Asia

Xi exhibe el poder militar de China acompañado por Putin y Kim Jong-un y avisa: "El mundo se enfrenta a paz o guerra"

El presidente chino presume de nuevas armas y dice que la II Guerra Mundial fue un punto de inflexión crucial en el "gran rejuvenecimiento" de su país.

Donald Trump felicita a Pekín por las conmemoraciones y denuncia con cierta sorna una "conspiración" con Moscú y Pionyang contra EEUU.

Más información: Xi ha presentado la Segunda Guerra Mundial como un punto de inflexión crucial en el "gran rejuvenecimiento de la nación china"

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Xi Jinping ha desplegado todos sus encantos diplomáticos para proyectar su propia visión del mundo, una muy diferente a la que propone Occidente. El presidente chino ha aprovechado que Donald Trump está sumiendo en el desconcierto a parte del planeta —aliados incluidos— a golpe de aranceles y amenazas, para rodearse de un puñado de líderes afines con los que empezar a moldear ese nuevo orden internacional. Líderes, en su mayoría autoritarios, con los que ha compartido sonrisas y gestos cómplices.

El dictador norcoreano, Kim Jong-un, el ruso, Vladímir Putin, y el presidente iraní, Masoud Pezeshkian, entre otros, han sido los elegidos para flanquear a Xi este miércoles durante un desfile militar en Pekín para conmemorar el 80 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial en Asia tras la rendición de Japón.

Kim, que apenas abandona su país, ha debutado así en su primer gran evento multilateral acompañado de su hija Ju-ae, considerada por la inteligencia surcoreana como "su sucesora más probable". Además, este constituye el primer viaje al extranjero que realizan juntos padre e hija, que se dejan ver en público cada vez con mayor frecuencia.

Xi Jinping junto a Vladímir Putin y Kim Jong-un antes de iniciarse el desfile militar por el 80 aniversario del fin de la II Guerra Mundial en Pekín.

Xi Jinping junto a Vladímir Putin y Kim Jong-un antes de iniciarse el desfile militar por el 80 aniversario del fin de la II Guerra Mundial en Pekín. Reuters

Pero si la celebración ha dejado una imagen para la historia ha sido la de los mandatarios de estos cuatro países (China, Rusia, Corea del Norte e Irán) reunidos por primera vez en el mismo lugar. Y no en uno cualquiera, sino en la simbólica plaza de Tiananmen, donde se han congregado más de 50.000 espectadores para presenciar durante 70 minutos un espectáculo con exhibiciones aéreas, equipo militar de vanguardia —como misiles hipersónicos, drones y tanques equipados—, y miles de soldados caminando a paso de ganso, algunos de ellos veteranos de la guerra contra Japón.

La excusa —celebrar la victoria del pasado— ha servido también como un aviso para el futuro y para Occidente. Una demostración de poderío militar, a la que también han asistido el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko o el jefe de la junta militar de Myanmar, Min Aung Hlaing, que arrastran un nefasto historial de violaciones de los derechos humanos.

De hecho, según la organización Freedom House, sólo siete de la casi treintena de países representados en el evento son considerados libres o parcialmente libres.

"Guerra o paz"

Ataviado con un traje al estilo de Mao Zedong, Xi ha pasado revista a sus tropas subido a una limusina descapotable. Luego ha saludado a sus invitados, incluyendo al indonesio Prabowo Subianto, quien ha hecho una aparición sorpresa a pesar de las violentas protestas contra los privilegios políticos que están sacudiendo su país. 

"Solo cuando los países se tratan como iguales y viven en armonía se puede salvaguardar la seguridad común, eliminar las causas de la guerra y evitar que se repitan las tragedias de la historia", ha expresado el líder chino durante un discurso en el que ha agregado que "la humanidad se enfrenta de nuevo a elecciones: la paz o la guerra, el diálogo o la confrontación, la cooperación de beneficio mutuo o los juegos de suma cero".

Bombarderos ligeros chinos J-10 durante el desfile.

