Manifestación para apoyar y celebrar a los estudiantes internacionales de la Universidad de Harvard.

Manifestación para "apoyar y celebrar" a los estudiantes internacionales de la Universidad de Harvard. Brian Snyder Reuters

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Trump ordena el rastreo de las redes sociales de los estudiantes extranjeros para elegir quién entra y quién no en EEUU

Washington busca señales interpretables como hostiles contra EEUU y críticas contra la guerra en Gaza.

Más información: El trumpismo se parte en dos entre quienes piden que EEUU ataque a Irán y quienes quieren que Israel se apañe a solas

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La Administración Trump ha anunciado nuevas normas que exigirán a los estudiantes extranjeros revelar el contenido de sus redes sociales antes de recibir un visado educativo o de intercambio.

Los diplomáticos estadounidenses deberán examinar sus perfiles para detectar posibles signos de “hostilidad” hacia EEUU, incluyendo críticas a su cultura, gobierno o principios fundacionales, como refiere The Guardian.

La medida, desvelada oficialmente este miércoles por el Departamento de Estado, afecta a los visados F, M y J, que abarcan programas académicos, de formación vocacional e intercambios culturales.

Quienes se nieguen a facilitar acceso a sus redes serán considerados sospechosos de ocultar información relevante, según establece la nueva directriz interna distribuida a las embajadas y consulados.

“Es una expectativa de los ciudadanos estadounidenses que su gobierno haga todo lo posible para mantener el país seguro. Eso es precisamente lo que la Administración Trump hace cada día”, justificó un alto cargo del Departamento de Estado.

Añadió que el senador republicano Marco Rubio estaba “contribuyendo a que nuestras universidades sean más seguras”, en referencia a su apoyo a estas medidas.

Los diplomáticos deberán realizar un análisis detallado de la presencia en línea de cada solicitante, buscando señales de apoyo a organizaciones terroristas, incitación al odio, y concretamente, contenido antisemita.

Esta última instrucción coincide con el criterio empleado por los Servicios de Ciudadanía e Inmigración, y ha sido criticada por intentar acallar a quienes se oponen a la ofensiva israelí en Gaza.

Organizaciones defensoras de los derechos civiles y académicos han advertido que el uso del término “antisemitismo” podría servir de excusa para denegar visados a quienes simplemente expresen su rechazo a las políticas del Gobierno israelí.

Diversos expertos ven en este movimiento un intento deliberado de convertir la vigilancia ideológica en herramienta diplomática.

Además, el documento interno obtenido por Politico instruye a los funcionarios consulares a reportar cualquier contenido que evidencie “apoyo o ayuda a terroristas extranjeros o amenazas a la seguridad nacional”.

En los hechos, esto podría abarcar desde compartir publicaciones críticas con la política exterior de EEUU hasta haber firmado peticiones virtuales.

A finales del mes pasado, la Administración Trump había paralizado la emisión de nuevos visados educativos mientras estudiaba estrategias para intensificar el control sobre redes sociales.

En especial, se intensificó la vigilancia sobre estudiantes chinos, en medio de una disputa comercial por el acceso a tierras raras y otros materiales estratégicos.

Con la nueva guía, se ha reanudado la programación de entrevistas para los visados educativos y de intercambio, pero bajo un marco mucho más estricto.

A partir de ahora, todos los solicitantes deberán modificar la configuración de privacidad de sus redes y hacer públicos sus perfiles durante el proceso.

“El nuevo sistema de evaluación en redes garantizará que estamos filtrando correctamente a cada persona que intenta ingresar a nuestro país”, explicó un funcionario del Departamento de Estado.

El endurecimiento del control migratorio, enmarcado en la campaña de reelección de Donald Trump, representa un paso más en el uso del aparato diplomático como herramienta de seguridad nacional.

Al mismo tiempo, abre un nuevo capítulo en el debate sobre la libertad de expresión de quienes desean estudiar en universidades estadounidenses, y su derecho a opinar sin temor a represalias diplomáticas.