Torre de vigilancia abandonada en la base de Tancos

Torre de vigilancia abandonada en la base de Tancos Paolo Cunha Efe

Europa Fallos de seguridad

Portugal recurre a la seguridad privada para proteger sus bases militares

Crece la presión sobre el Gobierno de Costa tras el robo en el arsenal de Tancos, que sí estaba vigilado por soldados.

6 julio, 2017 03:38
Lisboa

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Una semana después del escandaloso asalto al Arsenal Nacional de Tancos en Portugal –del que fueron robadas 150 granadas de mano, 44 granadas cohete anticarro, 264 unidades de explosivo plástico, y otros muchas armas–, siguen filtrándose nuevos datos que revelan la sorprendente escasez de medidas de seguridad en las instalaciones militares del país vecino.

Este miércoles el diario portugués Público revela que desde 2009 el Ejército portugués paga a empresas de seguridad privadas para ocuparse de la seguridad en varios recintos claves para la integridad militar del país, entre ellas el Reducto Gomes Freire, recinto que actualmente acoge STRIKFORNATO, cuartel general de las fuerzas navales de la OTAN.

Desde 2013 la seguridad de esta instalación –donde se planean y ejecutan operaciones marítimas conjuntas en las que participan 11 países, entre ellos España, y desde la cual se controla la Defensa de Misiles Balísticos de la Alianza Atlántica– ha estado en manos de la empresa Fénix Security y, más recientemente, Securitas.


Las Fuerzas Armadas lusas, que destinan cientos de miles de euros para pagar estos servicios cada año, alegan que han recurrido a las empresas de seguridad privada debido a “la ausencia de medios” que les permitan asegurar las instalaciones de modo propio.


Consultado por EL ESPAÑOL, un portavoz del ministerio de Defensa luso explicó que la seguridad de cada recinto es competencia de la rama individual de las Fuerzas Armadas a las que pertenece: “Los comandantes de cada rama deciden como garantizar la integridad de los recintos según sus necesidades”.


António Nunes, presidente del Observatorio de Seguridad, Crimen Organizado y Terrorismo (OSCOT, según sus siglas en portugués) –principal entidad de la sociedad civil centrada en asuntos relacionados con la seguridad nacional–, lamentó la extensión de la práctica en recintos clave.

No se entiende que la seguridad de una base militar no sea realizada por militares

“La seguridad de una instalación militar depende de dos perímetros: el interno y el externo”, explica Nunes. “Si es una instalación clave –como una base militar–, no se entiende que esa tarea no sea realizada por militares”.


“Esta situación sólo sería aceptable si hablamos de dos perímetros separados, en el que tienes un sector completamente asegurado por militares, y muy por delante un control previo a la aproximación al recinto. E incluso así, no es adecuado que esté a cargo una empresa de seguridad privada normal. Tendría que ser una altamente especializada, con el personal controlado. No podemos dejar la seguridad en manos de cualquiera”.


Aunque varios políticos han expresado su preocupación al descubrir que la seguridad de estas instalaciones en manos de empresas privadas, otros muchos se preguntan por qué no se recurrió a esta opción para garantizar la integridad del Arsenal de Tancos, cuya vigilancia estaba exclusivamente en manos de militares.


Diez soldados para vigilar el arsenal


Los detalles revelados sobre el sistema de seguridad del Arsenal de Tancos sugieren que los militares se podrían haber beneficiado de alguna ayuda externa. Según fuentes del Ejército citadas por el Observador, apenas 10 soldados estaban a cargo de vigilar la zona afectada por el robo, y habían grandes lapsos de tiempo entre cada revisión del perímetro: se estima que el robo tuvo lugar durante las 20 horas que transcurrieron entre dos rondas a mediados de la semana pasada.


Incluso si las rondas de vigilancia hubiesen sido más frecuentes, hay dudas de que los soldados pudieran haber hecho algo para impedir el robo, ya que también se ha descubierto que circulaban con fusiles descargados, sin munición para responder a las amenazas con las que se podrían encontrar.


Entretanto, han surgido nuevas preguntas sobre la falta de videovigilancia en el recinto, que carecía de un sistema de estas características desde hace al menos dos años. Según el diario Público, el Ejército invirtió más de 400.000 euros en instalar sistemas de videovigilancia en distintos cuarteles desde 2015, pero el proyecto para reactivar el del Arsenal de Tancos sólo fue aprobado este pasado mes de junio.

La revelación sobre la falta de inversión en las cámaras ha provocado quejas por parte de la oposición conservadora en el Parlamento luso, que denuncia que durante los últimos ocho años distintos Ejecutivos han evitado gastar todo el presupuesto autorizado para el Ministerio de Defensa. Los diputados del Centro Democrático Social – Partido Popular (CDS-PP) preguntan cómo es posible que no se haya utilizado el dinero que ya estaba a disposición del Ministerio para una necesidad tan urgente.

