Fotografía cedida de Facebook a El Español por el equipo del Gran Rabio de Kiev y Ucrania,

Fotografía cedida de Facebook a El Español por el equipo del Gran Rabio de Kiev y Ucrania, Moshe Reuven Azman

Europa

El Gran Rabino de Ucrania: "Putin es un disco rayado; si quiere desnazificar que empiece por Rusia"

A inicios de junio, Moshe Reuven Azman, uno de los líderes de la comunidad judía en Ucrania, estuvo en un punto de evacuación que las tropas rusas bombardearon en Jersón, entonces inundada tras la destrucción de la presa Nova Kajovka. En su conversación con EL ESPAÑOL, el religioso explica cómo ha llevado a cabo labores de ayuda humanitaria desde el inicio de una guerra que Putin asegura que empezó para "desnazificar el territorio".

2 julio, 2023 03:42

Un sombrero negro de ala ancha adorna la cabeza de Moshe Reuven Azman en un día corriente. Forma parte de la vestimenta judía y con él recibe a EL ESPAÑOL desde el otro lado de la pantalla. Sin embargo, a inicios de junio, cuando la presa de Nova Kajovka, en la región de Jersón (al sur de Ucrania), se hizo pedazos y el agua inundó decenas de localidades de la ribera del río Dniéper, el Gran Rabino de Kiev y Ucrania cambió el gorro tradicional por un casco militar

Junto con un grupo de voluntarios, se trasladó desde Kiev a las zonas afectadas para ayudar con las evacuaciones, muchas de ellas frustradas por los bombardeos de las tropas rusas. Equipado con un chaleco antibalas, grabó un vídeo en el que mostraba cómo la artillería rusa caía en uno de los puntos de evacuación. El New York Times verificó las imágenes, que dieron la vuelta al mundo como prueba de los crímenes de guerra que Rusia está cometiendo en Ucrania.

El rabino Azman es, hoy por hoy, uno de los líderes de la comunidad judía en el país. Esta representa una de las más grandes del mundo, aunque la cifra de los judíos que residen en el territorio baila entre las 250.000 y las 360.000 personas, según la institución que las calcule. El religioso compagina su deber como rabino con su labor de coordinador de la oenegé Mitzvah para Ucrania que él mismo fundó al inicio de la guerra.

Nació hace 57 años en la Unión Soviética. "En Leningrado, como Putin", detalla. Por eso, dice, cuando el presidente ruso lanzó su 'operación militar especial' en Ucrania, "no quería creer que Rusia, donde viví durante mis primeros 20 años de vida, nos estuviera atacando".

Tras estudiar varios años en Israel, Azman aterrizó en la capital ucraniana en 1995, cuando comenzó la restauración de la Sinagoga Brodsky de Kiev, que sirvió de teatro durante la época soviética. Desde allí, coordina ahora la ayuda humanitaria que se envía a distintas partes del país, entre ellas las zonas del sur, donde, reconoce, "la situación es crítica". 

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¿Qué hacía en Jersón durante las inundaciones? 

Fuimos a ayudar. Llevamos dos barcos, dos furgonetas Mitzvah, un todoterreno Sherp anfibio y equipos de emergencia, medicinas y comida. Cuando descargamos todo, nos dirigimos a una plaza que ya no era una plaza, sino un lago. Era una zona donde las autoridades sólo permitían entrar a los grupos de evacuación, a médicos o periodistas. 

Y allí empezaron los bombardeos.

Nada más llegar vi que la gente se tiraba al suelo. Comprendí que los rusos estaban atacándonos desde el otro lado del río. Nos habíamos convertido en su objetivo, porque estaban disparando directamente al punto de evacuación. La primera explosión no fue muy fuerte porque impactó en el agua. Pero luego vinieron más. Decidí grabar, en inglés, lo que estaba ocurriendo para denunciarlo al mundo, pero tuve que parar.  Empezaron a disparar, una vez tras otra. Nosotros nos movíamos, avanzamos y nos agachábamos. Las bombas caían muy cerca. 

¿Pasó miedo?

La situación se volvió bastante peligrosa, pero lo que yo viví es algo puntual. Para mucha gente es el pan de cada día. No sé, quizá después de la guerra escribo un libro [se ríe], pero a quienes hay que prestar atención ahora es a aquellos que siguen arriesgando sus vidas para ayudar a los demás a diario.

Su organización proporciona ayuda humanitaria por toda Ucrania. ¿Por qué va usted mismo a las misiones?

Por dos motivos. Primero, para hablar con la gente y ver con mis propios ojos lo que se necesita realmente. Para evitar lo que nos pasó hace unos meses, cuando nos llegó una donación, un camión con un solo tipo de medicina que nadie necesitaba. Y segundo, voy para garantizar que nada se pierda por el camino y nadie lo robe. 

¿Ha habido robos?

No muchos, pero a veces pasa. Recuerdo, hace ya tiempo, que la comida empezó a desaparecer de uno de los centros logísticos y tuvimos que poner seguridad.

¿Cómo se financia la ayuda?

