Tulsi Gabbard, directora nacional de Inteligencia de EEUU, en una rueda de prensa en la Casa Blanca el 23 de julio de 2025.

Tulsi Gabbard, directora nacional de Inteligencia de EEUU, en una rueda de prensa en la Casa Blanca el 23 de julio de 2025. Kent Nishimura Reuters

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Trump expulsa de la CIA por "traición" a su mayor experta en Rusia: "Suenan copas de champán en Moscú y Pekín"

La funcionaria purgada llevaba más de dos décadas en el servicio y dirigió en 2016 la elaboración del informe que documentó la injerencia rusa en las elecciones presidenciales en favor de Trump.

La medida, presentada como un castigo a quienes “traicionaron su juramento a la Constitución”, supone un golpe sin precedentes contra el corazón del aparato de inteligencia estadounidense.

Más información: El director del FBI encuentra documentos clasificados sobre el Russiagate en "bolsas para quemar" en una sala secreta

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La Casa Blanca de Donald Trump ha dado un nuevo paso en su ofensiva contra las agencias de inteligencia.

El pasado 19 de agosto, Tulsi Gabbard, actual directora nacional de Inteligencia, revocó la acreditación de seguridad de una de las analistas más veteranas y respetadas de la CIA en materia de RusiaMaher Bitar, junto con otros 36 funcionarios en activo y retirados.

La medida, presentada como un castigo a quienes “traicionaron su juramento a la Constitución”, supone un golpe sin precedentes contra el corazón del aparato de inteligencia estadounidense.

Bitar llevaba más de dos décadas en el servicio y dirigió en 2016 la elaboración del informe que documentó la injerencia rusa en las elecciones presidenciales en favor de Trump, como adelantó The Economist.

Años después había regresado a la agencia como alta directiva, al frente de operaciones y análisis sobre Rusia y Eurasia.

Su salida ha provocado un terremoto interno: “Perder la acreditación es el fin de la carrera, incluso los equipos de limpieza la necesitan”, advirtió Larry Pfeiffer, exoficial de la CIA.

Escalada contra espías

El movimiento se inscribe en una campaña más amplia de Trump para socavar informes y funcionarios que contradicen su narrativa.

En abril, asesores de Gabbard presionaron a analistas para reescribir evaluaciones sobre la banda criminal venezolana Tren de Aragua.

En junio, el presidente arremetió contra reportes de la Agencia de Inteligencia de la Defensa que ponían en duda su afirmación de haber destruido instalaciones nucleares iraníes.

La CIA, acostumbrada a chocar con la Casa Blanca desde Vietnam hasta Irak, nunca había sufrido represalias de esta magnitud.

El impacto en la moral es incalculable, todos se preguntan si serán los siguientes”, admitió un antiguo colega de la analista apartada.

Entre los sancionados figuran Shelby Pierson y Vinh Nguyen, este último considerado uno de los mayores expertos en inteligencia artificial del Gobierno federal.

También aparece Ted Gistaro, antiguo encargado de informar a Trump en persona, cuya falta fue haber hecho comentarios críticos sobre el mandatario.

Muchos nombres coinciden con una lista difundida en julio por la activista ultraderechista Laura Loomer.

Desmantelamiento institucional

El ataque no se limita a individuos. Gabbard anunció la reducción a la mitad de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI), encargada de coordinar a las 18 agencias de inteligencia.

Aunque incluso críticos de Trump reconocen que la ODNI se había vuelto burocrática y poco eficaz, la poda busca explícitamente “eliminar a actores del Estado profundo”.

Paralelamente, el Gobierno ha activado vías judiciales contra antiguos altos cargos. John Ratcliffe, actual director de la CIA, remitió a la Fiscalía un informe contra John Brennan, exdirector de la agencia bajo Barack Obama, acusándole de mentir al Congreso.

También se abrió una investigación penal contra James Comey, exdirector del FBI, por un mensaje en redes sociales interpretado por el trumpismo como una amenaza de asesinato.

Reacciones internas y externas

El veterano demócrata Mark Warner, miembro del Comité de Inteligencia del Senado, aseguró que la purga es “peor de lo esperado”.

En privado, incluso algunos republicanos habrían reconocido su temor a denunciar públicamente lo que consideran un ataque frontal al sistema.

Aliados de los servicios de inteligencia anglosajones -los llamados Five Eyes- también han trasladado su desconcierto: “¿Qué está pasando en Washington?”, preguntan.

Desde fuera del Gobierno, voces críticas advierten de los efectos geopolíticos. William Burns, director de la CIA durante la Administración Biden, escribió en The Atlantic una carta abierta a los funcionarios “descartados”.

Si viéramos a una potencia rival emprender este suicidio estratégico, brindaríamos con bourbon. Hoy, el sonido es de copas de champán en Moscú y Pekín”.

Con estas medidas, Trump no solo reescribe las reglas del control político sobre las agencias de inteligencia, sino que erosiona la confianza en quienes deben proporcionar información objetiva para la seguridad nacional de EEUU.