¿Podría (y debería) Canadá convertirse en miembro de la Unión Europea? Los motivos por los que no sería una locura

¿Podría (y debería) Canadá convertirse en miembro de la Unión Europea? Los motivos por los que no sería una locura Unión Europea

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¿Podría (y debería) Canadá convertirse en miembro de la Unión Europea? Los motivos por los que no sería una locura

El país norteamericano y el bloque comparten valores, y hay quien sugiere que su unión podría ser económicamente beneficiosa para ambos. 

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Jara Atienza
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¿Qué pasaría si Canadá se uniera a la Unión Europea? Este es el escenario que el columnista Stanley Pignal planteó a principios de año en un artículo publicado en The Economist. En su texto, Pignal expone una serie de razones por las cuales la adhesión del país norteamericano al bloque europeo sería un auténtico win-win. La primera, como era de esperar, es que ambas partes estarían mejor preparadas para enfrentar los desafíos que representa el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, especialmente en lo que respecta a los aranceles. 

"Tanto Europa como Canadá podrían estar en busca de alianzas más sólidas", señala el autor. Y lo cierto es que, lejos de calificar la idea de descabellada, hay voces que han abrazado esta opción, como Normando Smith, un ex portavoz de la embajada canadiense en París, o el ex vicecanciller alemán Sigmar Gabriel. Sobre todo desde que la relación con Estados Unidos ha comenzado a enturbiarse en ambos lados del Atlántico.

Nada más llegar al poder, Trump bromeó con que Canadá debería convertirse en el estado 51 de EEUU. Y este mismo sábado, apenas 15 días después de jurar el cargo, ordenó imponer a Canadá aranceles del 25% a todas las importaciones, a excepción de un 10% para productos vinculados a la energía como el petróleo, el gas y la electricidad -que son adquiridos a gran escala en las zonas de los Grandes Lagos, el Medio Oeste y las Montañas Rocosas-. Como respuesta, el Gobierno de Justin Trudeau marcó 1.256 productos -el 17% de lo que compran a EEUU- que incluían el zumo de naranja, la mantequilla de cacahuete, el vino, las motocicletas o los cosméticos, según recoge Javier Collado en este periódico

Pese a que las sanciones han sido pospuestas un mes tras una conversación in extremis entre Trump y Trudeau, las medidas supondrían un duro golpe para la economía canadiense. De hecho, según un informe del Banco de Canadá, de llevarse finalmente a cabo, el impacto de estos aranceles podría reducir el PIB del país un 2,4% en el primer año de su entrada en vigor.

Por su parte, la Unión Europea tampoco sale indemne. Y es que aunque aún no ha anunciado ninguna medida concreta, Trump sí ha asegurado que pondrá gravámenes al bloque comunitario porque, según él, "ha tratado muy mal a EEUU". No es algo menor: las relaciones económicas entre EEUU y la UE representan casi el 30% del comercio mundial de bienes y servicios y el 43% del PIB mundial. 

Ursula von der Leyen y Donald Trump, en su encuentro en el Foro de Davos de 2020

Ursula von der Leyen y Donald Trump, en su encuentro en el Foro de Davos de 2020 Europa Press

Ante este escenario internacional convulso, Pignal defiende que la UE debe invitar a Canadá a convertirse en su miembro número 28. Es cierto que el Artículo 49 del Tratado de la Unión Europea reserva la posibilidad de adhesión a los "Estados europeos" siempre "que respeten y se comprometan a promover la dignidad humana, la libertad, la democracia, la igualdad, el Estado de Derecho y el respeto de los derechos humanos, incluidos los derechos de las personas pertenecientes a minorías".  Pero el periodista alega que los canadienses son "europeos honorarios" por sus valores compartidos.

Se refiere a aspectos históricos y culturales. Como que por Canadá pasaron varios grupos de colonos del Viejo Continente (principalmente franceses y británicos) o que tanto europeos como canadienses confían en el funcionamiento de los mercados moderados por los Estados de bienestar. "Sus gobiernos ofrecen tratos similares a los ciudadanos: impuestos altos, política parlamentaria desordenada y buenos niveles de vida para casi todos. Ambos comercian abiertamente, se preocupan por el calentamiento global y detestan las armas, la pena de muerte y la agresión rusa", detalla Pignal. 

Además de estas similitudes, que podrían llegar a justificar una posible incorporación de Canadá al bloque, los beneficios que ambas partes podrían obtener serían significativos. El columnista de The Economist sugiere que Canadá es un país vasto y con numerosos recursos naturales, pero con relativamente poca población, mientras que la UE es pequeña, abarrotada y pobre en minerales. En este sentido, Canadá podría ofrecer a la UE acceso a recursos estratégicos escasos en el continente y, por su parte, Canadá podría sacar partido al acceso al mercado laboral altamente cualificado de Europa y reducir su dependencia de Estados Unidos.

Hacia una mayor cooperación

Lo cierto es que al final de su artículo, Pignal confiesa que lo más probable y realista es que la UE siga insistiendo en que es para los europeos y que Canadá no quiera nunca sumarse a una unión aduanera que ponga en peligro los lazos con su vecino más próximo. Pero eso no quita que ambos puedan ("y deban") aumentar su cooperación en vista de la agresiva política exterior que Trump promete aplicar en los próximos cuatro años. 

En septiembre de 2017 se firmó el Acuerdo Económico y Comercial Global (CETA, por sus siglas en inglés) entre la Unión Europea y Canadá orientado recortar los aranceles y facilitar la exportación de bienes y servicios. No obstante, está en vigor de manera provisional, lo que significa que muchas de sus disposiciones no se aplican. Seis años después, algunos Estados miembros de la UE aún no han ratificado el acuerdo, lo que impide aplicar plenamente disposiciones clave, como la de promover las inversiones.