EEUU

Trump anima a sus generales a convertir las grandes ciudades como Chicago o Los Ángeles en "campos de entrenamiento"

En un discurso ante la cúpula castrense, insta a combatir al "enemigo interno" en alusión a los inmigrantes, la delincuencia e incluso la oposición demócrata. 

Más información: Donald Trump oficializa el regreso del Departamento de Guerra de EEUU: "Tenemos el Ejército más fuerte del mundo"

Publicada
Actualizada

El presidente de EEUU, Donald Trump, ha propuesto este martes que el Departamento de Defensa, al que su Administración quiere rebautizar como Departamento de la Guerra, debería convertir “ciudades peligrosas" como Chicago y Los Ángeles en "campos de entrenamiento” para los militares y la Guardia Nacional.

En una inédita reunión convocada por Hegseth de 800 generales, almirantes y comandantes de los tres ejércitos del país en una base en Quantico (Virginia), el republicano ha instado a los militares a combatir al "enemigo interno" prometiéndoles "resucitar el espíritu guerrero" de las fuerzas armadas.

Ante su cúpula militar, Trump ha lanzado una arenga de más de una hora de duración con un marcado carácter político y belicista, al combinar en su mensaje su cruzada contra los inmigrantes con el combate contra activistas progresistas y la oposición demócrata.

Durante su discurso ha mencionado, como acostumbra, las "ciudades gobernadas por demócratas de la izquierda radical”, mencionando, en concreto, San Francisco, Chicago, Nueva York y Los Ángeles.

"Las vamos a arreglar una a una y en ello van a jugar un papel destacado algunas de las personas en esta sala. Es una guerra desde dentro", ha advertido.

En este sentido, ha recordado que el mes pasado firmó una orden ejecutiva para "dar entrenamiento a una fuerza de reacción rápida que ayuda a aplacar disturbios civiles".

"Hay que lidiar con el enemigo interno antes de que se descontrole. No se descontrolará una vez que ustedes se involucren”, ha proclamado. "La supuesta “invasión desde dentro no es distinta de un enemigo extranjero, pero es más difícil porque no llevan uniformes”, ha añadido.

"Si escupen, nosotros pegamos"

Ante las protestas en las calles del país contra sus políticas, el republicano ha apostado por que las fuerzas de seguridad adopten una nueva doctrina basada en "si escupen, nosotros pegamos".

Al hilo de esto, ha contado que en algunas protestas ha visto en los medios cómo algunos manifestantes escupían y lanzaban ladrillos a los agentes. "Si los vehículos militares o policiales son alcanzados por ladrillos u otros objetos, los oficiales deberían hacer lo que quieran".

No seremos políticamente correctos cuando se trata de defender la libertad de EEUU, y seremos una máquina de luchar y ganar”, ha proclamado.

Por otro lado, el presidente prometió que "resucitará el espíritu guerrero" de las fuerzas armadas de Estados Unidos que "ganó y construyó esta nación".

"Juntos, en los próximos años, vamos a transformar a nuestras fuerzas armadas en algo más fuerte, más recio, más rápido", garantizó Trump a la cúpula militar.

Antes de iniciar su discurso bélico, Trump lanzó una broma a los presentes en forma de amenaza: “Si no les gusta lo que digo pueden abandonar la sala, pero pueden despedirse de su rango, pueden despedirse de su futuro”.

Hegseth carga contra lo 'woke'

Antes de Trump tomó la palabra su secretario de Defensa, Pete Hegseth, quien hizo un mitin contra la “basura woke” a la que acusó de provocar durante décadas la "decadencia"del Ejército con sus políticas e iniciativas de diversidad e integración.

Hegseth criticó el aspecto de las tropas con sobrepeso: "Es completamente inaceptable ver generales y almirantes gordos en los pasillos del Pentágono". "La era de la apariencia poco profesional ha terminado. Se acabaron los barbudos", proclamó el jefe del Pentágono.

"Líderes políticos necios e imprudentes se equivocaron de rumbo y perdimos el rumbo. Nos convertimos en el 'Departamento Progresista'. Pero ya no", añadió.

El secretario de Defensa ha cargado contra los programas de diversidad de género o racial o contra el sistema que había permitido denunciar el "liderazgo tóxico" en las filas, o las novatadas.

"Limpiamos los escombros, eliminamos distracciones, despejamos el camino para que los líderes sean líderes. Acabamos la guerra contra los guerreros", ha prometido.

Ha garantizado que emprenderá reformas radicales en la forma en que se manejan las denuncias por discriminación y en cómo se investigan las acusaciones de irregularidades en el Pentágono. "El sistema actual hace que los altos mandos anden con pies de plomo", ha señalado.

"Si las palabras que estoy diciendo hoy les hacen entristecer el corazón, entonces deberían hacer lo correcto y renunciar", declaró un desafiante Hegseth ante un auditorio totalmente en silencio, muy diferente a los mítines políticos a los que está acostumbrado.

Al hablar de las mujeres soldado en combate, Hegseth ha afirmado: “Si pueden, excelente. Si no, es lo que es. Si eso significa que no cualifican para determinados puestos de combate, que así sea. No es la intención pero podría ser el resultado. También significará que hombres débiles no califican porque esto no es un juego. Esto es sobre vida y muerte”.

"Todos servimos al presidente", concluyó Hegseth, quien ha anunciado que habrá más cambios en el liderazgo militar recordando que “las decisiones sobre personal son decisiones políticas”.