
Kamala Harris Reuters
Kamala Harris prepara su vuelta a la política pese al escepticismo del Partido Demócrata por su derrota frente a Trump
La exvicepresidenta de Estados Unidos sopesa convertirse en la próxima gobernadora de California, pero su derrota ante Trump el pasado otoño y el haber ocultado el estado de salud de Biden la han convertido en una figura muy poco ilusionante.
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Todo parece indicar que Kamala Harris está preparando su regreso a la primera línea de la política estadounidense. Su objetivo, si al final decide dar el salto, será concurrir a las elecciones que tendrán lugar dentro de año y medio en California para determinar quién será el próximo gobernador –o gobernadora– de la región. Porque Gavin Newsom, el actual, ya lleva dos mandatos y por ley no puede presentarse a un tercero.
Ocurre que, por lo visto, no parece existir un entusiasmo desmedido ante la posibilidad de tenerla de vuelta. En parte por el sabor amargo –amarguísimo– dejado por su derrota, el pasado otoño, frente a Donald Trump en las elecciones presidenciales. Y en parte porque no está muy claro que perfiles como el de Harris –progresistas del establishment– deban seguir copando los puestos más altos del Partido Demócrata.
"Al principio había cierto entusiasmo", le contaba Mather Martin, un recaudador de fondos del Partido Demócrata que ha trabajado para Harris, a dos periodistas de la revista Politico llamados Melanie Mason y Jeremy White. Se refiere a cuando hace un par de meses la exvicepresidenta empezó a sugerir su regreso. "Pero ese entusiasmo ha ido disminuyendo".
"El nombre de Kamala lo que te recuerda es que estamos sumidos en el caos más profundo", le explicaba a la misma revista un donante del Partido Demócrata que contribuyó con varios cientos de miles de dólares a su campaña presidencial. "Lo hizo lo mejor que pudo, vale, pero con Joe Biden nos engañó porque ella también sabía de su deterioro cognitivo", añadía esta persona. "Yo ya sabía que Trump sería horrible, pero la culpa de la pesadilla que estamos viviendo es culpa del Partido Demócrata; estoy hecho una furia con ellos", sentenciaba.
En paralelo se encuentra el dilema que traen consigo perfiles como Alexandria Ocasio-Cortez –que lleva llenando estadios a lo largo y ancho del país junto a Bernie Sanders desde febrero– o Zohran Mamdani; el joven musulmán que acaba de ganar las primarias del partido a la alcaldía de Nueva York tras derrotar al exgobernador Andrew Cuomo.
Es cierto que Cuomo, además de ser un centrista y una figura asociada al establishment del Partido Demócrata, arrastra varios escándalos como el de las acusaciones de índole sexual que le obligaron a dimitir como gobernador del estado de Nueva York hace cuatro años. Eso también ha influido en su derrota. Con todo, la mayoría de analistas políticos estadounidenses considera que la victoria de Mamdani se debe, principalmente, a dos factores: el fondo de su mensaje –centrado en las dificultades económicas de muchos neoyorquinos– y la forma en la que lo ha transmitido.
"Lo que Mamdani ha entendido es que para llevar a cabo una buena campaña hay que hacerlo desde las bases", decía Sanders –principal representante del izquierdismo en la política mainstream estadounidense– durante una entrevista reciente. "Así que en lugar de aceptar el dinero de multimillonarios o poner anuncios estúpidos en televisión, lo que ha hecho es movilizar a miles y miles de personas en torno a una agenda progresista que responde a las necesidades de la clase trabajadora".

El presidente saliente, Joe Biden, y la ya exvicepresidenta Kamala Harris, en la ceremonia de investidura. Reuters
Formas totalmente opuestas a las desplegadas por Kamala Harris cuando fue designada sucesora de Biden tras la retirada de éste cinco meses antes de las elecciones.
Porque, cabe recordar, Harris apostó por fomentar un mensaje tremendamente vago y difuso a través de su equipo de comunicación y un puñado de mítines cuidadosamente escogidos (como cuando apareció junto a la cantante Beyoncé en Houston). Hasta que llegó un punto en el que hasta los medios de comunicación afines al Partido Demócrata comenzaron a quejarse por su poca predisposición a sentarse a hablar de política.
De hecho, y según informa la prensa local, ahora mismo Harris está consultando con su círculo más íntimo, ese que no la ha abandonado en todos estos años, si participar o no en los comicios californianos. Lo cual sugiere la posibilidad de que siga fiel a su trayectoria política reciente y apueste por delegar, otra vez, en su equipo de comunicación, el dinero de los grandes donantes y una serie de anuncios televisivos.
La ventaja, en este caso, es que California es un territorio mucho más uniforme que el conjunto del país; un lugar en el que el Partido Demócrata lleva ganando, y con facilidad, desde los primeros años noventa. Para muestra un botón: de los 52 congresistas californianos 43 son del Partido Demócrata y solo 9 pertenecen al Partido Republicano. Asimismo, los dos senadores de California tienen el carnet del Partido Demócrata.
Dicho lo cual, en la rama californiana del Partido Republicano el sentir mayoritario es que si Harris es designada candidata del Partido Demócrata a liderar el estado el conservadurismo puede ganar bastante terreno respecto a las últimas tres décadas.
"El entusiasmo que se percibe en los ambientes republicanos ante la candidatura de Harris contrasta frontalmente con la inquietud que se respira en los círculos demócratas", concluyen Mason y White, los cronistas de Politico. "Algunos donantes incondicionales afirman sentirse engañados por lo del deterioro físico y mental de Biden y algunos han llegado a preguntarse si Harris, sabiéndolo, no ayudó a sostenerle hasta el último momento". Para que no hubiese posibilidad de buscar un sustituto que no fuese ella, quizás.
Sea como fuere, los simpatizantes del partido "se dan cuenta de que si se presenta va a salir a relucir su patética campaña presidencial y nadie quiere volver a oír hablar de eso", cuenta un miembro del Partido Demócrata de la zona de San Diego. "Probablemente lidere las encuestas, sí, pero sinceramente nadie está particularmente contento con su vuelta".