
Donald Trump, en el Air Force One, camino del Golfo pérsico. Reuters
El avión que Qatar le ha regalado a Trump es también un riesgo para la seguridad de EEUU: "Puede que haya 'bichos'"
Varios expertos alertan sobre las dificultades (y los altos costes) de revisar una por una las piezas de la aeronave, que durante años ha servido a un Gobierno extranjero.
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¿Quién no aceptaría un regalo valorado en 400 millones de dólares (unos 375 millones de euros)? El presidente de Estados Unidos Donald Trump considera que "rechazar" un obsequio así sería "estúpido". Por eso, no ha dudado en elogiar públicamente el jet de lujo, un Boeing 747-800, que la familia real de Qatar le ha ofrecido para que haga las funciones de Air Force One, el avión oficial del jefe de Estado que el republicano quiere jubilar. "Es un gran gesto", considera el mandatario, que este martes ha iniciado una gira por el golfo Pérsico que le llevará a Arabia Saudí, Qatar y a Emiratos Árabes. Un viaje orientado a lograr acuerdos económicos para EEUU.
Aceptar el avión como obsequio plantea serias dudas legales y éticas, ya que podría interpretarse como un caso de tráfico de influencias. La Constitución de Estados Unidos es clara: su llamada “cláusula de emolumentos” prohíbe que funcionarios y altos cargos reciban regalos, títulos o beneficios de gobiernos extranjeros, salvo que el Congreso lo autorice expresamente.
En este caso, se trataría del regalo más caro aceptado por un presidente estadounidense, con una diferencia abismal, ya que los mandatarios suelen aceptar pequeños obsequios. Aun así, tanto los abogados del Estado como el Departamento de Justicia han determinado que la operación es legal. ¿El truco? Que una vez deje el cargo, Trump deje de usarlo y lo transfiera a su biblioteca presidencial.

El presidente Donald Trump y el príncipe heredero saudí Mohammed Bin Salman se reúnen en Riad, Arabia Saudita, el 13 de mayo de 2025.
Más allá del debate legal, el uso del avión implica también desafíos técnicos. Varios expertos del Ejército, el Pentágono y el Servicio Secreto han advertido que el aparato necesita importantes modificaciones para cumplir con los exigentes estándares de seguridad exigidos a la aviación presidencial. Entre otras cosas, requiere sistemas de defensa avanzados, capacidad de reabastecimiento en vuelo y comunicaciones seguras. Estos cambios podrían tardar años y disparar los costes.
Según explicó un exfuncionario estadounidense al Washington Post, el avión del presidente debe pasar por varios controles de seguridad, por lo que la Fuerza Aérea tendría que "abrir" y reconstruir el avión qatarí, que ha volado durante años al servicio de otros países e individuos. En este sentido, numerosos exfuncionarios dicen estar preocupados por la contrainteligencia. "Tendríamos que asegurarnos de que nadie hubiera plantado bichos en el avión", expresó otra fuente anónima al rotativo estadounidense, en referencia a algunos dispositivos de espionaje, como pueden ser micros o cámaras.
"Tendrías que llevar ese avión hasta el esqueleto y volver a armarlo", detalló al Post, Mac Plihcik, un agente retirado del Servicio Secreto que trabajó en los detalles del presidente Barack Obama. "La seguridad de cada componente individual es un gran problema".
Trump ha hecho del nuevo Air Force One una prioridad simbólica. Durante su anterior mandato mostró un modelo de avión con un diseño personalizado en azul oscuro, que aún conserva como parte del mobiliario decorativo en sus residencias. El aparato qatarí podría servir como solución temporal, pero la complejidad técnica y el contexto diplomático plantean serias dudas sobre su incorporación a corto plazo como avión presidencial oficial.