Los soldados ucranianos con la 43.ª Brigada de Artillería Pesada disparan un proyectil desde un cañón autopropulsado 2S7 Pion, mientras continúa el ataque de Rusia contra Ucrania.

Los soldados ucranianos con la 43.ª Brigada de Artillería Pesada disparan un proyectil desde un cañón autopropulsado 2S7 Pion, mientras continúa el ataque de Rusia contra Ucrania. Reuters

Europa

¿Ganará Ucrania la guerra? Los cuatro escenarios que podemos esperar para 2023

El conflicto se ha convertido en "una guerra de desgaste" que se alargará en el nuevo año, en parte, porque ni Kiev ni Moscú están preparadas para pactar la paz. 

31 diciembre, 2022 20:17

A finales de 2021, sólo los servicios de inteligencia de Estados Unidos veían al presidente de Rusia, Vladímir Putin, capaz de invadir Ucrania. En enero de 2022, cuando más de 100.000 soldados rusos se desplegaron a lo largo de la frontera, el mundo comenzó a temer lo peor. Pero ni siquiera entonces se escucharon las advertencias procedentes del otro lado del océano y ahora, 2023 arrancará con una guerra abierta en suelo europeo que se ha cobrado ya más de 300 días del año y decenas de miles de vidas.

En estos meses, Ucrania ha superado todas las expectativas: ha logrado proteger Kiev, la capital, de la ocupación rusa, ha conseguido retener el apoyo internacional, y ha liberado una gran cantidad de territorios invadidos. Y, además de eso, sigue avanzando.

Hoy por hoy cualquiera se aventuraría a decir que Ucrania está ganando la guerra. El problema es que el temido invierno ya ha llegado y Rusia está reconstruyendo su desvencijado ejército mientras continúa bombardeando las infraestructuras energéticas del país, dejando a millones de personas sin electricidad, agua o calefacción.

Una mujer enciende una vela en su casa sin luz, en la región de Kiev, tras la oleada de ataques con misiles rusos.

Una mujer enciende una vela en su casa sin luz, en la región de Kiev, tras la oleada de ataques con misiles rusos. Emilio Morenatti GTRES

La guerra es hoy tan impredecible como lo era hace casi un año. Lo único que parece seguro es que no va a terminarse pronto. "Se ha convertido en un conflicto de desgaste, va para largo", sostiene Mira Milosevich-Juaristi, investigadora principal del Real Instituto Elcano experta en Rusia, que recuerda que la guerra de Bosnia, que era un país mucho más pequeño, duró tres años.

Acuerdo de paz o armisticio

La contienda va a dilatarse, en parte, "porque ni Kiev ni Moscú están preparados para negociar la paz", aclara Milosevich-Juaristi a EL ESPAÑOL. Eso hace que el primer escenario posible, el de un acuerdo de paz, sea también el menos probable. Al menos a corto plazo.

Vladímir Putin y Volodímir Zelenski han reiterado su disposición a sentarse en la mesa de negociación. Pero cada uno lo ha hecho exponiendo sus condiciones. El primero exige que se reconozca la península de Crimea, anexionada ilegalmente en 2014, y las cuatro provincias ucranianas incorporadas ilegítimamente en verano como parte de Rusia. El segundo, en cambio, pide la retirada de las tropas rusas de todo el territorio, sin excepción. Hasta hace poco requería también la dimisión del actual líder ruso.

El presidente ruso, Vladimir Putin, asiste a una conferencia de prensa después de la cumbre de la Unión Económica Euroasiática en Bishkek, Kirguistán.

El presidente ruso, Vladimir Putin, asiste a una conferencia de prensa después de la cumbre de la Unión Económica Euroasiática en Bishkek, Kirguistán. Reuters

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Sus posturas irreconciliables obligan a descartar una salida diplomática de la guerra. No quita que "la guerra no termine y se congele, como sucedió en Corea". Así lo dejó caer el alto representante de la Unión Europea para los Asuntos Exteriores, Josep Borrell, en noviembre.

Lo hizo durante un evento en el Centro de Asuntos Internacionales de Barcelona, CIDOB, en el que recordó que "en Corea las dos partes llegaron a un armisticio y a un alto el fuego estableciendo una línea de separación”. Esto, para Milosevich-Juaristi, sería "una derrota para Ucrania" porque significaría que renuncia a un trozo de su territorio. Es, no obstante, una posibilidad más.

Sea como sea, para que eso suceda primero tendría que cambiar la situación en el campo de batalla hasta llegar a una suerte de punto muerto.

Estancamiento del conflicto

Este es el escenario que perfila Shashank Joshi, editor de defensa de The Economist, en un análisis donde sostiene que el estancamiento del conflicto podría comenzar más pronto que tarde. Porque cabe recordar que, desde hace meses, se espera que la llegada del invierno desacelere las dinámicas bélicas.

Actualmente, las fuerzas rusas se encuentran en la orilla oriental del río Dniéper, en la región de Jersón, al sureste del país. Allí, sirviéndose del río como una barrera natural, Putin intenta reconstruir sus posiciones defensivas y reforzar sus batallones con los 300.000 reservistas movilizados.

