Los restos de un tanque ruso T-72 destruido, asegurado en la aldea ucraniana de Dmytrivka, en las afueras de Kiev, se exhiben cerca de la Puerta de Brandenburgo. Febrero de 2023.  Foto de archivo.

Los restos de un tanque ruso T-72 destruido, asegurado en la aldea ucraniana de Dmytrivka, en las afueras de Kiev, se exhiben cerca de la Puerta de Brandenburgo. Febrero de 2023. Foto de archivo. Reuters Reuters

Europa

Giebel y Lenze, los activistas que instalan en las calles de Berlín trozos de la guerra de Ucrania

El pasado febrero colocaron a las puertas de la Embajada de Rusia en Berlín un tanque ruso modelo T-72 como protesta. 

7 agosto, 2023 03:58
Berlín

Wieland Giebel y Enno Lenze reciben a EL ESPAÑOL en el que parece ser su cuartel general. Es un búnker de la Segunda Guerra Mundial convertido en museo sobre la historia de Alemania: el Berlin Story. Desde aquí se han planeado las acciones cívicas que más han dado que hablar en el país desde que Rusia inició su injustificada guerra en Ucrania.

La primera de esas actuaciones fue situar, frente a la imponente Embajada de Rusia en Berlín, un tanque ruso modelo T-72 empleado en la invasión rusa contra Ucrania que resultó destruido en combate. Después ayudarían a colocar una ambulancia ucraniana tiroteada por soldados rusos junto al edificio de Reichstag, la sede del Bundestag.

Esa reivindicación, que implicaba ocupar "la calle más política de la historia de Alemania" -el céntrico bulevar de Unter den Linden- la llevaron a cabo el pasado febrero. Fue justo cuando se cumplía un año del inicio de la invasión rusa en Ucrania. Meses más tarde, el pasado julio, Giebel y Lenze ayudaron a traer la ambulancia ucraniana junto a otros grupos de la sociedad civil alemana.

Wieland Giebel y Enno Lenze en Berlín

Wieland Giebel y Enno Lenze en Berlín

"Lo más importante para nosotros era mostrar que estamos apoyando a los ucranianos, nosotros y el resto del mundo", dice a EL ESPAÑOL Wieland, de 73 años. "Sabíamos que, como tenemos cierta relevancia en Alemania, íbamos a generar atención con la idea de traer a un tanque frente a la Embajada de Rusia en Berlín", abunda, aludiendo a la misión que se dieron él y Lenze de traer un tanque ruso destruido hasta la capital alemana con el que mostrar desaprobación frente a los representantes de Moscú, por un lado, y, por otro, apoyo a la causa del país de Volodímir Zelenski.

"Llevar el tanque hasta la embajada no fue fácil", precisa Lenze, de 40 años, el otro de los responsables del Berlin Story. "Fue más fácil traerlo de Ucrania a Berlín: todo el mundo estaba a favor y había ayuda por todas partes, pero tuvimos dificultades para moverlo por la ciudad", sostiene Lenze, que se dedica, entre otras cosas, a visitar zonas de conflicto para hacer de reportero y activista.

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Las autoridades contra la iniciativa del T-72

Lenze y Giebel se toparon con unas autoridades locales muy reticentes a la hora de poner aquel tanque frente a la Embajada de Rusia. "Los políticos del distrito se opusieron. Nos dijeron que 'no' a hacer una instalación con el tanque porque no era 'arte' cuando nosotros decíamos que era una instalación. Nos dijeron que los ciclistas podían tener miedo al ver el tanque y tener accidentes, los conductores de coche, igual, ¡E incluso la gente que hace jogging!, Y luego alegaron que los refugiados sirios podrían revivir traumas al ver el tanque...", rememora Lenze.

La exhibición llegó incluso a los tribunales, que dieron la razón a este dúo germano de activistas. Al parecer, las reticencias de la política local a este tipo de acciones se explican, más bien, por caprichos personales. El distrito Centro de Berlín tiene a una política de Los Verdes, Almut Neumann, como responsable de Orden, Medio Ambiente, Carreteras y Espacios Verdes. Por motivos que Lenze y Giebel desconocen, ella nunca se puso en contacto con ellos. 

La actitud de Neumann es relativamente sorprendente. Entre otras cosas porque su partido, Los Verdes, forma parte de la coalición entre ecologistas, liberales y socialdemócratas que lidera el canciller Olaf Scholz y que ha realizado grandes cambios en materia de política exterior, seguridad y defensa a raíz de la guerra de Rusia contra Ucrania. Antes de la invasión rusa, Los Verdes se oponían al envío de armas a los ucranianos y a otras zonas de conflicto. Ya no es así.

Gran apoyo alemán a Kiev

De hecho, la ministra de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, y la parte liberal del Ejecutivo han sido dos fuerzas que han empujado al canciller Scholz a cambiar su inicial actitud cauta en materia de apoyo militar a Ucrania. Así, Alemania es hoy el país del Viejo Continente que más apoya militarmente a Ucrania, según las cuentas del Instituto para la Economía Mundial de Kiel (IfW, por sus siglas alemanas).

