Imagen de archivo de agentes federales deteniendo a un inmigrante presuntamente sin documentación.

Imagen de archivo de agentes federales deteniendo a un inmigrante presuntamente sin documentación. Reuters

EEUU

Trump sigue con su retórica xenófoba y lanza redadas contra los somalíes en Minneapolis tras llamarles "basura"

"No contribuyen en nada. No los quiero en nuestro país. Son basura", ha dicho el presidente de EEUU sobre los inmigrantes somalíes.

Más información: Trump extiende a Nueva Orleans su ofensiva migratoria con redadas para 'cazar' a centroamericanos y mexicanos

Publicada
Actualizada

Las claves

Trump ha lanzado redadas migratorias en Minneapolis y Saint Paul, enfocándose en inmigrantes somalíes, a quienes calificó de "basura".

El alcalde de Minneapolis y el gobernador de Minnesota han rechazado la colaboración con ICE y han implantado medidas para proteger a la comunidad inmigrante.

La Operación Catahoula Crunch en Nueva Orleans también busca detener a migrantes de México, Honduras, Guatemala y El Salvador.

Las redadas, parte de una ofensiva federal contra ciudades santuario, han provocado protestas y cierres de negocios latinos por temor a detenciones masivas.

El estado de Minnesota, gobernado por el demócrata Tim Walz, se ha convertido en el nuevo objetivo migratorio del Gobierno Trump, apuntando en especial a los inmigrantes de origen somalí, a quienes el presidente de EEUU ha calificado de "basura"

Varios medios estadounidenses, como CNN, CBS y The New York Times, informan del inicio de redadas de agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas en las ciudades de Saint Paul y Minneapolis.

Se espera que más de 100 agentes se desplieguen y se centrarán en los somalíes que ya tengan órdenes finales de deportación, aunque no se descartan detener a migrantes que estén en procesos de regularizar su estatus en Estados Unidos.

"Apoyamos a nuestros vecinos inmigrantes y queremos reafirmar que la ciudad de Minneapolis no colabora con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas en operaciones civiles de control de la inmigración", ha afirmado el Ayuntamiento de Minneapolis en su web, donde destaca que la ciudad "cuenta con la comunidad somalí-estadounidense más dinámica del país" y que las autoridades locales están "orgullosas de esta comunidad y de los numerosos logros de las personas que han emigrado de Somalia y ahora consideran Minneapolis su hogar".

En este sentido, ante el comienzo de las operaciones federales su alcalde, Jacob Frey, ha firmado en las últimas horas una orden
ejecutiva "prohibiendo a las agencias federales, estatales y locales el uso de cualquier estacionamiento (...) de la ciudad para llevar a cabo operaciones civiles de control de inmigración".

La orden también anuncia "una plantilla de señalización" para quienes "deseen mostrar su apoyo a los inmigrantes y marcar sus propiedades como zonas prohibidas para estas actividades".

Por su parte, el gobernador de Minnesota, Tim Walz, quien fue el candidato demócrata a la vicepresidencia en 2024, ha calificado el operativo de "maniobra publicitaria" y ha acusado al Gobierno de "atacar indiscriminadamente a los inmigrantes".

Minneapolis se ha posicionado junto a la comunidad somalí frente a los últimos ataques xenófobos de Trump. "Estas son personas que no hacen más que quejarse. Son todos basura", ha afirmado, dejando claro que no los quiere en EEUU.

También en Nueva Orleans

A estas redadas se suma también la Operación Catahoula Crunch, en Nueva Orleans, Luisiana, dirigida contra "delincuentes extranjeros ilegales que deambulan libremente gracias a las políticas santuario", término con el que alude la Administración Trump a las ciudades y estados que restringen su cooperación con la Casa Blanca en lo relacionado con sus estrictas directivas de inmigración.

El objetivo de esta operación, que comenzó este miércoles, no es otro que detener a migrantes de México, Honduras, Guatemala y El Salvador.

El despliegue de decenas de agentes federales ha sacudido a un estado con cerca de 223.000 inmigrantes, de los que casi uno de cada cinco son de Honduras y cerca de la octava parte son de México, según datos del American Immigration Council.