Un soldado ucraniano busca minas entre los cuerpos de 11 soldados rusos.

Un soldado ucraniano busca minas entre los cuerpos de 11 soldados rusos. Gtres

No obstante, podría llegar el momento en el que la mala preparación de los nuevos soldados y las malas condiciones a las que están sometidos lleve al comandante del ejército, el general Sergei Surovikin, a cambiar su estrategia. En vez de lanzar un ataque defensivo, se limite a defender y fortificar sus posiciones cercanas a Crimea.

De esta manera, Ucrania podría recuperar más territorios en Jersón, aunque a un ritmo más lento que el empleado hasta ahora y acumulando bajas por el camino. No obstante, esto daría margen a Rusia para seguir engrosando sus unidades y llegar incluso a bloquear el avance ucraniano.

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Llegados a este punto, Putin, incapaz de ganar la guerra en el campo de batalla, continuaría bombardeando las infraestructuras civiles ucranianas esperando a que la población, exhausta, exija al Gobierno de Zelenski que deponga las armas.

No obstante, Putin también podría mantener el bloqueo hasta 2024, cuando hay elecciones presidenciales en Estados Unidos. "El líder del Kremlin espera que Donald Trump vuelva a la Casa Blanca y deje de apoyar militar y financieramente a Kiev", augura Joshi.

Con todo, alargar la guerra es una apuesta de alto riesgo: podría ser la población rusa la que, asfixiada por las sanciones de Occidente a su economía, se levantasen contra la guerra y, en última instancia, contra el propio Putin.

Ucrania vence en 2023

El tercer escenario es quizá uno de los más optimistas, pero también uno de los más peligrosos. Contempla que las fuerzas ucranianas sigan avanzando en la región de Jersón, recuperando gran parte del territorio, mientras sus batallones del norte empujan hasta conseguir derrumbar la línea de defensa rusa en la región del Donbás.

Eso les permitiría recuperar la estratégica ciudad de Severodonetsk , que es la puerta de entrada a la región de Lugansk. Paralelamente, Ucrania, para amortiguar las tácticas de terror rusas -que implican bombardear a diestro y siniestro poblaciones enteras- utilizaría los nuevos sistemas de defensa aérea enviados por EEUU y Europa.

Este impulso, podría llevar a las tropas de Zelenski a abrir un nuevo frente en la provincia de Zaporiyia en primavera, cuando el hielo se derritiera. Desde allí, avanzar, avanzar y avanzar hasta asediar la ciudad portuaria de Mariúpol, que da acceso al mar de Azov y pone a tiro de piedra -o de HIMARS- la península de Crimea.

"Con el apoyo de la OTAN, Ucrania derrotará militarmente a Rusia en 2023 y Moscú sufrirá consecuencias políticas impredecibles"

German Marshall Fund de Estados Unidos

Este futuro esperanzador es el que pronostica el German Marshall Fund de los Estados Unidos (GMFUS), un grupo de expertos que aborda cuestiones trasatlánticas. "Con el apoyo de la OTAN, Ucrania derrotará militarmente a Rusia en 2023 y Moscú sufrirá consecuencias políticas impredecibles", señala el think tank. Vaticina, además, que Zelenski conseguirá liberar "como mínimo todo el territorio a excepción de Crimea", pero que la península acabará, o recuperada o "asediada", según declaraciones recogidas por la agencia Efe.

Sería entonces cuando, al ver amenazada su posesión más preciada Putin podría dar un ultimátum: deteneos o lanzo un ataque nuclear. El problema es que si cumpliese sus amenazas, la guerra se convertiría en un enfrentamiento militar directo entre la OTAN y Rusia que, en sus últimas consecuencias, podría derivar en la Tercera Guerra Mundial.

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Rusia roza la victoria

En el peor de los escenarios, la guerra daría un giro de 180 grados y colocaría a Rusia en una posición ventajosa. Para ello, sin embargo, tendría que conseguir primero estabilizar su línea de frente durante el invierno y edificar nuevos batallones tácticos con personal movilizado y bien entrenado y equipado. Tendría también que encontrar nuevos proveedores -quizá en Irán, que lleva meses suministrando drones de ataque- para sacar a flote su industria de defensa, que está en números rojos como consecuencia de las sanciones occidentales. 

Reservistas rusos en la región de Rostov, antes de partir a la guerra.

Reservistas rusos en la región de Rostov, antes de partir a la guerra. Sergey Pivovarov Reuters

En primavera, Putin, que en los meses de frío ha continuado bombardeando masivamente las redes energéticas de Ucrania, debilitando a civiles y militares, se decidiría a lanzar su ofensiva. Avanzaría por el sur, en Jersón, e invadiría, esta vez sí, Slovyansk y Kramatorsk, en Donetsk, apropiándose con casi la totalidad del Donbás, de acuerdo con otro análisis de The Economist.

Ante esta situación, Occidente podría pedirle a Kiev que pactase un alto al fuego. Eso, sin embargo, dejaría a Rusia la opción, quizá en unos meses, de lanzar a las fuerzas militares que tiene desplegadas junto a su socio, el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, a una "nueva operación militar especial" para intentar invadir Kiev... por segunda vez.