António Costa durante la cumbre de líderes europeos.

António Costa durante la cumbre de líderes europeos. Reuters

Europa

La otra batalla de António Costa: limpiar su nombre a tiempo para ser presidente del Consejo Europeo

El que fue primer ministro de Portugal durante ocho años dimitió el pasado noviembre por un caso de corrupción que manchaba a su gabinete. 

31 marzo, 2024 04:10

António Costa ha pronunciado ya su segundo adiós. El primero lo dijo el pasado 7 de noviembre, cuando anunció su dimisión tras ocho años como primer ministro de Portugal. Una decisión tomada sin dilación después de que un escándalo de corrupción salpicase a algunos de los miembros de su gabinete. El segundo se escuchó este miércoles en Bruselas, en las sedes de las instituciones europeas. 

Antes de que arrancase el Consejo Europeo de primavera, que reúne a los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete, el político luso tuvo un encuentro con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Luego visitó a la vicepresidenta responsable de Competencia, Margrethe Vestager y a los comisarios de Economía, Paolo Gentiloni, y de Trabajo y de Asuntos Sociales, Nicolas Schmit.

Las citas no acabaron ahí: Costa también se reunió con la presidenta del Parlamento Europeo, Roberto Metsola, y tuvo conversaciones con el canciller alemán Olaf Scholz, y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, antes de abandonar la capital belga. 

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Esta ronda de contactos tenía un objetivo principal: despedirse y dar las gracias a todos aquellos con los que llevaba casi una década trabajando. "Un día intenso", dijo Costa sobre su maratoniana jornada de despachos. Y es que ese mismo día, el presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa, había nombrado a Luís Montenegro, líder de la coalición de derechas Alianza Democrática (AD) y ganador (por los pelos) de las legislativas del pasado 10 de marzo, nuevo jefe de Gobierno. Eso dejaba a Costa con la única misión de facilitar el traspaso de poderes a su sucesor. 

Sin embargo, detrás del tour de despedida del líder luso hay otras motivaciones: recordarle a sus compañeros que sigue siendo el candidato ideal para ser el nuevo presidente del Consejo Europeo. Un puesto que actualmente lo ocupa Charles Michel, que dejará el cargo tras las elecciones al Parlamento Europeo que se celebran entre el 6 y el 9 de junio

Charles Michel en la cumbre de líderes europeos en marzo de 2024.

Charles Michel en la cumbre de líderes europeos en marzo de 2024. Reuters

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Aunque al ser preguntado por los periodistas sobre si aspiraba a ser el sustituto de Michel, Costa no ha dicho ni sí ni no ("no quiero adentrarme en especulaciones", ha indicado), lo cierto es que su nombre sigue resonando con fuerza como uno de los favoritos. Entre otras cosas porque está muy bien valorado por líderes europeos muy alejados entre sí, como el presidente francés Emmanuel Macron o el primer ministro húngaro Viktor Orbán. Algo que constata su talento negociador y su habilidad para llegar a acuerdos con mandatarios de muy distinta sensibilidad.

Así, lo único que podría apartar a Costa de la Presidencia del Consejo sería una acusación formal de corrupción. Y aún así tendría tiempo hasta las elecciones europeas de junio e incluso hasta después del verano para conseguir limpiar su nombre. Juega a su favor que la investigación por supuestas irregularidades en negocios del litio, el hidrógeno verde y en un centro de datos parece haber ido perdiendo consistencia. 

Ésta se hizo pública hace ya cinco meses, pero desde entonces el Ministerio Público portugués no ha presentado ninguna acusación formal contra Costa ni ha dado más detalles sobre en qué consisten las pesquisas en su contra. Varios días después de que la policía irrumpiera en el Palácio de São Bento, en Lisboa, el juez puso en libertad a los detenidos -entre ellos al entonces jefe de Gabinete, Vítor Escária- y calificó las sospechas de corrupción de "vagas" y "genéricas", y dejó claro que sólo veía indicios de tráfico de influencias.