El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, al teléfono antes de entrar en rueda de prensa.

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, al teléfono antes de entrar en rueda de prensa. Leah Millis Reuters

EEUU

Sale el chat íntegro en el que la cúpula de Trump coordina un ataque en Yemen sin saber que hay un periodista en el grupo

La revelación de Jeffrey Goldberg, editor de The Atlantic, cuestiona la gestión de la seguridad nacional por parte de la nueva administración.

Más información: La cúpula de Trump incluyó por error a un periodista durante días en un chat en el que se decidió el bombardeo de Yemen

R. P.
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El 15 de marzo, minutos antes de las 14:00 horas, el mundo conocía que Estados Unidos estaba bombardeando objetivos hutíes en Yemen. Sin embargo, Jeffrey Goldberg, editor jefe de The Atlantic, tuvo acceso a esa información con dos horas de antelación. No por una filtración deliberada, sino porque la Administración de Donald Trump lo había agregado accidentalmente a un grupo de la aplicación de mensajería Signal donde se discutían los detalles del ataque.

"No creía que fuera real hasta que las bombas comenzaron a caer", escribió Goldberg en un artículo en el que reveló su inesperada presencia en un chat con altos mandos del Gobierno. En la conversación, participaron el secretario de Defensa, Pete Hegseth; el vicepresidente, JD Vance; y el asesor de Seguridad Nacional, Mike Waltz, entre otros. Los mensajes intercambiados contenían información detallada sobre las armas, los objetivos y el cronograma de la operación militar.

El periodista se unió involuntariamente al grupo el 11 de marzo, tras ser invitado por Waltz a una conversación titulada Grupo pequeño de PC hutíes. El chat incluía a 18 personas identificadas como parte del "comité de directores", un término que alude a los máximos responsables de la seguridad nacional, como los secretarios de Defensa, Estado y Hacienda, y el director de la CIA. Entre los participantes figuraban también Steve Witkoff, negociador de Trump para Oriente Medio y Ucrania, y Susie Wiles, jefa de gabinete de la Casa Blanca.

Inicialmente, Goldberg sospechó que podía tratarse de una maniobra de desinformación. "No podía creer que los altos cargos de seguridad nacional discutieran planes de guerra en Signal ni que alguien fuera lo suficientemente imprudente como para agregarme a la conversación", escribió. Sin embargo, la naturaleza de los mensajes disipó sus dudas.

Uno de los mensajes clave fue enviado por Hegseth, quien escribió: "Estamos listos para actuar, y si dependiera de mí, ya habría dado la orden". En sus palabras, el verdadero objetivo no eran solo los hutíes, sino restaurar la libertad de navegación en el mar Rojo y reafirmar la disuasón militar estadounidense. Desde el inicio de la guerra en Gaza, los hutíes han atacado numerosas embarcaciones en esta ruta estratégica, crucial para el comercio internacional.

Primera de las muchas capturas del chat compartidas por The Atlantic.

Primera de las muchas capturas del chat compartidas por The Atlantic.

La postura de Hegseth recibió respaldo del vicepresidente, aunque con ciertas reservas: "Si crees que debemos hacerlo, adelante", escribió, añadiendo una crítica a Europa. "Odio tener que salvar a Europa otra vez". Este tipo de quejas han sido comunes en la Administración Trump, que ha reprochado reiteradamente a sus aliados europeos beneficiarse de la protección naval estadounidense sin asumir el costo de la operación.

En la conversación también se intercambiaron detalles precisos sobre la operación. A las 11:44 a.m. (hora de Washington), Hegseth envió un mensaje con la programación exacta del ataque. "El clima es favorable. CENTCOM confirma que seguimos adelante con el lanzamiento de la misión", escribió. El cronograma indicaba que los primeros F-18 despegarían a las 12:15 p.m., seguidos por drones MQ-9 y una segunda oleada de aviones de combate.

Estos mensajes dejaban en evidencia una brecha de seguridad: Goldberg, un periodista ajeno a la Administración, tuvo acceso a la información del ataque con más de dos horas de antelación. De haber llegado a manos equivocadas, los hutíes podrían haber anticipado la ofensiva y tomado medidas para neutralizarla.

A lo largo del 15 de marzo, según avanzaba la operación, los mensajes en el grupo reflejaban el éxito de los ataques. "Objetivo alcanzado", escribió Waltz a la 1:48 p.m., refiriéndose a la destrucción de un edificio en Sanáa en el que se encontraba un alto mando hutí. Minutos después, el vicepresidente respondió: "Excelente". Otros miembros del chat celebraron con emoticonos de fuego y banderas estadounidenses.

Cuando Goldberg confirmó la autenticidad del chat, envió correos a varias agencias gubernamentales para verificar los hechos. La respuesta de la Casa Blanca llegó tarde y, aunque reafirmaba que "no se compartió información clasificada", también solicitaba que el contenido no se hiciera público. "Era una deliberación interna y privada", argumentó Karoline Leavitt, portavoz presidencial.

El asunto también llegó al Senado. En una audiencia, Tulsi Gabbard, directora de Inteligencia Nacional, y John Ratcliffe, jefe de la CIA, defendieron que el grupo de Signal no contenía información clasificada. Sin embargo, expertos han alertado sobre el peligro de utilizar canales no seguros para discutir operaciones militares. La revelación de Goldberg ha puesto en entredicho la gestión de la seguridad nacional por parte de la Administración Trump y podría derivar en una investigación oficial.

A día de hoy, la Casa Blanca no ha dado una explicación clara de cómo un periodista terminó en un chat de alto nivel sobre un ataque militar. Waltz, el asesor de Seguridad Nacional que lo agregó por error, aseguró que está investigando "cómo diablos ocurrió esto".