Erdogan en la noche electoral

Erdogan en la noche electoral Reuters

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Erdogan se resiste a encajar la derrota en las urnas

El partido de Erdogan perdió Estambul y Ankara en los comicios locales del domingo tras 25 años en el poder, aunque la batalla electoral dista de estar acabada

2 abril, 2019 03:36
Estambul

Las encuestas vaticinaban que los resultados de las elecciones locales del domingo en Turquía estarían reñidos, especialmente en Estambul. No se equivocaban. Finalmente, con el cien por cien de los votos escrutados, la Alianza Nacional, una coalición entre los socialdemócratas del CHP y el partido de derechas Iyi parti, se ha hecho con la alcaldía de la metrópolis. La diferencia es tan sólo del 0,28%. Un total de menos de 24.000  votos en una ciudad con más de 10 millones y medio de electores. Sin embargo, el resultado podría suponer una gran diferencia para el futuro del país. 

El domingo por la noche, el candidato de Estambul por el partido islamista AKP, el ex primer ministro Binali Yildirim, se declaraba ganador ante sus votantes. Su comparecencia, a la vista está, precipitada, coincidió con un bloqueo del flujo de información sobre el recuento de los votos. Algunos empezaron a temerse lo peor. Durante la noche, varios carteles y pancartas aparecieron en vayas publicitarias y colgando de puentes, en los que se podía leer “Gracias, Estambul”, junto a las imágenes de Yildirim y del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, celebrando la victoria. A medida que pasaban las horas, era evidente que el CHP se erigía como ganador, y muchas otras vallas quedaron vacías. 

Finalmente fue el lunes por la mañana cuando el presidente de la Alta Comisión Electoral (YSK), Sadi Güven, compareció ante los medios para tratar de poner orden. Güven declaró que, a falta de contabilizar algunas urnas, el candidato de los socialdemócratas, Ekrem Imamoglu, iba a la cabeza. 

Poco después, Imamoglu, que hasta entonces se había mantenido cauto en sus declaraciones, cambiaba su biografía en Twitter para incluir el cargo de alcalde de Estambul y se dirigía a sus votantes y a todos los estambulitas para prometer que actuaría como representante de todos. 

Pero el AKP no sólo perdió Estambul tras más de 25 años en el poder, también la capital turca, Ankara, donde el candidato de la coalición opositora se llevó un 50,91% de los votos frente al 47,10% que obtuvo el candidato islamista. 

Los islamistas se resisten 

Aunque todos los partidos se han comprometido a aceptar la decisión final de la Comisión Electoral, no hay nada cerrado. Ayer por la tarde el AKP anunciaba que presentará una reclamación en Estambul y Ankara contra el resultado electoral, asegurando que en Estambul al menos 300 mil votos no son válidos, diez veces más que la diferencia entre ambos candidatos. Según Yildirim, el recuento de votos podría cambiar el resultado de las elecciones. 

Sobre este asunto, el jefe de la misión de observación del Consejo de Europa, Andrew Dawson, declaró ayer que las elecciones, con una participación del 84%, se llevaron a cabo de manera organizada. Sin embargo, dijo, “el Congreso del Consejo de Europa no está convencido de que Turquía cuente actualmente con un ambiente electoral libre y justo, necesario para la celebración de unas elecciones genuinamente democráticas en línea con los valores y principios europeos”.

Durante la jornada del domingo, algunos periodistas internacionales tuvieron problemas a la hora de entrar en los colegios electorales y durante la campaña, Erdogan, que a pesar de no ser candidato presidió ocho grandes mítines, fue bastante agresivo contra la oposición, a los que llegó a tildar de “terroristas”.  También fueron sonadas sus intervenciones en las que utilizó fragmentos del vídeo del atentado terrorista en Nueva Zelanda contra miembros de una comunidad musulmana. 

