El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, se ha mostrado como un "carnicero" y un "salvaje" en medio de la crisis sociopolítica que ha dejado más de 350 muertos desde el pasado 18 de abril, esta es la opinión del disidente sandinista Víctor Hugo Tinoco, que fue vicecanciller durante la primera etapa de Daniel Ortega como presidente nicaragüense (1979-1990).

Y critica con dureza al presidente después de que el Gobierno tomara este martes el control de la ciudad de Masaya, a unos 30 kilómetros de Managua, tras un intenso bombardero de más de 7 horas sobre la comunidad indígena de Monimbó que causó al menos tres muertos, según señalan activistas por los derechos humanos.

"Creo que Ortega ha culminado su guerra contra un adversario militar inexistente", apuntó Tinoco, en referencia a la toma de control este martes de la ciudad de Masaya por parte de las fuerzas gubernamentales.

Mueren 12 manifestantes en Nicaragua en el último fin de semana de protestas

La Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH) confirmó la muerte de un policía, un menor de 15 años y una mujer que estaba en la acera de su casa.

La ANPDH cree que el número de víctimas podría ser mayor, pero todavía no es posible entrar en la ciudad porque permanece cercada por las "fuerzas combinadas" del Gobierno, integrada por policías, antimotines, parapolicías, paramilitares y grupos afines al presidente Daniel Ortega fuertemente armados.

Monimbó, cuya población únicamente se defendió con morteros caseros, era una de las comunidades que mayor resistencia había opuesto a Ortega desde el estallido social de abril, que ha causado al menos 351 muertos.

'Operación Limpieza'

Ortega, líder del partido político Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) llegó al poder por primera vez en 1979 y gobernó hasta 1990, cuando perdió las elecciones. Años después, en 2007, se convirtió de nuevo en presidente del país centroamericano. Hasta ahora, que continúa como mandatario a pesar de las protestas sociales a las que se enfrenta desde el pasado 18 de abril.

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, el pasado julio en Managua.

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, el pasado julio en Managua. Oswaldo Rivas Reuters

En este alzamiento popular, la comunidad indígena de Monimbó, en Masaya, se declaró territorio libre "del dictador" en junio pasado y este martes ha sufrido un intenso bombardeo que se enmarca dentro de la llamada 'Operación Limpieza', en la que las "fuerzas combinadas", desbloquean caminos y barricadas levantados por la población.

A juicio de Tinoco, el único logro de Ortega con la denominada 'Operación Limpieza', "ha sido moralizar a sus fanáticos que creen que están en una guerra de posiciones" (guerra de guerrillas).

Sin embargo, este disidente, que ahora forma parte del Movimiento Renovador Sandinista (partido opositor), añadió que el saldo político interno y externo "es totalmente desfavorable para él".

"Internamente se evidenció como un carnicero y el rechazo hacia él se ha extendido a sectores más amplios de la población", señaló. "Externamente se evidenció como un salvaje al que hay que buscar cómo controlar, muy lejos de ser un presidente legítimo", continuó.

Para el disidente sandinista, no hay posibilidad de que Ortega pueda ofrecer estabilidad ni a los nicaragüenses ni al exterior si no es con "un diálogo nacional supervigilado y unas elecciones nacionales supervigiladas".

Según Tinoco, Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, quieran o no, "tendrán que salir del poder", porque, a su juicio, "no tienen alternativa".

El ataque a Masaya

El ataque contra la ciudad fue lanzado un día después de que el jefe de la llamada 'Operación Limpieza' en Masaya, Ramón Avellán, afirmó que cumplirían las órdenes de Ortega y su esposa "al coste que sea".

Un ciudadano de la comunidad indígena de Monimbó prepara una barricada.

Un ciudadano de la comunidad indígena de Monimbó prepara una barricada. Oswaldo Rivas Reuters

"La voz de nuestro presidente y la vicepresidenta, de ir limpiando estos 'tranques' (bloqueos) a nivel nacional, y esa petición de la población de Monimbó, que es nuestro Monimbó, que sigue siendo nuestro, y nuestra Masaya, vamos a cumplirla al coste que sea", afirmó Avellán a través de medios del Gobierno.

Avellán cumplió su palabra pese a las peticiones de organizaciones humanitarias locales, de la Unión Europea, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), del nuncio apostólico Stanislaw Waldemar Sommertag, o del cardenal Leopoldo Brenes, entre otros, para que detuviera el ataque.

La CIDH y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) han responsabilizado al Gobierno de Nicaragua de cometer "asesinatos, ejecuciones extrajudiciales, malos tratos, posibles actos de tortura y detenciones arbitrarias en contra de la población mayoritariamente joven del país", algo que el Ejecutivo nicaragüense niega.

"El pueblo de Monimbó y Masaya han sido masacrados", dijo un miembro del Movimiento 19 de Abril Masaya en un mensaje de audio.

Masaya, y en especial Monimbó, fue clave en derrocar a la dictadura de Anastasio Somoza Debayle el 19 de julio de 1979, y Ortega atacó este pueblo indígena "por temor a que le ocurriera lo mismo en la misma fecha", afirmó la presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), Vilma Núñez.

Nicaragua atraviesa la crisis sociopolítica más sangrienta desde la década de los años de 1980, también con Ortega como presidente.

Las protestas contra Ortega se iniciaron el 18 de abril, por unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en un reclamo que pide la renuncia del mandatario, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción en su contra.