Zohran Mamdani, antes del debate de las primarias demócratas para la alcaldía de la ciudad de Nueva York.

Zohran Mamdani, antes del debate de las primarias demócratas para la alcaldía de la ciudad de Nueva York. Vincent Alban Reuters

EEUU

El éxito del 'outsider' Zohran Mamdani en Nueva York inquieta a una élite demócrata con más dinero que votantes

El ala izquierda de la formación considera que Mamdani marca –junto a Sanders y Ocasio-Cortez– el camino a seguir. Los moderados, en cambio, creen que la joven promesa neoyorquina dará alas a Trump.

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La victoria de Zohran Mamdani –un jovencísimo musulmán que aboga por controlar el precio de los alquileres o implantar un transporte público gratuito– en las primarias del Partido Demócrata a la alcaldía de Nueva York ha generado un seísmo de proporciones importantes en la formación a la que pertenece. Una formación, cabe recordar, que lleva noqueada y sin saber muy bien qué rumbo tomar desde la derrota de Kamala Harris frente a Donald Trump en las elecciones del pasado otoño.

La convulsión interna que está zarandeando al Partido Demócrata se resume en la siguiente pregunta: ¿y si el futuro pasa por virar hacia la izquierda y abrazar, cada vez con menos tapujos, algo parecido a la socialdemocracia?

A fin de cuentas, así es como se define Mamdani: socialdemócrata. Lo cual, en Estados Unidos, equivale a la vertiente más izquierdista de la política mainstream. Una tendencia que acoge, también y por ejemplo, a Bernie Sanders o la archiconocida Alexandria Ocasio-Cortez.

“Fijar el mensaje en el coste de la vida ha tenido un gran impacto entre el electorado neoyorquino”, ha declarado a la cadena MSNBC el congresista Hakeem Jeffries cuando se le ha pedido valorar la victoria de Mamdani. “El statu quo no resulta viable para la mayoría de los estadounidenses y por eso cualquier campaña que lo respalde tendrá dificultades para ganar”, ha explicado al Financial Times una experta en comunicación política llamada Alyssa Cass.

Sin embargo, frente a quienes piden seguir los pasos de Mamdani se encuentra el ala centrista del Partido Demócrata. Que es la mayoritaria –al menos hasta la fecha– y la que suele dictar por dónde hay que ir (y de la mano de quién). Joe Biden pertenece a esta facción. También Harris. O la todopoderosa Nancy Pelosi, que presidió la Cámara de Representantes hasta 2023.

“Los izquierdistas han visto en la victoria de Mamdani una hoja de ruta para que el Partido Demócrata recupere el poder”, reza la crónica publicada por la revista Politico. “Mientras tanto los centristas temen que los votantes de Nueva York hayan dado al presidente Trump un garrote con el que golpearlos en las elecciones de medio mandato que se celebrarán en 2026”.

Dichas elecciones –midterms, en jerga política estadounidense– determinarán quién controla el Senado y la Cámara de Representantes, actualmente en manos del Partido Republicano, hasta las elecciones presidenciales del 2028.

“Eso ha reavivado las divisiones –centristas versus izquierdistas; establishment versus outsiders; veteranos versus jóvenes– que arrastra el partido desde las elecciones de otoño”, sigue explicando la pieza de Politico. “Este es el mejor día que Donald Trump ha tenido en mucho tiempo”, ha declarado por su parte Hank Sheinkopf, un estratega del Partido Demócrata. “Ahora tiene un rival en Nueva York al que todos los republicanos pueden apuntar”.

“Para la facción centrista y para los donantes adinerados lo sucedido es horrible y una ruina”, cuenta otro estratega –más aséptico– del Partido Demócrata llamado Tim Lim. “Para los progresistas que no necesariamente apoyan las políticas de Mamdani lo que se ha visto es un voto contra las élites del partido”, añade. “Y para los izquierdistas lo que ha sucedido es que se ha escuchado, por fin, a los votantes”.

Nueva York: un universo propio

Con todo, hay voces en el Partido Demócrata diciendo que, si bien el debate en torno a la dirección que debe tomar la formación es necesario, hay que tener cuidado a la hora de extrapolar los resultados de Nueva York. Dicho de otro modo: cuidado con pensar que las dinámicas neoyorquinas aplican también a buena parte de Estados Unidos.

Además, hay que tener en cuenta a quién se enfrentaba Mamdani en estas primarias a la alcaldía: nada menos que al exgobernador Andrew Cuomo.

Como ya explicaba la crónica publicada el jueves en EL ESPAÑOL, Cuomo no solo representa a la vieja guardia del Partido Demócrata. También es alguien que se ha visto envuelto en varios escándalos a lo largo de los últimos años. Como las acusaciones de índole sexual que forzaron, precisamente, su dimisión como gobernador del estado hace ahora cuatro años.

“Me alegró enormemente la victoria de Mamdani y no por creer que será un gran alcalde –eso está por ver– sino porque una victoria de Cuomo habría sido profundamente deprimente”, ha escrito el afamado economista progresista Paul Krugman en su newsletter antes de añadir: “Su elección habría sido una confirmación de la impunidad de la élite y su falta de rendición de cuentas”.

