Trump recibió una citación antes del registro para entregar el material clasificado que escondía

Donald Trump sabía que el FBI le investigaba por haberse llevado documentos clasificados tras salir de la Casa Blanca. El expresidente de Estados Unidos recibió en primavera una citación judicial para buscar la documentación que los investigadores federales creían que no había entregado en febrero, cuando devolvió las 15 cajas de material que se había llevado indebidamente tras abandonar la Casa Blanca a su residencia de Palm Beach.

Así lo sostienen diversas fuentes cercanas al exmandatario consultadas por The New York Times. Lo que significa que el Departamento de Justicia, encabezado por el fiscal general Merrick Garland, intentó recuperar los documentos antes de enviar a agentes del FBI a registrar la mansión Mar-a-Lago el pasado lunes. Una operación inédita por la que el cuerpo federal ha recibido numerosas amenazas en las últimas horas. Finalmente, los agentes se llevaron hasta 12 cajas de documentación, según aseguró una de las abogadas de Trump.

Esto implica que Donald Trump sabía de antemano que no solo el Departamento de Archivos y Registros Nacionales estaba intentando recuperar esos papeles, algunos catalogados como confidenciales. También estaba tras ellos el Departamento de Justicia. Lo que sirve para dotar de contexto al registro del lunes, por el que varios miembros del Partido Republicano han comparado al FBI con la Gestapo nazi.

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La citación señala que las autoridades estadounidenses intentaron hacerse con los documentos por otras vías distintas a la de registrar la propiedad de un expresidente de EEUU. De hecho, la existencia de ese documento ha sido divulgada por John Solomon, que es uno de los representantes de Trump ante los Archivos y Registros Nacionales. Ahora, el partido de Trump asegura que ese requerimiento demostraría que este estaba dispuesto a colaborar con el Departamento de Justicia.

A la citación hay que sumar la visita que realizó en junio a Mar-a-Lago Jay Bratt, un funcionario de contrainteligencia del Departamento de Justicia. Acompañado de un grupo de otros trabajadores de su cartera, Bratt se reunió con el abogado de Trump, Evan Corcoran.

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Allí, los representantes del Gobierno estadounidense vieron que en el sótano estaba almacenado parte del material que el expresidente se había llevado de la Casa Blanca. Tras esa visita, Bratt pidió a Corcoran en un email que pusiera más seguridad sobre los documentos. Incluso llegó a decirle que utilizara un candado más fuerte, según señala The New York Times.

Justicia reclamó grabaciones de la zona

Los funcionarios desplazados a Florida también solicitaron las grabaciones de las cámaras del vigilancia del club de golf que posee Trump. Su intención era saber quién entraba y salía de la zona en la que estaba guardada esa documentación tan sensible. Su petición fue respondida con imágenes específicas de las zonas en las que se creía que podrían haber sido guardados.

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A estos movimientos legales se sumaron los contactos de varios investigadores con algunos trabajadores de Trump cuando estaba en el poder, dado que podían conocer cómo almacenaba y trasladaba documentos cuando aún ocupaba la Casa Blanca. Algunos de ellos aún trabajan para el expresidente, como Molly Michael, una de sus asistentes en el Despacho Oval y que se trasladó a Mar-a-Lago.

Un trabajo previo que contrasta con lo señalado por Trump en el comunicado donde denunció el registro. La primera reacción fue presentarse como víctima del FBI, al señalar que lo ocurrido fue un "ataque deliberado del Partido Demócrata" del actual presidente, Joe Biden. Después, Trump aseguró que el FBI podría haber plantado pruebas que le incriminaran durante la operación en Mar-a-Lago.