Annegret Kramp-Karrenbauer y Angela Merkel.

Annegret Kramp-Karrenbauer y Angela Merkel. Reuters

Europa

La ruptura del cordón sanitario a la ultraderecha deja a Merkel sin sucesora y sepulta al Rivera alemán

La líder de la CDU, Annegret Kramp-Karrenbauer, anuncia su deseo de salir de la dirección. Christian Lindner, líder liberal germano, está en la picota.

11 febrero, 2020 04:15
Berlín

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El centro político alemán se hunde en Alemania, concretamente en Turingia (este germano). Allí votaban la semana pasada los diputados conservadores y liberales del parlamento regional junto a los de la formación ultraderechista, Alternativa para Alemania (AfD), para hacer del liberal Thomas Kemmerich presidente de este Land germano. Fue un craso error cuyos primeros y sonados efectos comienzan a acusar la conservadora Unión Cristiano Demócrata (CDU) y el FDP, el partido liberal.

Tanto es así que Kemmerich acabaría dimitiendo como presidente a las 24 horas de ser elegido. Por su parte, Annegret Kramp-Karrenbauer, ministra de Defensa, líder de la CDU y considerada en Alemania la 'heredera' de Merkel, presentaba el lunes sus intenciones de dejar la presidencia del partido y de apartarse en la carrera por la candidatura a canciller de la formación conservadora. A Christian Lindner, el líder de los liberales germanos, le caía un aluvión de críticas que debilita a su pequeño partido de modo preocupante.

Christian Lindner, líder del FDP.

Christian Lindner, líder del FDP.

CDU y FDP son los grandes perdedores del lío político creado por sus diputados del parlamento regional de Turingia, una cámara en la que formar mayorías es complicado por no decir imposible, dada la configuración que dejaron las elecciones del pasado mes de octubre.

En Turingia, la única mayoría clara la podrían componer la CDU y el partido izquierdista Die Linke. Éste partido, del que se podría decir que tiene en Podemos su equivalente español, ganó los últimos comicios regionales en ese Land. Pero poner de acuerdo a la CDU con Die Linke es algo que por lo visto es más complicado que conseguir que los cristianodemócratas voten igual que la ultraderecha cuando se trata de elegir a un presidente regional.

AfD se hizo con un 23,4% en las últimas elecciones regionales de Turingia. Fue la segunda fuerza más votada. Votar lo mismo que sus diputados sale caro. Bien lo saben en la CDU y el FDP. Tras la elección y posterior dimisión de Kemmerich, si hoy hubiera elecciones en Turingia, el FDP no estaría representado en la cámara regional. Hay sondeos que le atribuyen actualmente un 4% de la intención de voto, dejándolo por detrás de la barrera del 5% que es necesario superar para lograr representación parlamentaria.

La CDU también tiene por qué preocuparse si mira las encuestas en Turingia. Después de que la mismísima canciller Angela Merkel haya dicho que era “imperdonable” que Kemmerich saliera elegido presidente en Turingia, la CDU ha dividido en dos su electorado. En octubre, la CDU era la tercera fuerza más votada, con un 21,7% de los votos. Ahora los sondeos menos halagüeños le atribuyen un 12%.

¿Con quién pactar?

“El centro político está amenazado en Alemania. Lo que hemos visto en Turingia es un detonante, pero el problema es claramente mucho más amplio”, dice a EL ESPAÑOL Marcel Dirsus, experto de la Universidad de Kiel. “Siempre y cuando la ultraderecha esté tan fuerte como está, y siempre y cuando Die Linke esté tan fuerte como está, especialmente en el este alemán, los partidos tradicionales van a tener que plantearse si van a cooperar con esos partidos o no”, añade.

Kramp-Karrenbauer, ya como líder saliente de la CDU, trataba de dejar claro el lunes que su partido no cooperará políticamente con AfD ni con Die Linke. El mismo tipo de mensaje salía de las altas instancias del FDP en Berlín.

Los partidos de Kramp-Karrenbauer y Lindner también han de enfrentarse ahora a la posibilidad de un fuerte debilitamiento a nivel nacional. Nils Diederich, politólogo de la Universidad Libre de Berlín, conviene en afirmar que es posible que el FDP termine cayendo por debajo del 5% en las próximas elecciones generales de 2021. Los sondeos menos optimistas atribuyen al partido de Lindner un 6%. Eso deja a los liberales muy poco margen de error.

“Los partidos del centro en Alemania están en una situación complicada por sus errores en Turingia. Ahora CDU y FDP tienen que llevar a cabo un proceso de reorientación que obligará a cambios en el personal, por lo menos en la CDU”, comenta Diederich a EL ESPAÑOL.

Epitafio político para Kramp-Karrenbauer

Según las intenciones que presentaba el lunes Kramp-Karrenbauer, el próximo mes de diciembre ya debería estar claro quién la sustituye al frente de la CDU y como candidato conservador a canciller. Por lo pronto, en la lista de potenciales sustitutos destaca, sobre todo, Friedrich Merz, quien perdiera ante Kramp-Karrenbauer el congreso de finales de 2018 en el que ésta se hizo con la presidencia del partido.

“En el FDP la cuestión del personal no parece tan importante, pero tienen que concentrarse en no perder a sus electores, porque si queda por detrás del 5% en las elecciones generales los liberales tendrán que salir del Bundestag”, plantea Diederich. Así, Christian Lindner, político centrista que aguanta la comparación con Albert Rivera en España, parecería que ha puesto a su partido en una situación peligrosa.

Lindner logró traer de vuelta al FDP al Bundestag en 2017, tras una legislatura fuera de la Cámara Baja germana. Por culpa del escándalo en Turingia, ahora podría devolverlo a la irrelevancia. En la CDU, partido que todavía se mantiene en los sondeos como la formación a la que más votarían los alemanes en caso de cita con las urnas (en torno al 28%), van a tener una Kramp-Karrenbauer de líder sin futuro ninguno.

El diario conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung escribía el lunes lo que parecía ya un epitafio político. En uno de los titulares dedicados a la noticia sobre la marcha de Kramp-Karrenbauer se leía: “El final de una trágica heroína”.