La candidata fallida de Macron, Sylvie Goulard, durante su segundo examen en la Eurocámara

La candidata fallida de Macron, Sylvie Goulard, durante su segundo examen en la Eurocámara Parlamento Europeo

Europa

La venganza de la Eurocámara contra Macron: los diputados tumban a su candidata a comisaria

Duro revés para la comisaria electa Ursula von der Leyen, que amenaza con retrasar la votación de investidura de su equipo y su toma de posesión.

10 octubre, 2019 15:31
Bruselas

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En la cumbre de julio, Emmanuel Macron humilló al Parlamento Europeo con su rechazo frontal a los candidatos a presidir la Comisión promovidos por las diferentes familias políticas. El presidente francés logró imponer por sorpresa a Ursula Von der Leyen, que no figuraba en ninguna quiniela y no hizo campaña para las europeas del 26 de mayo. Este jueves, la Eurocámara se ha vengado del desprecio de Macron y ha tumbado a su candidata a comisaria, Sylvie Goulard, que tenía el encargo de promover su agenda europeísta en Bruselas con una cartera importante: Mercado Interior e Industria Militar y Espacial

Goulard ha suspendido este jueves por segunda y definitiva vez su examen oral ante la Eurocámara. Su candidatura ha sido rechazada por 82 votos en contra, 29 a favor y una abstención. Es decir, la comisaria de Macron apenas ha logrado apoyos más allá de su propio grupo político, los liberales de Renew, en el que está Ciudadanos. La semana pasada ya fracasó en su primer intento. No porque los diputados desconfíen de su capacitación para el cargo, sino por las dudas sobre su integridad personal. Pese a ello, decidieron darle una segunda oportunidad, que tampoco ha servido para despejar los problemas.

El rechazo de Goulard no sólo es un varapalo de la Eurocámara a Macron, quizá el jefe de Estado más europeísta que hay ahora en la UE. También supone un duro golpe para la propia Ursula von der Leyen, que sí que había aceptado a Goulard en su equipo. Pero su familia política, el Partido Popular Europeo, ha votado contra ella. De hecho, el propio presidente francés ha culpado a Von der Leyen de la debacle.

Él le propuso tres candidatos distintos a comisario porque lo que le interesaba era garantizarse la cartera de Mercado Interior. "La presidenta Von der Leyen me dijo que quería trabajar con Sylvie Goulard. Yo le he avisado: atención puede ser polémica", ha relatado Macron en rueda de prensa en Lyon. Entonces, la alemana consultó con los presidentes de las principales fuerzas políticas en la Eurocámara, que según la versión del presidente francés le dieron su visto bueno. "No entiendo lo que ha pasado, pero estoy muy relajado, lo que a mi me importa es la cartera", sostiene Macron.

La candidata de Macron ha reaccionado a las malas noticias con un tuit en el que da a entender que se retira. "Tomo nota de la decisión del Parlamento Europeo, respetando la democracia. Doy las gracias al presidente de la República y a Ursula Von der Leyen por su confianza y a todos los diputados que me han votado", ha escrito en su cuenta de Twitter. ¿Se quedará en su cargo actual como subgobernadora del Banco de Francia?

Ahora Francia tiene que presentar a un nuevo candidato, que tendrá que ser entrevistado por la presidenta electa y pasar otro examen oral en el Parlamento. Todo ello amenaza con retrasar la votación de investidura del equipo de Von der Leyen, prevista para el 23 de octubre en Estrasburgo, y su toma de posesión, que en teoría tendría que ser el 1 de noviembre. Aparte de Goulard, el Parlamento ha rechazado también a los comisarios de Hungría y Rumanía, que todavía no tienen recambio. Pase lo que pase, la presidenta electa va a empezar su mandato muy debilitada y con la espada de Damocles permanente de la Eurocámara.

Von der Leyen se ha reunido este jueves con los líderes de los grupos popular, socialista y liberal (los tres que apoyan su investidura) y les ha pedido que entierren ya el hacha de guerra. "Hay tanto en juego que ahora debemos organizar sin demora la continuación del procedimiento con el Parlamento para que Europa tenga rápidamente la capacidad de actuar", ha dicho en un comunicado.

Los cadáveres en el armario de Goulard

Lo cierto es que Macron se lo ha puesto muy fácil al Parlamento Europeo para ejecutar su venganza en frío. Goulard, que ejerció de consejera política de Romano Prodi cuando el italiano era presidente de la Comisión y fue eurodiputada entre 2009 y 2017 en el grupo liberal ALDE, tenía varios cadáveres en el armario. Tiene abierta una investigación judicial en Francia y otra de la oficina antifraude de la UE (OLAF) por el uso irregular de fondos de la Eurocámara destinados a asistentes. El Parlamento Europeo cerró su expediente después de que Goulard devolviera 45.000 euros. Pero las dudas persisten.

Este caso le obligó a dimitir como ministra de Defensa de Macron apenas un mes después de ser nombrada. A los eurodiputados les ha indignado esta doble vara de medir. ¿Por qué no puede ejercer de ministra francesa pero sí de comisaria? "En Francia existe una costumbre según la cual cualquier ministro, a partir del momento en que es procesado, debe dimitir", sostiene Goulard. "En las instituciones europeas no existe esta costumbre", alega.

En el segundo examen oral celebrado este jueves, los diputados le han preguntado si dimitirá si resulta imputada en este caso. Goulard les ha dicho que se marchará seguro si le condenan, pero se ha negado a comprometerse a hacerlo si recibe una acusación formal. Según ella, eso sentaría un mal precedente que pondría en riesgo la independencia de la Comisión, ya que cualquier podría recurrir a denuncias falsas para cargarse a un comisario. Un argumento que no ha convencido a los eurodiputados.

El otro gran problema que ensombrece el currículum de Goulard es que durante tres años, entre 2013 y 2016, cobró mientras era eurodiputada más de 10.000 euros al mes de un think tank estadounidense, el instituto Berggruen, por labores de consultoría. Ella alega que nunca lo ocultó en su declaración de intereses y, aunque admite que se trata de un salario alto, insiste en que "todo era legal". Pero los diputados tienen muchas dudas porque su propietario, el magnate Nicolas Berggruen, dirige un fondo de inversión, de cuya regulación se ocupa la Eurocámara. ¿Hubo intercambio de favores?