengo los detalles, pero se habla de sanciones y de un mayor [apoyo] a Ucrania”, deslizó ayer el mandatario ucraniano.

El presidente de EEUU, Donald Trump, se sienta cerca del vicepresidente JD Vance

El presidente de EEUU, Donald Trump, se sienta cerca del vicepresidente JD Vance Evelyn Hockstein Reuters

Haga lo que haga Putin, Trump seguirá siendo impredecible. Un extremo que confirman sus constantes bandazos en Ucrania. No parece haber una política definida detrás de sus decisiones, y si es así, lo oculta bien.

El presidente de Estados Unidos adoptó la retórica del Kremlin sobre los motivos de la invasión, llamó “dictador” a Zelenski, exigió la convocatoria de elecciones en Ucrania —“las elecciones en Ucrania se celebrarán cuando acabe la guerra y se cancele la ley marcial”, reiteró ayer el propio Zelenski— y le abroncó a la vista de todos en el Despacho Oval, con la asistencia inestimable del vicepresidente JD Vance, el miembro más prorruso de la Administración Trump sin contar a Elon Musk.

Trump también evitó proporcionar garantías de seguridad a Ucrania en el acuerdo para explotar la mitad de sus recursos naturales, suspendió los envíos de ayuda militar a Kyiv y dejó de compartir información de inteligencia con sus fuerzas armadas. El mandatario republicano, sin embargo, amenazó días después con endurecer las sanciones contra Moscú e imponer aranceles a los productos rusos en caso de que Putin no se sentara a negociar.

Con todo, Trump ha ejercido mucha más presión sobre Zelenski que sobre Putin. Algo que volvió a quedar demostrado cuando un periodista le preguntó ayer si había alguna medida que pudiera adoptar para forzar a Rusia a aceptar el alto el fuego de 30 días. “Puedo hacer cosas financieramente que serían muy malas para Rusia. No quiero hacer eso porque quiero conseguir la paz”, contestó Trump.

Adiós a Kursk

Mientras Putin sopesaba su respuesta al acuerdo de tregua, sus tropas cercaron las posiciones de los cerca de 1.000 soldados de élite ucranianos desplegados desde agosto del pasado año en la región fronteriza de Kursk. La bandera rusa volvió a ondear en Sudzha, la capital del óblast, según las imágenes difundidas por los canales rusos. Confiado en el éxito de la operación, y ataviado con uniforme militar, algo poco habitual, Putin se desplazó ayer por primera vez al puesto de mando de Kursk para recibir el informe de situación de Valeri Guerásimov, jefe del Estado Mayor ruso.

La contraofensiva rusa necesitó de la llegada de más de 10.000 soldados norcoreanos, según las estimaciones del Pentágono, pero no consiguió avances significativos hasta que la Administración Trump dejó de compartir información de inteligencia con Ucrania. Siete meses después, las tropas de Zelenski se vieron abocadas a emprender una retirada parcial, no total, según explicó a la cadena de televisión Espreso el diputado Roman Kostenko. “El mando militar ucraniano está haciendo lo que debe hacer: preservar al máximo la vida de nuestros soldados”, explicó, en este sentido, el presidente ucraniano, que está cerca de perder una importante baza de negociación.