Donald Trump porta la gorra MAGA al descender del Air Force One, tras su viaje por Asia.

Donald Trump porta la gorra MAGA al descender del Air Force One, tras su viaje por Asia. Evelyn Hockstein Reuters

EEUU

El silencio de Bannon y Musk da oxígeno a un Trump arrinconado por las nuevas revelaciones del 'caso Epstein'

El “speaker” de la Cámara de Representantes anunció la votación la próxima semana de una solicitud para publicar todos los archivos de la investigación.

Más información: La Casa Blanca acusa a los demócratas de usar "un relato falso" para vincular a Trump con el pederasta Epstein

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Poco después de su sonado desencuentro con Donald Trump, Elon Musk utilizó su red social, X, para intentar herir al presidente donde más le podía doler. En uno de sus múltiples posts de despecho, el que fuera el hombre más rico del mundo aseguraba que su antiguo jefe en la Casa Blanca “estaba en los papeles de Epstein”.

Sin embargo, el golpe apenas tuvo ningún efecto. Todo el mundo lo consideró como una venganza personal y, aparte, la relación entre Trump y Epstein ya estaba suficientemente documentada si necesidad de que Musk nos informara de nada.

El asunto aquí es intentar entender el misticismo de “los papeles de Epstein” entre los simpatizantes de MAGA y, por extensión, de Donald Trump. Durante años, la llamada “derecha alternativa”, adicta a los oscuros foros de internet y a los grupos conspirativos del tipo Q-Anon, llevaba acusando a altos miembros del Partido Demócrata y de las élites de Hollywood de participar en orgías “satánicas” con abusos e incluso asesinatos de menores. 

Una de las teorías más populares de la época tenía que ver con una supuesta pizzería de Washington en la que los miembros de la Administración Obama junto, por supuesto, a los Clinton y a algún que otro actor o cantante progresista, llevaban a cabo sus crímenes. Fue el conocido como “Pizzagate”, y tuvo su importancia a la hora de movilizar determinado voto antisistema en las elecciones de 2016, no solo en favor de Trump, sino, sobre todo, en contra de Hillary Clinton.

Estas teorías siguieron alimentándose durante años, sin acabar de concretar en nada… hasta que, en julio de 2019, el FBI detuvo al empresario Jeffrey Epstein en el aeropuerto de Nueva Jersey y la justicia lo encarceló acusado de trata de menores.

De repente, en la mente de los simpatizantes de Breitbart News, de Chan y de la derecha a la derecha de FOX News, todo cuadró: Epstein era multimillonario, amigo de las élites, tenía fotos con Bill Clinton, organizaba fiestas con chicas menores de edad… y además era judío, algo que, en los entornos ultranacionalistas de la América profunda, es un motivo más de sospecha.

La pedofilia como elemento político

El 'caso Epstein' se convirtió en la encarnación de todas las ensoñaciones pasadas. Por fin, aparecía el nexo entre el Partido Demócrata y la pedofilia, obviando por completo que uno de los mejores amigos del empresario era precisamente otro empresario, también neoyorquino, también amigo de las fiestas, también simpatizante en su momento del Partido Demócrata, llamado Donald Trump. Por entonces, además, presidente del país.

El extraño suicidio de Epstein en prisión disparó definitivamente todas las paranoias. Obviamente, le habían matado para que no hablara, no había otra explicación. ¿Quién le había matado? Las mismas élites que habían acudido a las fiestas en su isla de Florida.

A partir de ahí, empezó a correr el rumor de que Epstein llevaba una especie de contabilidad con los nombres de todos los que habían viajado a la isla y participado en las orgías. La “lista Epstein” o “los papeles de Epstein” se convirtieron en un fantasma que acechaba a los poderosos, con bulos constantes y nombres disparados al azar con fines políticos.

Cuando Musk dijo que uno de esos nombres era el de Donald Trump, tenía motivos para pensar que eso podía dañar la reputación del multimillonario, pero se equivocaba. ¿Por qué? Porque la lucha nunca fue contra la pedofilia ni contra la prostitución infantil. La lucha fue contra las élites progresistas y, en concreto, contra el Partido Demócrata, de ahí que se insistiera tanto en la negativa de Joe Biden a publicar la supuesta lista y se obviara que Epstein fue detenido, encarcelado y hallado colgado en su celda durante el primer mandato de Trump.

La “treta” de la que intentan aprovecharse todos

Por eso, aunque los demócratas quieran utilizar ahora el 'caso Epstein' para su interés político, no están hallando el eco que esperaban. Elon Musk no ha dicho ni una palabra respecto a los correos electrónicos filtrados el pasado miércoles en los que el pedófilo insinuaba que Trump sabía mucho más de sus fiestas de lo que reconocía.

Tampoco ha dicho nada Steve Bannon en su podcast The War Room. El gran ideólogo de MAGA, que tantas veces exigió a Biden que hiciera pública la investigación, calla ahora esperando a que amaine la tormenta.

En un sorprendente giro de los acontecimientos, es el propio Trump el que habla del “caso Epstein” como una “treta” del Partido Demócrata, ignorando a propósito que ha sido durante años una de las reivindicaciones de su base electoral.

Después del apoyo público que recibió el miércoles por parte de los congresistas del Partido Republicano -el “speaker” Mike Johnson anunció, eso sí, que la semana que viene se votaría en la Cámara de Representantes una proposición para pedir al Departamento de Justicia la publicación de todos los archivos de la investigación-, el silencio de los líderes de la derecha alternativa le da un aire necesario.

Más que nada porque todo esto llega en un momento convulso: este jueves, la Cámara votó afirmativamente al proyecto de financiación que pactaron los senadores republicanos con ocho senadores demócratas, permitiendo, a falta de la firma del presidente, que el gobierno federal vuelva a abrir después de un mes y medio. Este sí es un tema que interesa a MAGA y que interesa en general a toda la América que desconfía de Washington y por lo tanto de su Gobierno. 

También interesa, y ahí están las manifestaciones públicas al respecto, la excesiva involucración de Trump en los conflictos extranjeros, lo que viene a socavar la doctrina “America First”. Hay un amplio sector de MAGA, encabezado por el propio Bannon, que ve con recelo la posibilidad de una intervención en Venezuela, donde estiman que a Estados Unidos no se le ha perdido nada.

Por mucho que en la Casa Blanca insistan en que el 'caso Epstein' es un invento de los demócratas para que no se hable de lo bien que va el país, lo cierto es que a Trump también le está sirviendo para que no se hable de su errática política económica y diplomática. Por eso, tal vez, el tema nunca decae.