Cuando en 2018 los observadores advirtieron de que el clima para las elecciones parlamentarias y presidenciales, adelantadas por Erdogan, no era el correcto, el entonces primer ministro, Binali Yildirim, les sugirió que se metieran “en sus propios asuntos”. En esta ocasión, Ankara parece más solícita a escuchar el informe final del grupo, que se publicará en los próximos días. 

Varapalo para Erdogan

Es obvio que el AKP se niega a reconocer la derrota. Tanto el partido como los medios de comunicación afines se han centrado en las victorias obtenidas en los distritos y provincias, y no en la pérdida de la alcaldía metropolitana de Estambul. En términos generales, más del 51% de los votantes prefieren a la Alianza del Pueblo de Erdogan y los nacionalistas del MHP, lo que demuestra que Erdogan no ha perdido del todo su popularidad. De hecho, algunos medios abrían la mañana del lunes con titulares como “Quinceava victoria de Erdogan”, a pesar de que el presidente de la república no era siquiera candidato. 

Sin embargo, lo miren por donde lo miren, la pérdida de Estambul supone un gran varapalo simbólico. Estambul tiene un valor especial para Erdogan, que comenzó su escalada al poder como alcalde de la ciudad en 1994, antes de dar el salto a la política nacional.

A nivel económico, la metrópolis, con más de 15 millones de habitantes y el centro comercial e industrial de Turquía, maneja un presupuesto descomunal en comparación con el resto de ciudades del país. La toma de control de Estambul y Ankara por parte de la oposición supone no sólo el acceso a sus presupuestos millonarios, sino también a miles de empleados y la posibilidad de crear nuevos centros de poder en Turquía.

Es precisamente la situación económica del país, que se encuentra en recesión por primera vez en décadas, lo que está detrás de los resultados. Con un porcentaje de desempleo de más del 13% (que supera el 24% en el caso de los jóvenes) y una inflación general del 20%, muchos votantes han dejado de ver con buenos ojos los megaproyectos de Erdogan (un nuevo puente, un nuevo aeropuerto, un nuevo palacio presidencial) mientras ellos tienen que pagar un 60% más por frutas y verduras que hace un año.

El voto kurdo

En señal de apoyo a la alianza opositora del CHP y el Iyi Parti, el partido kurdo HDP no presentó candidatos en las tres principales ciudades: Estambul, Ankara e Izmir. El objetivo era derivar a sus votantes hacia la coalición de la oposición e intentar arrebatar las alcaldías al AKP.

Parece que el plan no les salió mal del todo en Ankara y Estambul, aunque han perdido ciudades muy significativas en el este y sudeste del país, donde sí presentaban candidatos. En algunos casos, frente al AKP. 

Según analistas, algunos kurdos se habrían distanciado del partido después de que sus líderes expresaran simpatía por el grupo terrorista PKK hace tres años. La corrupción y la inhabilidad de proveer de servicios básicos en algunos ayuntamientos y provincias que gobernaban hasta ahora, también han sido responsables del cambio. Según los locales, después de que en 2016 varios miembros del HDP fueran apartados de sus puestos por Ankara acusados de terrorismo, sus substitutos, puestos a dedo por el gobierno central, mejoraron los servicios. El partido, sin embargo, achaca los resultados a la pérdida de muchos de sus miembros, a día de hoy en la cárcel.

En la provincia de Tunceli, al este de Turquía, los ciudadanos sustituyeron al HDP por el primer alcalde comunista de la historia del país, Mehmet Fatih Maçoglu.

El futuro de la nación

Con la intención del AKP de impugnar los resultados en Estambul y Ankara, resulta difícil anticipar qué ocurrirá en los próximos días. Lo que está claro, por más que le pese a los medios locales y al partido, es que la figura de Erdogan ha salido debilitada de los comicios locales. Salvo imprevistos, hasta 2023 no volverá a haber elecciones, por lo que el presidente turco se verá forzado a buscar otras fuentes de legitimidad. 

También ha quedado patente, una vez más, la polarización del país, dividido en dos como la ciudad de Estambul.