Andrea Crisanti

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Europa Coronavirus

Andrea Crisanti: “Italia no está preparada todavía para levantar el confinamiento”

El virólogo italiano apuesta por la prudencia y los test masivos antes de reabrir la economía, pide seguir el modelo del Véneto. 

17 abril, 2020 03:21
Roma

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El coronavirus ha pillado a todos por sorpresa, sobre todo a Italia, el primer país de Europa afectado a gran escala por la Covid-19. Pero hay errores que el territorio con forma de bota estaría a punto de cometer si volviera abrir su economía porque, dos meses después del comienzo de la actual crisis sanitaria, Italia no estaría todavía preparada para volver a la normalidad.

Es la tesis de Andrea Crisanti, uno de los principales virólogos italianos, de los más citados estos días en las páginas de prestigiosos diario italianos como Corriere della Sera y La Repubblica.

En un encuentro virtual celebrado concedido a los corresponsales extranjeros, Crisanti asegura que “Italia no está preparada para levantar el confinamiento” y que “la burocracia y la confusión han jugado un papel fundamental en la gestión de la epidemia”.

Sus críticas de carácter técnico tienen aún más peso en este momento, ya que es el responsable del exitoso contraste del coronavirus en la región norteña del Véneto, que al principio de la emergencia epidémica observó en Vo’ Euganeo el primer foco del contagio del país –junto a Codogno, en Lombardía–.

Hoy, ocho semanas después, en Véneto han fallecido 1.000 personas, frente a las 11.000 de Lombardía. La gran amenaza a nivel nacional, para Crisanti, son los “asintomáticos” desconocidos que, según él, “son muchos más” respecto a los que indican los datos oficiales.   

Fallos en los datos de contagios

Preguntado por EL ESPAÑOL, el virólogo Andrea Crisanti aclara que uno de los mayores problemas, en países como Italia y España, es cómo se contabilizan los casos positivos: “Aquí Italia hemos tenido un problema, sobre todo al principio d la epidemia, momento en el que los casos se contabilizaron muy mal”.

“El porcentaje de fallecidos respecto al número de casos totales, sobre todo en Lombardía, es particularmente elevado, del 14%”, explica el experto en enfermedades infecciosas y profesor del Imperial College de Londres (Reino Unido). Y añade: “En Véneto, sin embargo, la mortalidad está en torno al 3% porque allí hemos implementado campañas de test diagnósticos a gran escala, para todo el mundo. Por eso el número total de contagios no significa mucho, porque en Lombardía hay un iceberg de casos escondidos”.         

El Gobierno italiano de Giuseppe Conte siempre ha apostado por el cierre progresivo del país, hasta convertirse en el primer país de Europa en aplicar el confinamiento generalizado hace ya cinco semanas. De la misma forma, escalonada, el premier quiere volver a abrir la economía del país, ya la semana que viene, permitiendo la vuelta a la normalidad de algunas actividades industriales: “Italia no está preparada todavía para levantar el confinamiento y reabrir su economía”, analiza el virólogo Andrea Crisanti, explicando el porqué: “Todavía no se ha hecho algo tan esencial como la valoración del riesgo concreto de la reapertura, sobre la base del efectivo número de casos que tienen lugar cada día”.

En Lombardía hay un iceberg de casos escondidos

Sin embargo: “Desde la Protección Civil”, admite Crisanti, “tenemos en mano solamente el número de casos diagnosticados a través de los test. Pero hay miles de personas que están en casa, posiblemente asintomáticas, a las que se les aconseja de volver a llamar sólo si se encuentran realmente mal. En mi opinión”, avisa el experto, “también hay que contabilizar esas personas”.

Para volver a abrir la economía italiana, según el investigador de la Universidad de Padua, “hay que poner en marcha medidas para impedir el contagio” con una clara prioridad: “Darle a todo el mundo la posibilidad de llevar mascarillas y guantes”, al convertirse, probablemente, en una medida obligatoria, como lo será en Piamonte a principios de mayo.

Bandera italiana en un balcón de Roma

Bandera italiana en un balcón de Roma Efe

Y añade: “También habría que controlar el movimiento de los positivos. Porque ahora, con todos en casa, es sin duda más fácil su identificación. Antes de asumir ningún riesgo, primero hay que proteger a los ciudadanos. Y para frenar cualquier eventual nuevo foco de contagio lo más rápidamente posible, como hicimos en Vo’ Euganeo, es preciso aumentar el número de los test diagnósticos y apostar por una cobertura a gran escala”.

"Las directivas de la OMS fueron incorrectas"  

Las mayores críticas del virólogo Andrea Crisanti, aun siendo el responsable del exitoso modelo Véneto, no las reserva al Gobierno transalpino, que no ha querido apostar por su fórmula; sino a la Organización Mundial de la Salud (OMS): “Sus directivas, al principio, fueron totalmente incorrectas, porque aconsejaban hacer los test diagnósticos sólo a las personas que estaban mal, que presentaban síntomas respiratorios, que tenían un historial de viajes a China o que habían tenido contacto con personas enfermas. Esto ha obstaculizado notablemente las medidas de prevención”.

La OMS, sin embargo, ha seguido, acríticamente, los datos que procedían de China y ha cambiado constantemente sus recomendaciones

Crisanti, además, admite: “Si hubiéramos sabido que el porcentaje de los asintomáticos eran tan sumamente grande, a lo mejor, habríamos aplicado unas medidas mucho más restrictivas. La OMS, sin embargo, ha seguido, acríticamente, los datos que procedían de China y ha cambiado constantemente sus recomendaciones”.

¿Dónde está la clave del modelo Véneto? La idea básica es el cierre total y la ejecución de test diagnósticos masivos para identificar todos los positivos, incluso los asintomáticos; y evitar así la propagación del coronavirus. Según el gran defensor del método véneto en Italia, el virólogo Andrea Crisanti, no se puede emplear en cualquier contexto: “Es eficaz si se aplica en las fases iniciales y las finales de la epidemia. Ahora sería muy complicado, por ejemplo, seguir nuestros protocolos en Nueva York, donde además se suma la complicación de una sanidad privada como la estadounidense”.