Instante en el que un sofisticado Matrice 30T aterriza en la mano de uno de los efectivos de la unidad de drones de la 17 Brigada separada de tanques del Ejército ucraniano.

Instante en el que un sofisticado Matrice 30T aterriza en la mano de uno de los efectivos de la unidad de drones de la 17 Brigada separada de tanques del Ejército ucraniano. María Senovilla

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Los ojos de Zelenski en el cielo del Donbás: así trabaja una unidad de drones en Bakhmut

Ucrania pisa el acelerador para crear más unidades de estos dispositivos, un arma decisiva que puede cambiar el curso de la guerra.

9 abril, 2023 03:05
Bakhmut

Llevan el fusil atravesado en el pecho, pero deciden quién muere en el bando contrario mediante un control remoto. Un mando que recuerda a aquellos que hacían correr, por el pasillo de casa, los coches de juguete de cuando éramos niños. Pero ellos no son niños, son soldados ucranianos y trabajan a menos de un kilómetro de las tropas rusas en Bakhmut.

Tampoco pilotan coches de juguete, manejan drones de 11.000 euros capaces de ver más allá que el ojo humano. De localizar con precisión milimétrica un objetivo y sentenciarlo a muerte en cuestión de segundos. Da igual si se trata de personas, vehículos o carros de combate. Lo encuentran y transmiten en tiempo real sus coordenadas.

Con esas coordenadas, los ucranianos sólo tienen que hacen fuego en el lugar exacto, sin necesidad de enviar a ningún soldado en misión de exploración. Desde hace meses, en esta guerra no se concibe una operación de asalto sin el apoyo de los drones. Se han convertido en un arma decisiva para el Ejército de Zelenski. Para las tropas del Kremlin, también.

Un grupo de la unidad de drones de la 17 Brigada separada de tanques del Ejército ucraniano, apodados los “Búhos”, en la retaguardia de Bakhmut.

Un grupo de la unidad de drones de la 17 Brigada separada de tanques del Ejército ucraniano, apodados los “Búhos”, en la retaguardia de Bakhmut. María Senovilla

Ucrania está pisando el acelerador para crear unidades militares dedicadas exclusivamente a operar estos vehículos no tripulados. "Desde hace medio año se están multiplicando en todos los frentes de combate", explica Oleksander, el comandante de la unidad de drones a la que acompaño, los 'Búhos'.

Aunque la guerra en el Donbás empezó en 2014, estos vehículos no tripulados han cobrado protagonismo hace sólo unos meses. "Antes casi no se utilizaban, su uso se ha extendido después del inicio de la invasión", añade el comandante.

Los búhos ven en la oscuridad

La unidad pertenece a la 17 Brigada separada de Tanques de las Fuerzas Terrestres ucranianas, pero no se limita a trabajar sólo con carros de combate. Puede dar apoyo a posiciones de artillería de cohetes, morteros o cualquier otra arma con capacidad de ataque.

"Empezamos antes de que salga el sol, y nos quedamos en la posición que nos asignen hasta la tarde; y si la misión es nocturna, trabajamos toda la noche", relata el comandante. Su trabajo consiste en lanzar vuelos de exploración, marcar los objetivos que encuentran y corregir el fuego en el caso de que fallen a la primera.

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En una jornada pueden marcar entre 50 y 100 objetivos desde una sola posición, un indicativo de la intensidad de los combates en esta parte del Donbás. 'Los Búhos' llevan más de un mes trabajando a este ritmo en Bakhmut, pero antes operaron sus drones en el frente de Soledar, así que están acostumbrados.

La media de edad de la unidad –formada por 16 personas– no llega a los 30 años. Trabajan en grupos cuatro efectivos y, aunque todos saben hacer de todo, uno de ellos se encarga de conducir, otros dos de pilotar y siempre les acompaña un técnico que sabe reparar el dron.

Ruslan, Oleksander (arriba), Evgeny y Max (abajo) son los miembros de uno de los equipos especializados en drones que se están multiplicando en todos los frentes de combate de Ucrania.

Ruslan, Oleksander (arriba), Evgeny y Max (abajo) son los miembros de uno de los equipos especializados en drones que se están multiplicando en todos los frentes de combate de Ucrania. María Senovilla

Todos tienen experiencia militar previa a febrero de 2022, pero aseguran que les resultó muy fácil adaptarse al trabajo con drones. El comandante Olekasander, que tiene 24 años, se alistó en el Ejército hace cuatro. Antes de especializarse en drones, estuvo destinado en otras unidades.

Ruslan, el más mayor del grupo con 37 años, lleva sirviendo en el Ejército desde 2002. Ha estado destinado también en distintas unidades, y coincide con el comandante: "No es difícil aprender; yo, además de piloto, soy técnico".