Bombarderos ligeros chinos J-10 durante el desfile. Reuters

En esta línea, Xi ha anunciado que "el gran rejuvenecimiento de la nación china es imparable" y ha asegurado que "la noble causa de la paz y el desarrollo de la humanidad triunfará sin duda".

Sentado en la tribuna de observación entre los líderes ruso y norcoreano, Xi ha intercambiado unas palabras con ambos mientras desfilaban ante ellos tanques y soldados. La escena ha resonado en la otra punta del mundo. "Que el presidente Xi y el maravilloso pueblo chino disfruten de un gran día de celebración", ha escrito con cierta sorna Donald Trump en sus redes sociales. "Les ruego que transmitan mis más cálidos saludos a Vladímir Putin y a Kim Jong-un mientras conspiráis contra Estados Unidos".

Ningún mandatario europeo se ha dejado ver en la conmemoración, con la excepción de Robert Fico, primer ministro de Eslovaquia, un país europeo y miembro de la OTAN. El dirigente populista, que junto al húngaro Viktor Orbán es el aliado europeo más cercano al Kremlin, ha aprovechado la ocasión para mantener una reunión bilateral con Putin, en la que han abordado el suministro de gas ruso a su país, pese al aislamiento impuesto por Europa a Moscú por la invasión de Ucrania.

Palomas de la paz liberadas durante el desfile.

Palomas de la paz liberadas durante el desfile. Maxim Shemetov Reuters

Durante alrededor de hora y media, el Ejército Popular de Liberación (EPL, el Ejército chino) ha exhibido entre pompas propagandísticas algunos de sus equipos más modernos. Según la televisión estatal CCTV, entre ellos había drones de combate con sistemas de inteligencia artificial capaces de operar junto a cazas tripulados.

También nuevos misiles hipersónicos antibuque, como el YJ-20 y el YJ-21, y el DF-61, considerado el intercontinental más avanzado tras el DF-41; o sistemas de defensa aérea como el HQ-29 y el HQ-20, así como el KJ-600, el primer avión chino de alerta temprana diseñado para operar desde un portaaviones. El evento se ha clausurado con la liberación de 80.000 palomas de la paz y globos coloridos.

La previa de Tianjin

El domingo, Xi ya ofreció un primer esbozo de lo que muchos expertos denominan "la alianza antioccidental" con la celebración en la ciudad china de Tianjin de una cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), un foro de seguridad que contó con la presencia destacada Putin y el primer ministro indio, Narendra Modi.

Según explicaba Claus Soong, analista de MERICS, "China y Rusia están utilizando instituciones multilaterales como OCS para reforzar su coordinación estratégica y construir una nueva narrativa con la que remodelar el orden mundial". De hecho, tras la reunión, Xi y Putin sellaron su "amistad sin límites" con la firma de varios documentos, entre los que se incluye un acuerdo energético y la creación de un nuevo gasoducto.

No obstante, quizá lo más destacado fue el apretón de manos entre Xi y Modi, líderes de dos países históricamente enfrentados por disputas territoriales. Un acercamiento que se produce en plenas tensiones de India con EEUU por los aranceles impuestos por Trump. "India y China no son rivales, sino amigos", señaló el líder nacionalista hindú. Una declaración de intenciones que Xi celebró de buena gana.

Aliados también en combate

La celebración también ha servido para propiciar un esperado cara a cara entre otros dos aliados: Vladímir Putin y Kim Jong-un. Sus lazos se han estrechado en los últimos años, impulsados por el aislamiento internacional de Rusia tras la invasión de Ucrania. Kim, que rara vez abandona Corea del Norte, ha realizado un viaje de 24 horas en su tren blindado para asistir al encuentro.

Existen varias evidencias de que Corea del Norte ha suministrado municiones, armas e incluso soldados para apoyar el esfuerzo bélico ruso, a cambio de tecnología avanzada y ayuda humanitaria. Sin ir más lejos, este mismo martes, el Servicio Nacional de Inteligencia (NIS) surcoreano ha avisado que el régimen de Pyongyang prevé enviar otros 6.000 soldados a la guerra.