Gracias a donaciones. La mayoría vienen de Israel, pero también de Europa. Ahora nuestros esfuerzos están centrados en conseguir recursos para Jersón. A otras zonas del frente, como Mykolaiv, donde las infraestructuras han sido muy dañadas, hemos llevado máquinas israelíes para convertir el agua del aire en agua potable con capacidad de generar 900 litros cada 24 horas. Tratamos de recaudar 80.000 dólares para llevar 10 máquinas. 

¿Cómo nació la organización Mitzvah para Ucrania?

Nació de la orden bíblica que dice que "no te quedes de brazos cruzados mientras tu vecino sangra". El inicio de la guerra me pilló en Anatevka, a las afueras de Kiev, cerca de Bucha e Irpin, donde en 2014 habíamos creado una aldea de refugiados para la comunidad judía. Cuando empezaron a llegar los tanques y helicópteros rusos, rápidamente entendimos que, por su localidad estratégica, la aldea podía ser un centro de operaciones desde el que coordinar los esfuerzos humanitarios para suministrar alimentos, mantas, etc. En los primeros días de la invasión, también nuestra sinagoga central en Kiev se convirtió en un gran refugio para miles de personas, judíos o no. Ayudamos con la evacuación masiva de más de 40.000 personas a través de la frontera con Moldavia. 

¿Cuál es su prioridad como Gran Rabino?

Mi prioridad es que Dios me ponga en el lugar adecuado en el momento adecuado. La Torá dice que cuando tienes personas que sufren debes recomponerte y ayudar en lo que puedas. Así que mi obligación y prioridad es actuar y salvar a la gente. 

Para justificar la invasión de Ucrania, el presidente ruso, Vladímir Putin, ha repetido en numerosas ocasiones que su objetivo es "desnazificar Ucrania". 

Es como un disco rayado. Una canción que lleva mucho tiempo sonando. Rusia no tiene que desnazificar el mundo, sino a sí misma. Si quiere desnazificar, que empiece por sí misma. En televisión, en los discursos, Putin dice ser antifascistas y llama nazi a todo el mundo: a Europa, España a Estados Unidos… hasta tú eres fascista. Pero en realidad, son los rusos los que están haciendo lo mismo que los nazis. 

¿De dónde cree que viene esa narrativa?

Del recuerdo de la Segunda Guerra Mundial. El Gobierno ruso dice querer repetir en Ucrania la victoria de entonces, que ni siquiera fue una victoria de la Unión Soviética contra los nazis, sino la victoria de una coalición de brigadas internacionales. No tiene lógica ninguna. Ucrania era un país democrático antes de la guerra: había libertad de expresión, libertad de religión… libertad, libertad, libertad. Desde la disolución de la URSS, hemos funcionado como un país real e independiente. Es más, hace cuatro años el 73% de la población escogió como presidente a Volodímir Zelenski, ¡qué es judío!

¿Hay antisemitismo en Ucrania?

Antisemitismo hay en todos los países, pero me atrevería decir que aquí es incluso más bajo que en Rusia. Si estuviésemos gobernados por nazis los judíos no habríamos vivido tranquila y cómodamente los últimos 30 años. Las autoridades rusas hacen creer a sus propios ciudadanos que se está llevando a cabo una desnazificación, pero es curioso que lo que hayan arrasado sobre todo sean localidades pacíficas en las que mayoritariamente se habla ruso, como Járkov o Mariúpol. 

¿En manos de quién cree que está poner fin a esta guerra?

Ucrania va a ganar con la ayuda de Dios. Todo el mundo, gobiernos, servicios secretos, etc. pensaban que no resistiríamos más de una semana, pero los ucranianos hemos resistido. Tenemos un ejército muy fuerte y unido. Pero creo está en manos de Occidente, a quien quiero agradecer su apoyo, ayudarnos más. Mi petición es que no se olviden ni se cansen de Ucrania, porque aquí la gente no lucha sólo por su familia o por su país, sino por los valores occidentales. Nosotros también somos Europa y esto no es sólo una guerra en Ucrania.  

Al inicio del conflicto, Israel adoptó una posición neutral en la guerra. Sin embargo, en los últimos meses parece haber cambiado de postura (aunque no oficialmente) y aumentado su apoyo a Ucrania. El ministro de Exteriores israelí, Eli Cohen, por ejemplo, visitó Kiev en febrero. Usted estuvo con él.

Estuve en Israel antes de las elecciones y me reuní tres veces con Benjamin Netanyahu antes de que llegara a ser primer ministro de nuevo. También me reuní con los líderes de los partidos de la coalición que estuvieron en el Gobierno anterior. A todos les dije que entendía que Israel estuviera siendo chantajeado por Rusia en Siria por la lucha conjunta contra Hezbollah, pero que tenían que ayudar más a Ucrania. Luego las reglas del juego cambiaron cuando Irán, que ha dicho abiertamente que quiere destruir el Estado judío y al pueblo judío, se convirtió en uno de los principales socios de Rusia. Los drones que bombardean cada noche Kiev y otras ciudades son iraníes. Sólo hay que ver quién es ahora amigo de Rusia: Irán, Siria, Corea del Norte, Bielorrusia... países en los que no hay derechos humanos. Ayudar a Ucrania es nuestra obligación humana y como judíos debemos contribuir para parar el genocidio que Rusia está cometiendo contra el pueblo ucraniano. Pero es que además a Israel le interesa enormemente.