Kim Jong-un llega a Pionyang desde China el 5 de septiembre de 2025.

Kim Jong-un llega a Pionyang desde China el 5 de septiembre de 2025. Reuters

Asia COREA DEL NORTE

Kim Jong-un purgó en silencio a varios espías civiles con redadas masivas tras una misión secreta fallida de los Navy Seals en 2019

La operación, atribuida a los Navy SEALs y desvelada la semana pasada por The New York Times, tenía como objetivo espiar al líder norcoreano antes de su encuentro en Hanói con Donald Trump, entonces presidente de EEUU.

Aun así, el episodio no pareció alterar de forma decisiva la diplomacia: Trump y Kim mantuvieron dos encuentros ese mismo año, en Hanói en febrero y, más tarde, en junio, en la Zona Desmilitarizada que divide las dos Coreas.

Más información: La unidad de los Seals que cazó a Bin Laden intentó colocar escuchas a Kim Jong-un: fracasó y dejó varios civiles muertos

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Corea del Norte lanzó en 2019 una purga interna contra presuntos espías justo después de una misión fallida de las fuerzas especiales estadounidenses que intentaban interceptar las comunicaciones de Kim Jong-un, según reveló una fuente del Gobierno surcoreano.

La operación, atribuida a los Navy SEALs y desvelada la semana pasada por The New York Times, tenía como objetivo plantar un dispositivo para espiar al líder norcoreano antes de su encuentro en Hanói con Donald Trump, entonces presidente de EEUU.

De acuerdo con la información adelantada por la agencia Yonhap, Pionyang desplegó redadas masivas para detectar infiltrados tras la incursión estadounidense.

Varias fuentes aseguran que, durante el proceso, múltiples civiles norcoreanos habrían sido abatidos, lo que provocó un fuerte impacto en la red de inteligencia humana (HUMINT) que Washington había tejido dentro del hermético país.

La misión fracasó al encontrarse con una embarcación pesquera norcoreana que transportaba a dos o tres tripulantes.

Estos fueron abatidos por los comandos estadounidenses, lo que precipitó la reacción norcoreana.

Aun así, el episodio no pareció alterar de forma decisiva la diplomacia: Trump y Kim mantuvieron dos encuentros ese mismo año, en Hanói en febrero y, más tarde, en junio, en la Zona Desmilitarizada que divide las dos Coreas.

Silencio calculado

El régimen norcoreano no ha hecho referencia pública a la supuesta incursión. Analistas creen que un reconocimiento oficial sería admitir que las fuerzas enemigas lograron penetrar en su territorio y que el régimen fracasó en proteger a su población.

Solo puedo especular, pero reaccionar sería una confirmación de que sucedió”, explicó a Efe Dean J. Ouellette, profesor de la Universidad de Kyungnam y experto en asuntos norcoreanos.

Según él, lo previsible es que Pionyang espere el momento para responder bajo su lógica de “acción por acción”, que alude a represalias simétricas.

Mientras tanto, el Gobierno surcoreano se ha limitado a señalar que carece de información sobre la operación.

El Ministerio de Unificación aseguró el lunes no tener constancia del caso, mientras que Defensa evitó responder.

Washington se desmarca

El expresidente Trump negó la semana pasada cualquier conocimiento de la misión. No obstante, The New York Times subrayó que un despliegue de este calibre, con riesgos potenciales para la seguridad internacional, habría requerido aprobación presidencial.

La filtración llega en un momento delicado: Trump, de vuelta en la Casa Blanca, busca reactivar sus contactos con Kim Jong-un.

La nueva Administración surcoreana, encabezada por Lee Jae-myung, también promueve gestos de acercamiento intercoreano, lo que aumenta la tensión en torno a la revelación.

La combinación de silencio en Pionyang, cautela en Seúl y negaciones en Washington refleja la complejidad de un episodio que expone los límites del espionaje en el Estado más hermético del mundo y los riesgos de las operaciones encubiertas cuando se superponen con la diplomacia al más alto nivel.