También drones españoles

Todos ellos se forman en la región de Zhitomir y "en un mes ya estás capacitado para pilotar un dron", explican. Drones como el DJI Matrice 30T –de fabricación china– que zumba sobre mi cabeza mientras intento fotografiarlo.

Este cuadricóptero permite transmitir video en full HD en triple canal gracias a cuatro antenas integradas y conexión 4G. Además, está equipado con un sensor que avisa si se acerca otro vehículo no tripulado.

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"Es el más potente en su categoría", asegura Evgeny, el piloto. Cuesta más de 11.000 euros y posee cámaras termográficas que responden en climas adversos –como los que se experimentan en Ucrania durante los meses de invierno– haciendo posible trabajar a temperaturas de 20 grados bajo cero.

Todos los vídeos que circulan en redes sociales mostrando cómo se eliminan "objetivos rusos" están grabados con estos drones que, además de llevar cámaras angulares y zooms, pueden estar equipados con cámaras térmicas y telémetros láser que les permiten "ver" también de noche.

Evgeny sostiene en sus manos el control remoto con el que se pilota el dron durante las misiones que su equipo lleva a cabo en Bakhmut.

Evgeny sostiene en sus manos el control remoto con el que se pilota el dron durante las misiones que su equipo lleva a cabo en Bakhmut. María Senovilla

Junto a estos sofisticados drones, los 'Búhos' también trabajan con cuadricópteros modelo Valkyria –de fabricación española– que son mucho más baratos que los Matrice: no llegan a los 100 euros por unidad.

Al igual que el modelo chino, son capaces de grabar en 360 grados, pero pasan más desapercibidos. Es el soldado más joven de todos, Max, quien está especializado en pilotar Valkyrias. "Funcionan muy bien, aunque son más difíciles de operar", recalca.

Rusia convierte el cielo en un infierno

Pero los ucranianos no son los únicos que han perfeccionado el uso de drones en primera línea de combate. "La estrategia de ataque rusa con drones ha dado un giro importante desde noviembre hasta ahora", explica un soldado de la 30 Brigada de infantería, destacado en el frente de combate que discurre en dirección a Soledar. 

"Hasta hace unos meses, cada unidad rusa tenía uno o dos drones de reconocimiento, pero en las últimas semanas estamos viendo cambios importantes: ahora pueden emplear hasta cinco vehículos no tripulados en un sólo asalto, y son mucho más caros y sofisticados", detalla.

Dron modelo DJI Matrice 30T durante un vuelo en la retaguardia de Bakhmut.

Dron modelo DJI Matrice 30T durante un vuelo en la retaguardia de Bakhmut. María Senovilla

"Normalmente ponen tres en el aire, dos de observación que marcan el objetivo, y un dron suicida lo suficientemente grande como para dejar fuera de servicio un carro de combate o una pieza de artillería", sentencia.

Este cambio de estrategia de asalto por parte de las tropas del Kremlin coincide con los testimonios de varios soldados rusos que –a principios de abril– afirmaron vía Telegram que el suministro de drones estaba llegando a primera línea. "Ahora es posible solicitar y obtener un cuadricóptero del Mando de Operaciones en tan sólo una semana", decían.

Según estas publicaciones, en los almacenes rusos ahora mismo hay todo tipo de modelos de vehículos no tripulados, desde los ligeros DJI Mavic hasta los Enterprise y los Matrice 30T que usan las unidades especiales ucranianas.

El dominio del aire en el siglo XXI

Rusia, por tanto, estaría haciéndose con un arsenal de drones importante –comprado en su mayor parte al Gobierno chino, que no hace ascos en venderle a los dos bandos de esta contienda– y podría impulsar una especie de carrera armamentística de drones en la que nadie puede permitirse quedarse atrás.

Hace más de cien años que el general italiano Giulio Douhet predijo que el dominio del espacio aéreo sería la clave en las guerras del futuro. Cuando escribió El dominio del aire, en 1921, Douhet ni se imaginaba que habría aeronaves tripuladas por control remoto.

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Mucho menos imaginaba que un enjambre de estos pequeños cuadricópteros –que se pueden comprar por menos de 100 euros la unidad– llegaría a ser más decisivo que un caza de 100 millones de euros.

El bajo coste de los drones, su precisión a la hora de marcar objetivos –que permite ahorrar una munición que no le sobra a ninguno de los dos bandos–, y la capacidad de preservar vidas –ya que evita enviar soldados a misiones de reconocimiento– los convierten en la pieza clave para dominar el espacio aéreo en el siglo XXI.