Uno de los edificios de Avdiivka que refleja el nivel de destrucción de la ciudad.

Uno de los edificios de Avdiivka que refleja el nivel de destrucción de la ciudad. María Senovilla

Europa

Rusia lanza en Avdiivka su ofensiva más mortífera en seis meses, aprovechando la atención sobre Israel

La ciudad del Dombás, donde las tropas del Kremlin están muriendo por miles desde hace días, se ha convertido en 'la nueva Bakhmut' para Putin.

22 octubre, 2023 02:23
Avdiivka

Las enormes letras metálicas, amarillas y azules, que dibujan el nombre de Avdiivka en la entrada de la ciudad se han convertido en el nuevo icono de la resistencia del Dombás. La valla da la bienvenida apuntalada con banderas de guerra, que dejan claro que aquello es una zona hostil. Y cuando el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Valerii Zaluzhnyi, va en persona para envalentonar a sus tropas –en plena ofensiva rusa– no se olvida de grabar el letrero metálico, y publicarlo después en sus redes sociales para dejar claro que el enclave resiste.

Lo que no resiste es la vida. “Quedan menos de 2.000 personas viviendo aquí”, explica Julia, la directora del hospital civil de Avdiivka. Viven sin electricidad, ni agua corriente, ni gas. "En el hospital hay ocho pacientes ingresados en este momento, y las evacuaciones son muy complicadas", explica mientras cruzamos el vestíbulo, completamente parapetado con sacos de tierra y sumido en la oscuridad.

El edificio aguanta en pie de forma milagrosa: sus muros parecen coladores de la cantidad de impactos de artillería que han recibido. "He perdido la cuenta de las veces que nos han bombardeado", dice Vitaly, uno de los terapeutas que continúa trabajando bajo las bombas junto con Julia y el resto del personal.

Vitaly, terapeuta del hospital de Avdiivka, muestra los restos de proyectiles rusos que caen constantemente contra el centro hospitalario.

Vitaly, terapeuta del hospital de Avdiivka, muestra los restos de proyectiles rusos que caen constantemente contra el centro hospitalario. María Senovilla

Para que lleguen suministros médicos a este hospital, los voluntarios se tienen que jugar la vida y repartir en medio de los ataques. Y cada vez son menos los que están dispuestos a hacerlo: las tropas rusas presionan ahora por dos flancos a la vez, y Avdiivka se ha convertido en el punto más caliente de la guerra de Ucrania.

Antes de la invasión, era un polo industrial dedicado a la transformación de minerales, donde residían unas 32.000 personas. Allí se encuentra la planta de producción de coque más grande de Europa –bombardeada por Rusia con misiles hace poco más de un mes– y varías acerías importantes.

Ahora, con la actividad industrial detenida, los residentes que se niegan a evacuar –algunos porque son demasiado mayores para empezar de cero, otros porque son abiertamente prorrusos–, dependen de los puntos de invencibilidad para sobrevivir. Se trata de lugares donde se reparte comida, medicamentos y se puede cargar el teléfono móvil. Uno de ellos está muy cerca del hospital.

Uno de los puntos de invencibilidad de Avdiivka, donde siguen trabajando para atender a la población civil.

Uno de los puntos de invencibilidad de Avdiivka, donde siguen trabajando para atender a la población civil. María Senovilla

Marina, cirujana de profesión, es su coordinadora. “Aquí asistimos a entre 100 y 150 personas al día”, explica mientras me muestra cómo tienen organizado el trabajo. Una docena de voluntarios se encarga de descargar la comida, clasificar medicinas y preparar café y platos calientes a diario.

La nueva Bakhmut 

En el punto de invencibilidad tienen listas con las necesidades de cada vecino, y aunque queda apenas un 5% de la población, las necesidades son muchas. En mitad de la conversación con Marina y sus voluntarios, una fuerte explosión sacude el edificio; las paredes tiemblan y se caen algunas cosas al suelo.

Al momento comienzan a bajar todas las personas que estaban descargando los suministros a pie de calle, incluidos varios militares ucranianos que confirman que nos están atacando y que no puede salir nadie de ahí hasta que ellos lo indiquen. La espera se hace eterna, hasta que por fin consigo salir de ese polvorín.

La valla con el nombre de Avdiivka se ha convertido en un símbolo de la resistencia ucraniana.

La valla con el nombre de Avdiivka se ha convertido en un símbolo de la resistencia ucraniana. María Senovilla

Es imposible no acordarse de Bakhmut durante los meses de febrero y marzo: el mismo nivel de destrucción, los puntos de invencibilidad como forma de supervivencia para la población civil y los incesantes bombardeos que se escuchaban cada pocos minutos. Avdiivka se ha convertido en la nueva Bakhmut.

Pero a diferencia de ésta, que acaparó la atención mediática internacional durante meses, el asedio de Avdiivka se está produciendo mientras el mundo mira hacia Israel. Y es que Rusia ha lanzado la ofensiva más potente que de los últimos seis meses tan sólo tres días después del ataque terrorista de Hamás, que ha reactivado el conflicto Israel-Gaza, captando toda la atención mediática.

El número de efectivos, armamento pesado, vehículos blindados y aviones de combate que el Kremlin ha movilizado durante las dos últimas semanas recuerda a los momentos más duros del cerco de Kiev. Y al igual que sucedió en Kiev, la operación no le está saliendo bien por el momento.

