Europa

Envenenado, encarcelado y muerto en prisión: Alexéi Navalny, el opositor que vivió desafiando a Putin

El disidente ha fallecido este viernes en la colonia penal ártica en la que cumplía una condena de 30 años. 

16 febrero, 2024 15:03

Alexéi Navalny (Unión Soviética, 1976) nunca tuvo miedo a mirar de frente a la muerte. En la última década, el mayor opositor que ha tenido jamás el régimen de Vladímir Putin fue arrestado más de una decena de veces, sobrevivió casi milagrosamente a un intento de asesinato y aceptó con resignación heroica una larga condena "por extremismo" que él sabía perpetua. 

Abogado de profesión, Navalny ha fallecido este viernes a los 47 años en una cárcel del círculo polar ártico a donde fue trasladado en secreto por las autoridades rusas el pasado diciembre. Ha sido la oficina central del Servicio Penitenciario Federal de Rusia la que ha dado la noticia, que todavía no ha sido confirmada por el equipo del disidente que llegó a convertirse en el enemigo número uno del autoritario presidente ruso. 

Su carrera política comenzó con la entrada en el nuevo siglo, cuando se unió al partido liberal Yábloko, del que fue expulsado por sus ideas nacionalistas. El ostracismo, sin embargo, le duró poco: en 2008 se dio a conocer a través de un rudimentario blog primero y un canal de YouTube después, en los que denunciaba y documentaba (con pruebas en la mano) numerosos casos de corrupción relacionados directamente con el Kremlin, sus miembros y empresas estatales como la gasística Gazprom.

['Polar Wolf Prison', la cárcel donde ha muerto Navalny: un infierno ártico para los enemigos de Putin]

Carismático, irónico y divertido, Navalny supo canalizar a través de las redes sociales el descontento de una sociedad que ha visto cómo su bienestar y su calidad de vida se iban deteriorando a medida que el estancamiento económico se alargaba. En 2011, el joven activista concentró la irritación popular en las calles. Encabezó las protestas antigubernamentales que sacudieron el país antes y después de las elecciones parlamentarias de ese año en las que ganó, cómo no, Rusia Unida, la formación de Putin. "El partido de los criminales y ladrones", como la apodó públicamente Navalny. 

Después de la primera manifestación pasó 15 días en prisión, pero eso no le frenó. A él no. "Esto me han enseñado a no tener miedo", dijo en aquella ocasión.

Las imágenes de la vida de Alexei Navalny, el opositor que se convirtió en el enemigo número uno de Putin

Las imágenes de la vida de Alexei Navalny, el opositor que se convirtió en el enemigo número uno de Putin

Oposición y prisión 

Dos años después se lanzó a la alcaldía de Moscú y consiguió quedar segundo por detrás del candidato oficialista, Serguéi Sobianin. Una pequeña victoria política que pagó de nuevo con la cárcel, pero su condena por supuesta "malversación de fondos" fue anulada. A esa resolución le siguieron varias entradas y salidas de prisión (incluido un arresto domiciliario), una inhabilitación política y varias agresiones, como un ataque con líquido antiséptico verde que le provocó daños en el ojo. Sus organizaciones sin ánimo de lucro -la Fundación Anticorrupción y la Fundación Protección de los Derechos Ciudadanos- fueron prohibidas y desmanteladas.  

Sin embargo, cada vez que Navalny acababa entre rejas su popularidad se disparaba. Así, se convirtió no sólo en un incordio para el Kremlin, sino en una amenaza real para las élites políticas rusas y, concretamente, para el mandatario ruso, a quien se le atribuye una larga serie de muertes y desapariciones misteriosas de opositores... y figuras cercanas capaces de hacerle sombra. 

Muere en una cárcel remota del círculo polar ártico Alexéi Navalni.

La muerte de Navalny, que según los funcionarios de la prisión 'Polar Wolf Prision' (o IK-3) se produjo después de que el reo "se sintiera mal tras una caminata" y perdiese el conocimiento "casi de inmediato", sólo engrosa la lista letal de Putin. Y ahora sí, el líder ruso, que vuelve a presentarse a las elecciones presidenciales que se celebran el mes que viene, parece haber conseguido lo que tanto anhelaba: acabar con una de las únicas personas capaces de evidenciar su debilidad.

Envenenamiento con Novichok

En realidad, la paciencia de Putin con el movimiento opositor se acabó en 2020, año en el que intentó deshacerse definitivamente de Navalny. Durante un vuelo, el activista comenzó a sentirse indispuesto y el avión tuvo que aterrizar de emergencia en Siberia. Rápidamente, su equipo tomó la decisión de trasladarlo a Alemania para recibir atención médica fuera de Rusia. 

Posteriormente, varias investigaciones demostraron que Navalny había sido envenenado con un agente tóxico de la familia Novichok y que detrás del intento de asesinato estaba el Servicio Federal de Seguridad Ruso (FSB), el temido servicio de inteligencia ruso heredero de la KGB. "Putin ordenó mi asesinato", dijo el opositor tras despertar del coma. 

[Así es 'Navalny', el documental que Vladímir Putin no quiere que veas y está disponible en streaming]

Después de ese episodio Navalny podría haber optado por vivir en el exilio, pero escogió meterse en la boca del lobo. Literalmente. Ya recuperado del ataque químico, en 2021 volvió a Moscú, donde vivía con su mujer Yulia y sus dos hijos, para enfrentarse de nuevo a su adversario. Tan pronto puso un pie en el aeropuerto, Fue arrestado y condenado a casi tres años de cárcel por supuesto fraude. Nunca más volvió a salir en libertad. 

Uno tras otro se le fueron sumando cargos en procesos judiciales de dudosa legalidad. En total, estaba cumpliendo con un pena de 30 años de prisión. La última sentencia llegó el pasado verano, cuando el Tribunal Municipal de Moscú lo condenó a 19 años de prisión tras declararlo culpable de "promover el terrorismo", "financiar el extremismo" y "rehabilitar el nazismo" con sus organizaciones anticorrupción.