Los líderes de Camboya y Tailandia firman el acuerdo de paz en presencia de Trump y el primer ministro malasio Anwar Ibrahim, en Kuala Lumpur.

Los líderes de Camboya y Tailandia firman el acuerdo de paz en presencia de Trump y el primer ministro malasio Anwar Ibrahim, en Kuala Lumpur. Mohd Rasfan Reuters

Asia

Trump media para mantener a flote la tregua entre Tailandia y Camboya tras la reanudación de los combates fronterizos

El presidente de Estados Unidos anuncia que las partes "han acordado CESAR todos los disparos a partir de esta noche y volver al Acuerdo de Paz original" que supervisó en julio.

Los enfrentamientos en las áreas en disputa han dejado 20 muertos y han provocado el desplazamiento de más de medio millón de personas.

Más información: El primer ministro tailandés convoca elecciones después de tres meses en el cargo y en medio de la guerra fronteriza con Camboya

Álvaro Escalonilla
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Las claves

Donald Trump anunció que Tailandia y Camboya han acordado retomar el alto el fuego tras recientes combates fronterizos que dejaron al menos 20 muertos y más de 260 heridos.

La reanudación del conflicto se debió a la explosión de una mina terrestre en la frontera, que según Tailandia fue colocada por fuerzas camboyanas.

Persiste la incertidumbre sobre las intenciones del nuevo primer ministro interino de Tailandia, Anutin Charnvirakul, quien convocó elecciones anticipadas tras los enfrentamientos.

Hun Manet, líder de Camboya, parece más dispuesto a frenar la violencia, mientras Tailandia exige la retirada de tropas y eliminación de minas antes de consolidar la tregua.

Donald Trump anunció este viernes que Tailandia y Camboya retoman el acuerdo de alto el fuego que firmaron bajo su auspicio en julio y que ampliaron —sin demasiado éxito, visto lo visto— el pasado mes deoctubre. "[Las partes] han acordado CESAR todos los disparos a partir de esta noche y volver al Acuerdo de Paz original", escribió en su plataforma, Truth Social. El inquilino de la Casa Blanca acababa de conversar por teléfono con los líderes de ambos países después de que la frágil tregua saltara por los aires la semana pasada.

¿El motivo? Una mina terrestre que acabó con la vida de varios soldados tailandeses en la zona fronteriza en disputa. Una mina terrestre que, según las denuncias de Bangkok, las fuerzas de Nom Pen colocaron meses atrás. Al menos 20 personas murieron en los enfrentamientos de esta semana, y otras 260 resultaron heridas, según el recuento de víctimas oficial. El número de desplazados sobrepasa los 500.000 a uno y otro lado de la frontera.

"La bomba en la carretera que originalmente mató y dejó heridos a numerosos soldados tailandeses fue un accidente, pero Tailandia, no obstante, se vengó con gran fuerza", escribe Trump. "Ambos países están listos para la PAZ y el comercio continuo con Estados Unidos de América", recoge el mensaje del presidente de Estados Unidos, que tuvo que interceder de nuevo para acabar con el "muy desafortunado resurgimiento de su guerra de larga duración".

El mandatario republicano —que presume hasta la extenuación de haber resuelto la friolera de ocho guerras— también agradeció la asistencia diplomática del primer ministro de Malasia, Anwar Ibrahim, muñidor del acuerdo de paz firmado en julio en calidad de presidente del bloque regional de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN).

Existen dudas, sin embargo, sobre las verdaderas intenciones que guían al primer ministro tailandés, Anutin Charnvirakul, que desde este mismo viernes ocupa el cargo de manera interina tras convocar elecciones anticipadas. No rodean tantas incógnitas al primer ministro de Camboya, Hun Manet. Tampoco a su padre, Hun Sen, actual presidente del Senado y verdadero hombre fuerte del país. En Nom Pen parecen más interesados en detener las hostilidades frente a un enemigo a todas luces superior en el plano militar.

En cambio, el tailandés Charnvirakul, que compareció unas horas antes de la publicación de Trump, no mencionó ante la prensa haber alcanzado un acuerdo con el mandatario estadounidense para detener los combates. "Le expliqué al presidente Trump que no somos los agresores contra Camboya, sino que estamos respondiendo", declaró el líder conservador.

"Él quiere un alto el fuego —explicó Charnvirakul—. Le dije que les dijera a nuestros amigos: no solo digan 'alto el fuego', sino que deben decirle al mundo que Camboya cesará el fuego, retirará sus tropas y eliminará todas las minas terrestres que haya colocado. Primero deben demostrárnoslo a nosotros".

El ingeniero y empresario de la construcción, líder del Partido del Orgullo Tailandés (Bhumjaithai o BJT, por sus siglas), escribió en la noche del jueves en Facebook que le gustaría "devolver el poder al pueblo". Sólo unas horas después, estaba presentando ante el rey Maha Vajiralongkorn su propuesta para disolver la Asamblea Nacional.

Los analistas temen que Charnvirakul, un civil de pies a cabeza pero que defiende al establishment militar que controla los designios del país —y que sólo acumula tres meses de experiencia en el poder—, pretenda jugar la carta nacionalista para ganar unas elecciones que, según la Constitución, deben celebrarse en los próximos 45 o 60 días.

Remarcar su perfil promilitar y anticamboyano podría ser una baza ganadora para batir en las urnas al Partido del Pueblo, la formación de matriz progresista que heredó las siglas del disuelto Partido Avanzar, claro vencedor de los últimos comicios de 2023, aunque incapaz de gobernar al sufrir el veto del establishment conservador.