Un ucraniano herido en un ataque en la ciudad de Kramatorsk.

Un ucraniano herido en un ataque en la ciudad de Kramatorsk. Europa Press

Europa

A fuego lento: así prepara Rusia la pinza que les permita hacerse por completo con el Donbás

La lucha continúa para intentar poner cerco al siguiente caldero de relevancia en esta guerra: el formado por Sloviansk y Kramatorsk. 

9 julio, 2022 03:03

Aunque Igor Konashenkov, portavoz del ministerio de Defensa ruso, aseguró este viernes que su ejército estaba tomándose una pausa para recomponer fuerzas tras haber conquistado Sievierodonetsk y Lisichansk, lo cierto es que la lucha continúa para intentar poner cerco al siguiente caldero de relevancia en esta guerra: el formado por Sloviansk y Kramatorsk, las dos grandes ciudades ucranianas en la región de Donetsk.

La táctica parece ser la misma que empleara el ejército invasor en Lugansk, con más éxito que el "totum revolutum" que marcó los primeros compases de la guerra. Avanzar lentamente, desde distintas posiciones, e intentar cerrar pinzas para embolsar las tropas enemigas y condenarlas a la rendición o a una contraofensiva a desmano. Siempre, por supuesto, con la artillería por delante e intentando usar la infantería lo menos posible (básicamente porque con unas 100.000 bajas entre fallecidos, prisioneros y heridos no hay mucha infantería restante).

En el caso de Sloviansk y Kramatorsk, los cuatro frentes están claros. Aunque el más cercano queda a unos veinte kilómetros de Sloviansk -todo un mundo, visto lo visto en esta guerra-, se entiende que Rusia no va a acelerar sus operaciones. Ni tiene los medios ni es una estrategia que le haya funcionado. Tampoco debería tener una especial prisa por acabar la guerra: aunque las nuevas armas que van llegando a Ucrania se notan y mucho -especialmente los lanzamisiles HIMARS-, en el Kremlin están convencidos de que cuanto más se prolongue la guerra, más nervioso se pondrá Occidente ante los problemas económicos derivados y más apretará a Zelenski para negociar cualquier tipo de paz.

[Putin aumenta la presión sobre Zaporiyia, ciudad de la "Nueva Rusia" con una movilización inesperada] 

Bohorodychne, Siversk y Artemivsk

La idea, ya decimos, es rodear por completo las dos ciudades clave del Donbás ucraniano. Donde más ha avanzado Rusia es en el norte. La progresión desde el saliente de Izium, al sur de la región de Járkov, no se detiene desde hace más de dos meses y los rusos ya están al lado de la E40, la carretera que lleva directamente a Sloviansk, después de cruzar el río Siverski Donets por Sviatohirsk. Sus próximos objetivos en la zona son Bohorodychne y Dolina, pueblos que ya han sido repetidamente bombardeados, pero donde el ejército ucraniano aún resiste los ataques por tierra.

Tampoco está muy lejos el frente este, ubicado ahora mismo en la frontera de las regiones de Donetsk y Lugansk. Tras haber conquistado Sievierodonetsk y Lisichansk, como comentábamos más arriba, buena parte de las tropas rusas y aliadas han optado por tomarse un descanso. El resto, con la artillería por delante, avanzan hacia el oeste intentando llegar a Siversk. Tanto esta ciudad como Artemivsk, más al sur, han sido repetidamente bombardeadas, pero todo ataque de infantería se ha visto repelido con éxito.

Este eje Siversk-Artemivsk promete ser clave en la batalla por el Donbás, al tratarse de un núcleo importante de comunicaciones y, por lo tanto, estar muy defendido por el ejército ucraniano. Prácticamente todas las tropas que han tenido que replegarse desde la región de Lugansk esperan en las inmediaciones para hacer frente al enemigo. En ese sentido, mucho más importante que retener Siversk es defender Artemivsk, antigua Bakhmut, pues su conquista no solo sería un enorme varapalo para la resistencia ucraniana y su organización defensiva, sino que procuraría la posibilidad de atacar Kramatorsk desde el sur.

[Rusia ante su momento clave: ¿podrá atacar el Donbás y defender a la vez los puertos del sur?]

Ahora bien, aunque Rusia consiguiera tomar Bohorodychne y acechar Sloviansk por el norte, aunque consiguiera tomar Siversk y acercarse por el este… y aunque consiguiera conquistar Artemivsk y desde ahí tomar la E40 en el otro sentido para ir directo al objetivo, aún le quedaría a Ucrania la salida por el oeste. Precisamente ese punto es el que está dando a Rusia más problemas.

Barvinkove, la pieza clave

Desde hace meses, venimos advirtiendo de la importancia de la ciudad de Barvinkove en este posible asalto. Hablamos de una ciudad al sudeste de Járkov que tiene acceso directo por carretera hasta Sloviansk. No es un acceso fácil -más que una carretera se trata de una serie de caminos medio asfaltados- ni cercano -queda a 50 kilómetros- pero Rusia ha conseguido llegar hasta ahí desde Izium siguiendo un camino recto y relativamente sencillo. Dicho esto, Ucrania lleva meses esperando el ataque a Barvinkove y no se lo va a poner fácil. Si Rusia no consigue este objetivo, tendrá que buscar otra manera de cerrar el caldero… y no le va a resultar sencillo.

Teniendo en cuenta que hablamos del centro militar del Donbás ucraniano, es muy probable que Rusia se tome mucho tiempo en esta conquista. Cualquier error puede traducirse en miles de muertes y la precipitación nunca ha sido buena consejera en esta guerra.

El problema que tiene Ucrania es su incapacidad para defenderse de la artillería enemiga. No tiene suficientes armas para contestar al fuego con fuego ni para repelerlo en condiciones. Sus defensas están demasiado expuestas y es fácil que la moral baje en un contexto en el que el enemigo no tiene ojos ni cara, sino que se esconde siempre detrás de balas y misiles.

Por todo ello, Ucrania está intentando adaptarse a su vez a la situación, optando gradualmente por una táctica diferente. Conscientes de que no pueden luchar de tú a tú y de que Occidente no puede darles todas las armas ni la munición que necesitan, lo que están haciendo es atacar los arsenales rusos en Donetsk y en otros lugares alejados del frente. La estrategia rusa es devastadora, pero a la vez es demasiado sencilla: bombardear y bombardear. No hay Plan B. Si Ucrania consigue eliminar parte de esa munición o si entorpece su traslado atacando vías de comunicación, Rusia no podrá seguir con este ritmo.

Esa es la gran esperanza del ejército local. Casi la única, diríamos. Que los HIMARS permitan, con su precisión y su alcance, dañar las líneas de suministro y que esa munición no llegue nunca al frente o que llegue de forma que la lucha se equilibre. Ahora mismo, la inferioridad puramente armamentística de Ucrania es tal que no hay coraje que la supla.

Rusia actúa como un rodillo, sin exhibiciones, pero sin pausas. El tiempo corre de su lado o eso creen. Algo tiene que pasar para que la situación cambie y lo cierto es que Rusia se las ha apañado hasta ahora para desaprovechar ventajas a base de torpezas enormes. Tal vez la mayor de todas esté aún por llegar.