Restaurantes y negocios latinos han anunciado en sus redes sociales cierres ante el temor de que trabajadores o clientes queden detenidos en las redadas, mientras que activistas han cuestionado que los agentes estén enfocándose en migrantes con antecedentes penales.

Cartel que indican que no se permite el acceso al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) este miércoles en una taquería en Nueva Orleans.

Cartel que indican que no se permite el acceso al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) este miércoles en una taquería en Nueva Orleans. Reuters

Ofensiva contra las 'ciudades santuario'

Las operaciones del Departamento de Seguridad Nacional contra la inmigración ilegal, ordenadas por Trump, se han desplegado principalmente en ciudades lideradas por demócratas desde junio de 2025, enfocadas en redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) y despliegues de tropas de la Guardia Nacional para llevar a cabo deportaciones masivas.

Las primeras redadas comenzaron en Los Ángeles a comienzos de junio de 2025, mucho antes de que los vecinos entendieran que su ciudad se había convertido en el laboratorio de una nueva ofensiva migratoria dirigida desde la Casa Blanca.

Patrullas del DHS y de ICE comenzaron a entrar en barrios latinos, bloqueando calles enteras mientras helicópteros sobrevolaban bloques de apartamentos en Boyle Heights y el centrosur de la ciudad, a la caza de personas sin papeles en redadas que se extendían a fábricas, almacenes y paradas de autobús.

Las protestas no tardaron en llegar, con miles de personas llenando el centro de la ciudad y denunciando que los operativos no respondían a una emergencia de seguridad, sino a una estrategia política para castigar a una de las mayores plazas demócratas del país.​

En Washington, la escenografía se volvió aún más simbólica. Soldados de la Guardia Nacional, bajo control directo del republicano, comenzaron a patrullar avenidas presididas por los edificios que encarnan la democracia estadounidense, mientras los agentes migratorios extendían sus controles a estaciones de metro y zonas de servicios.

El mensaje era doble: una demostración de fuerza ante una supuesta ola de criminalidad atribuida a inmigrantes y un aviso a los dirigentes demócratas de lo que podía ocurrir si desafiaban la agenda migratoria federal.

Organizaciones de derechos civiles denunciaron que la presencia militar y las redadas habían creado un clima de miedo que afectaba tanto a indocumentados como a ciudadanos de minorías raciales, reavivando debates sobre los límites de la ley y el uso partidista de las fuerzas federales.​

Memphis se incorporó en septiembre a ese mapa de ciudades elegidas por Trump para mostrar hasta dónde estaba dispuesto a llegar en su cruzada contra lo que describía como "enemigo interno".

Pese a que las estadísticas locales mostraban una reducción reciente de los índices de criminalidad, la ciudad fue presentada desde Washington como un foco descontrolado de violencia, justificando así el envío de miles de efectivos de la Guardia Nacional y centenares de agentes federales para acompañar las redadas de ICE en barrios mayoritariamente negros y latinos.

El alcalde, el demócrata Paul Young, criticó que el operativo se hubiera decidido sin diálogo con las autoridades locales, mientras grupos comunitarios documentaban incursiones nocturnas en bloques de viviendas y detenciones masivas que alimentaban la sensación de ocupación más que de seguridad.​

En Chicago, otro bastión demócrata y ciudad santuario, el guion se repitió con matices propios.

Primero llegaron las redadas intensivas del DHS, dirigidas a vecindarios inmigrantes y acompañadas de un discurso presidencial que culpaba a la urbe de ser refugio de delincuentes extranjeros y de permitir protestas contra la política migratoria federal.

Luego, la amenaza explícita de desplegar la Guardia Nacional, que terminó topándose con recursos judiciales y la oposición frontal del gobernador de Illinois J.B. Pritzker y el alcalde Brandon Johnson, convencidos de que el objetivo real no era reducir el crimen sino doblar el brazo político de una ciudad que se había convertido en símbolo de resistencia.

El pasado 15 de noviembre se desplegó la Operación Red de Charlotte en la ciudad del mismo nombre, la más poblada de Carolina del Norte, con más de 370 arrestos en una semana. El gobernador demócrata Josh Stein criticó el perfil racial de las detenciones.