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Sólo durante los dos primeros días de ofensiva, Rusia perdió más de 1.000 hombres en Avdiivka, más de 30 carros de combate y numerosas piezas de artillería, sin conseguir ningún avance. Intentaron tomar las posiciones elevadas por el norte, alrededor de Krasnohorivka, y hacer una pinza ocupando el eje entre Vodyane y el aeropeuerto. Pero las fuerzas ucranianas se emplearon a fondo para repeler el ataque, causando una cantidad ingente de bajas personales y materiales.

Tanto es así, que una bloguera prorrusa llegó a postear desde la ciudad ocupada de Donetsk que se necesitaban urgentemente “miles de bolsas para cadáveres para los soldados, miles”, instando a sus seguidores a ayudar en la compra y distribución de las mismas.

Sin embargo, y a pesar de las enormes pérdidas de vidas y armamento, el asedio contra Avdiivka se mantiene en estos momentos –aunque los rusos atacan ahora sin apenas artillería, porque el Ejército de Zelensky ya ha destruido la mayor parte–.

La táctica rusa

En las imágenes aéreas, grabadas con dron, que se han publicado durante los últimos días se puede ver como saltan por los aires los blindados rusos, uno tras otro, envueltos en llamativas bolas de fuego y humo. Y se ha registrado también la destrucción de cinco aviones de combate. Todo en dos semanas.

La táctica rusa consiste en seguir lanzando columnas humanas –como si fueran trozos de carne– contra la artillería ucraniana. Pretenden avanzar gracias a la superioridad numérica, desgastando los arsenales ucranianos a fuerza de enviar hombres al matadero. Sin descanso.

En una ocasión, un combatiente ucraniano me dijo que la batalla de Soledar era como una escena de un videojuego de guerra contra los zombies: Rusia lanzaba a sus mercenarios de Wagner –drogados con éxtasis– contra las posiciones ucranianas, sin importar si estas tenían ametralladoras o artillería, y que los hombres caían por cientos antes sus ojos y los cadáveres quedaban amontonados.

Imagen de una de las calles de Avdiivka, donde el 5% de la población no quiere evacuar.

Imagen de una de las calles de Avdiivka, donde el 5% de la población no quiere evacuar. María Senovilla

Esta cruenta ofensiva tampoco le tiene que estar saliendo gratis a Ucrania, que no ha publicado ninguna cifra oficial al respecto. Sin embargo, y dado el paralelismo con las batallas de Bakhmut o Soledad, se puede presuponer que está costando muchas vidas y mucha munición. Aunque no sea comparable a las pérdidas rusas.

En el último mes, Rusia ha perdido seis veces más carros de combate que Ucrania, y el triple de artillería. Y es posible que veamos otra movilización de hombres obligatoria antes del invierno, a pesar de que se han publicado informes que señalan que las fábricas de la Federación Rusa empiezan a estar escasas de mano de obra por la cantidad de hombres que han reclutado para la guerra en Ucrania.

El Dombás vale más de lo que parece

El interés del Kremlin en Avdiivka no es algo nuevo. Ya en el verano de 2021, las fuerzas de ocupación rusas de Donetsk intentaron avanzar en su dirección. No es de extrañar, porque –al igual que el resto del Dombás– esta ciudad cuenta con una industria próspera que generaba un flujo económico importante.

Detrás del conflicto que arrancó en 2014 en esta parte de Ucrania, y que la propaganda del Kremlin ha intentado disfrazar de “guerra cultural y genocidio ucraniano contra los ruso hablantes”, en realidad está el dinero. La minería, la industria y los recursos energéticos de Lugansk y Donetsk.

Las ansias expansionistas de la Federación Rusa no son altruistas precisamente, y con la invasión de 2022, Putin ha conseguido anexionar Lugansk al completo y afianzar otros territorios en Donetsk, además de ocupar una franja de territorio que le ha permitido unir Moscú con Crimea y controlar el Mar de Azov.

Una voluntaria prepara café y comida caliente en uno de los puntos de invencibilidad de Avdiivka.

Una voluntaria prepara café y comida caliente en uno de los puntos de invencibilidad de Avdiivka. María Senovilla

Su intención inicial –lo llegó a decir un general del Kremlin en televisión– era unir Moscú con Transnistria (Moldavia), ocupando también Odesa y haciéndose con los puertos ucranianos del Mar Negro –y sus exportaciones–. Pero el Ejército de Zelensky, contra todo pronóstico, les cortó el paso en Mikolaiv y tuvieron que desistir en su idea de conquistar la Perla del Mar Negro.

Veinte meses después de que Putin invadiera Ucrania, a los intereses económicos y territoriales que han motivado esta guerra desde el principio, se suma la cuestión personal de que el Kremlin no puede asumir públicamente una derrota por parte de un Estado con un ejército y una fuerza –en teoría– insignificantes al lado de la Federación Rusa.

Y este enconamiento que va más allá, ahora sí, de sus intereses económicos está desangrando a los dos países. En Ucrania, el país invadido, duele más: ahora en sus tácticas militares se ve como intentan salvaguardar la vida de los combatientes. En Rusia, las vidas de sus compatriotas no importan demasiado, y las arrojan a la batalla como si fueran trozos de carne. Primero fue en Soledar, después en Bakhmut y ahora en Avdiivka.