“Ahora hay una gran discusión dentro del Partido Demócrata sobre si necesitan presentar más candidatos centristas o no”, continúa explicando Krugman. “No estoy listo para opinar al respecto, pero si escogen ese camino deberían buscar mejores centristas… ¿o es que Cuomo es lo mejor que pueden conseguir?”

“La victoria de Mamdani ha sido, también, el rechazo de Cuomo por parte de la ciudadanía neoyorquina”, ha explicado el congresista Steve Cohen –de Tennessee– a los reporteros de una publicación llamada Axios. “Tampoco hay que olvidar que Nueva York es un lugar muy particular, muy progresista, y eso no se replica en el resto del país”.

A todo lo anterior hay que añadir, también, una campaña política que muchos expertos califican de extraordinaria. Más allá del mensaje de fondo –centrado en las dificultades económicas que sufren muchos neoyorquinos– están las formas empleadas por Mamdani: un dominio excepcional de las redes sociales apoyado por 21.000 voluntarios que llevaron su mensaje barrio por barrio, calle por calle y puerta por puerta en una docena de lenguas distintas.

“Es un modelo prometedor para varios de los contendientes que quieren presentarse como la próxima generación del partido”, escriben los cronistas de Politico.

“Es un comunista y un lunático”

Confirmando los temores del ala centrista del Partido Demócrata, el presidente de Estados Unidos no tardó en opinar sobre la victoria de Mamdani. A través de su propia red social, Truth Social, el actual inquilino de la Casa Blanca tildó al joven izquierdista de ser “un comunista y un lunático”.

“Hemos tenido izquierdistas radicales con anterioridad, pero esto ya está pasando de castaño oscuro”, escribió. Tras catalogar su aspecto de “terrible” y meterse con su voz –“es áspera”–, Trump dijo que Mamdani no le parecía muy inteligente y que por eso tiene “a todos los tontos apoyándolo”.

Asimismo, el conservadurismo estadounidense ha señalado sus postulados en torno a lo que está ocurriendo en Gaza. Y es que, mientras estudiaba Estudios Africanos en la Universidad de Bowdoin, Mamdani fundó una organización llamada Estudiantes por la Justicia en Palestina. Una causa –la palestina– que ha seguido defendiendo con ímpetu, lo cual le ha valido las etiquetas de “antisemita” y “radical” por parte de buena parte de la derecha neoyorquina y también por parte de algunos dentro de la comunidad judía de la ciudad.

No obstante, conviene aclarar que Mamdani establece una diferencia entre el antisemitismo y las críticas a Israel. No los considera sinónimos.

Al respecto, el analista político John Ganz, autor del aplaudido When the Clock Broke –un ensayo sobre los orígenes de la nueva derecha radical estadounidense–, cuenta lo siguiente: “Nos dijeron que las posturas de Mamdani sobre Palestina serían demasiado alienantes para los judíos progresistas, aunque había bastantes razones para pensar que Israel se había vuelto cada vez más impopular, incluso —y quizás especialmente— entre los judíos progresistas”.

En resumidas cuentas: a juzgar por los resultados obtenidos sus opiniones sobre Palestina no parecen haberle pasado demasiada factura en una ciudad que cuenta con un millón de judíos.

Tras la estela de Sanders y AOC

Pese al seísmo que ha generado su victoria entre las filas del Partido Demócrata, lo cierto es que Mamdani no deja de ser parte de la ofensiva puesta en marcha hace unos meses por Sanders y Ocasio-Cortez, principales referentes del izquierdismo estadounidense, para tratar de ganar terreno en una sociedad que el pasado otoño se decantó abiertamente por Trump.

El veterano senador y la congresista del Bronx comenzaron en febrero una gira por todo el país bautizada como “Lucha contra la oligarquía”. Una iniciativa que a día de hoy, tras haber logrado congregar a 34.000 personas en Denver, 20.000 personas en Tucson, 40.000 personas en Los Ángeles y 13.000 personas en Nampa, una ciudad de Idaho donde Trump gana sobradamente, se podría considerar exitosa.

Por contextualizar esas cifras: cuando Kamala Harris apareció junto a Beyoncé en un mitin de campaña celebrado en Houston, uno de los bastiones del Partido Demócrata en Texas, la audiencia estaba compuesta por unas 30.000 personas. Y la actuación de Trump en el Madison Square Garden de Nueva York pocos días antes de las elecciones —un acto que copó titulares después de que uno de los ponentes llamara “isla de basura” a Puerto Rico— tuvo lugar ante 20.000 personas.

El mensaje que Sanders y Ocasio-Cortez lanzan en esos mítines se centra en ofrecer una respuesta a la “angustia” y la “sensación de impotencia” generadas por Trump y, en general, por el establishment político de Washington. Una respuesta que pasa, dicen, por construir un “movimiento de clase trabajadora” que, fortalecido por “la solidaridad de clase”, proteste activamente y se movilice contra las élites gobernantes. Votando, por ejemplo, a gente como Mamdani.

Ahora queda por ver si éste, una vez nombrado candidato del Partido Demócrata a la alcaldía de Nueva York, logra desbancar el próximo noviembre al actual mandamás de la ciudad: el controvertido –y también miembro del Partido Demócrata– Eric Adams.