Esta será una de las preguntas a las que tendrá que responder el titular de la cartera, José Luis Azeredo Lopes, cuando comparezca ante la Asamblea de la República este viernes ante un hemiciclo especialmente hostil. Todos los partidos han cuestionado la gestión de la seguridad en Tancos, y desde el lunes el CDS-PP exige la dimisión inmediata del ministro.

A la vez, insisten en el retorno del primer ministro, António Costa, que sigue ausente del país desde la semana pasada. El jefe del Gobierno se encuentra de vacaciones en Mallorcay ha descartado tomar mando personal del asunto.

Sousa con el ministro de Defensa pasa revista a las tropas en Tancos

Sousa con el ministro de Defensa pasa revista a las tropas en Tancos Paolo Novais Efe


¿Unas fuerzas armadas de capa caída?


La última semana no ha sido fácil para las Fuerzas Armadas portuguesas. Además de tener que hacer frente al robo en Tancos, que ha puesto a toda Europa en alerta ante la posibilidad de que las armas extraídas sean utilizadas para perpetrar un atentado, el Estado Mayor también ha tenido que lidiar con un escándalo de corrupción en las Fuerzas Aéreas, donde 16 personas –entre ellas, 12 militares– han sido detenidas por falsificar facturas y defraudar más de 10 millones.

Las Fuerzas Armadas son altamente respetadas en el país vecino, donde nadie olvida el papel clave que desempeñaron en la Revolución de los Claveles, poniendo fin a más de 40 años de dictadura salazarista. La admiración que despertó su defensa de la democracia en ese momento clave, y la participación efectiva en misiones de paz por todo el mundo, ha hecho que los militares sean vistos muy favorablemente por la mayoría de los portugueses.

En un estudio realizado por la Academia Militar portuguesa en 2014 el 93% de los encuestados afirmaban que los militares contribuían al prestigio internacional del país y la amplia mayoría les calificaba de “personas serias y honestas”. En otra encuesta, las Fuerzas Armadas destacaban como la institución mejor valorada en una lista que incluía la Policía Nacional, el Parlamento, los tribunales e incluso la Iglesia.


El ridículo internacional que ha suscitado la falta de seguridad del Arsenal de Tancos, sin embargo, ha hecho que el jefe del Estado Mayor, el general Rovisco Duarte, admita que el “orgullo y prestigio” del Ejército ha sufrido un duro golpe por culpa de esta episodio. Por su parte, la Asociación de Oficiales de las Fuerzas Armadas ha exigido que se depuren responsabilidades, enfatizando lo urgente que es “reestablecer la credibilidad en la defensa del Estado”.


Aunque a largo plazo es poco probable que el escándalo acabe con la buena imagen que los portugueses tienen de sus Fuerzas Armadas, muchos exigen mayor esfuerzo por parte del Gobierno para garantizar que una de las instituciones más queridas del Estado siga estando a la altura de sus responsabilidades.


“Las Fuerzas Armadas lusas se encuentran en la misma situación que las de casi todos los países de Europa en estos momentos”, afirma António Nunes, del OSCOT. “Todos hemos pasado a tener ejércitos profesionales y eso implica tener menos efectivos, y necesitar concentrar nuestros equipamientos, sistemas, soldados”.


Nunes explica que desde que Portugal dejó atrás el servicio militar obligatorio –suprimido en 2004–, el país ha tenido pendiente llevar a cabo la reestructuración definitiva que permita la gestión adecuada de todo el material y las instalaciones que tiene a su disposición. Hay cada vez menos voluntarios, y de los 50.000 efectivos que formaban parte de las Fuerzas Armadas en 2010, ahora el Estado Mayor cuenta con apenas 33.000 militares.

El presidente del OSCOT también afirma que otros factores, como la durísima crisis económica de los últimos años, ha limitado el acceso a los fondos necesarios para llevar a cabo estos cambios. No obstante, Nunes afirma que “por mucha explicación que haya, no son permisibles situaciones como la de Tancos”.


“El Gobierno es muy bueno en plantar cara a problemas macro. Portugal siempre ha estado a la altura de los grandes desafíos, y por eso nuestros militares gozan de tanto prestigio en el exterior. El problema son situaciones como la vídeovigilancia en Tancos, que no es un Arsenal clave en la defensa del Estado, no forma parte de un conjunto de unidades de élite, pero cuya seguridad termina por ser igual de vital. La integridad de un recinto micro para el gran contexto del Estado tiene consecuencias macro para el país y nuestros vecinos”.


“El Estado tiene que intervenir y dedicar fondos, pero también sentido crítico a la reestructuración del Ejército. No sólo está en cuestión el prestigio de las Fuerzas Armadas, sino la seguridad de Portugal y la de nuestros aliados internacionales”.