Esta institución mantiene un actualizado recuento de los compromisos militares y financieros internacionales de los países que están ayudando a los ucranianos frente a Rusia. Hasta 7.500 millones de euros en apoyo militar ha comprometido ya Alemania. Esto esmás que ningún otro país en Europa. De hecho, el único país que le supera es Estados Unidos, con 42.800 millones de euros, según las cuentas del IfW.

Ambulancia ucraniana tiroteada por soldados rusos

Ambulancia ucraniana tiroteada por soldados rusos

"Afortunadamente Los Verdes han cambiado. Con Annalena Baerbock, Alemania está llevado a cabo la política exterior que hace falta", estima Giebel. Pero en los políticos locales del distrito Centro, según este hombre de pelo cano y gran estatura, "están más interesados en hacerse fotos en guarderías, pasándole la mano por la cabeza a los niños o en inaugurar carriles bici", señala con ironía. De ahí que Giebel y compañía tuvieran que pasar por los juzgados para poder instalar su T-72.

Para su sorpresa, la política local Almut Neumann también argumentó en contra de la instalación del T-72 planteando que la iniciativa de Giebel y Lenze "ponía en peligro los intereses de la República Federal de Alemania (RFA)", recuerda el más joven de los responsables del Story Berlin. Jurídicamente, las autoridades políticas locales no tienen competencias sobre diplomacia o política exterior. Por eso también Giebel y Lenze se salieron con la suya.

Imágenes impactantes

Con la dura experiencia administrativa del tanque a sus espaldas, Giebel y Lenze asienten cuando se les pregunta si llevar la ambulancia tiroteada por los rusos durante los primeros compases de la invasión fue más fácil de colocar en el centro de Berlín, junto al Reichstag. "Desde lo del tanque estamos en contacto con la Embajada de Ucrania, a la que ayudamos en la acción de la ambulancia, que contaba con el apoyo de la presidenta del Bundestag y otras importantes representaciones diplomáticas", cuenta Giebel.

Para ellos es importante que Alemania vea este tipo de objetos de la guerra que libra Rusia contra Ucrania. Entre otras cosas, para recordar que en suelo europeo se libra una de las peores guerras desde la Segunda Guerra Mundial.

"Las imágenes que ofrecen a la población estos objetos son especialmente potentes", señala Giebel. "La ambulancia, por ejemplo, es un vehículo al que no se puede disparar en un enfrentamiento de una guerra, pero está severamente agujereado. Está claro que es un crimen de guerra", añade. "Un tanque y una ambulancia en el corazón de Berlín dejan unas imágenes tan impactantes que llegan a la gente", sostiene. 

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"A la gente hay que recordarles que la guerra sigue ahí, y no se puede decir un día sí y otro también: 'la guerra sigue'. Traer objetos como el tanque o la ambulancia permite hablar de la guerra como algo que está pasando, pero con nuevos motivos", añade Lenze.

El "miedo a Rusia"

Alemania, por tradición, ha contado con una política de cercanía con Rusia. Consecuencia de esa cercanía es también la larga dependencia alemana del gas natural ruso que el país abandonó finalmente a principios de este año. En 2021, el 55% del gas natural que importaba Alemania procedía de Rusia. 

Pero en la clase política alemana aún colean algunos reflejos del mundo precedente a la guerra, desatada desde hace ya casi un año y medio. "Cuándo pusimos el tanque, no recibimos el apoyo de políticos alemanes. ¿Donde está el problema en que haya políticos que digan que Rusia es un régimen malo? Aparentemente aún son muchos", plantea Lenze. "Yo creo que los políticos tienen miedo", apunta Giebel.

Más allá del embajador de Ucrania en Alemania, Oleksii Makeiev, Giebel y Lenze no vieron a políticos que les apoyasen, aunque hubiese "42 toneladas de protesta", según los términos que emplearon en el influyente diario Süddeutsche Zeitung para referirse al T-72 ruso destruido.

"Creo que debido al pacifismo que durante tanto tiempo ha impregnado la política alemana, con razón, ha sido difícil que los políticos se adapten a la nueva situación mundial, especialmente en el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) o la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y, en realidad, en todos los partidos”, estima Giebel, quien ahora respira con cierto alivio porque "la situación política en Alemania ha cambiado". "Ahora los políticos saben que en la población existe una absoluta unanimidad en que es necesario que Alemania apoye a Ucrania", dice este responsable del Story Berlin.

Para Giebel y Lenze, esta situación explica, por ejemplo, que el país haya acogido a cerca de un millón de refugiados ucranianos que han escapado a la invasión sin que se repita el malestar de la crisis de los refugiados de 2015 y 2016. Entonces llegaron a Alemania unos 1,5 millones de demandantes de asilo, especialmente procedentes de Siria.

Con el apoyo de la población, Scholz y compañía pueden seguir ayudando militar y económicamente a Ucrania. Desde el pasado mes de marzo, ese apoyo incluye la cesión a Ucrania de tanques Leopard, de fabricación germana. Tecnológicamente superiores a los T-72 rusos, se espera que esos tanques, fabricados por los grupos armamentísticos teutones Rheinmetall y Kraus-Maffei Wegmann, sirvan a los ucranianos en su actual contraofensiva.