Los mexicanos acuden a las urnas para elegir nuevo presidente este domingo

Los mexicanos acuden a las urnas para elegir nuevo presidente este domingo Reuters

América Elecciones en México

Mexicanos en desbandada

Un paseo por los suburbios y barrancas donde se hacina el mayor porcentaje de la población es suficiente para entender el alcance de la compra de voluntades en México.

29 junio, 2018 03:25
México DF

México es tan grande que caben en el tres Españas. Tan grande y de recursos naturales tan abundantes que, 300 años de colonialismo español, 197 de independencia y 70 de gobiernos del PRI, (Partido Revolucionario Institucional), no fueron suficientes para acabar con ellos.


Las elecciones presidenciales del próximo uno de Julio se presentan como las mas decisivas a la que se enfrentará México desde que Plutarco Elias Calles asumiera la presidencia allá por 1924. Y eso lo saben bien quienes mas tienen que perder ante la Revolución, con R mayúscula, con la que amenaza el candidato del partido Morena, Andres Manuel Lopez Obrador; el eterno candidato a quien sus adversarios tildan de populista y consideran un Mix de, Maduro, Castro y el Presidente iraní Rohaní.


Sería difícil priorizar alguno de los males que hoy sacuden a México; quizás, el más llamativo, el mas sobrevalorado sea la corrupción; probablemente, la institución mas democrática de la República Mexicana porque abarca todos los sectores de la población, desde el más alto al más bajo. “A mi, que me pongan donde halla” o, "El que no transa no avanza"; son lemas aspiracionales para un amplio porcentaje de una población de 127,5 millones de habitantes, en donde 55 millones están en el umbral de la miseria mas absoluta; cifra que en 2018 se antoja exigua ante el crecimiento poblacional, la perdida de poder adquisitivo del Peso ante las fluctuaciones del dólar norteamericano y los datos oficiales que facilita el INEGI ( Instituto Nacional de Estadística y Geografía) afirmando que tan solo 53,6 millones de mexicanos están asalariados; es decir, un sueldo mas o menos estable. El salario mínimo actual se sitúa hoy en 8,32 pesos/día (0,36€).


Cifras que hablan de grandes oportunidades empresariales y enormes bolsas de mano de obra barata, pero a la par de una profunda desigualdad y explotación laboral, en contraposición con el numero de bimillonarios, el de aviones y helicópteros particulares que surcan diariamente los cielos de la capital, o el precio del metro cuadrado de la vivienda de lujo en las zonas residenciales de la ciudad de México donde reside la que Obrador considera Mafia del Poder y las castas privilegiadas que secularmente ignoran lo que sucede mas allá de Las Lomás o Polanco.


Solo cuatro empresarios que hicieron sus fortunas a partir de sectores privados concesionados, o bien regulados por el sector público, controlan hoy el 9% del PIB mexicano. Carlos Slim, Carlos Larrea, Alberto Bailleres y Ricardo Salinas Pliego. Podríamos afirmar que el numero total de familias que controlan las grandes cifras de la economía no supera la treintena. El 1% de la población percibe el 21% del total de ingresos, lo que en México ha acrecentado la desigualdad, la pobreza extrema y la capacidad de influencia de los grandes empresarios sobre los poderes políticos. Carlos Slim, accionista de control en España de FCC y propietario de Telmex (Telefonos de México) acumula una fortuna de 67.100 millones según Forbes. Un vigilante privado trabajando turnos de 24 horas ininterrumpidas 6 días a la semana cobra 5.000 pesos mensuales (210€) y su capacidad de ahorro, o acceso a una vivienda o sanidad dignas son prácticamente nulas.

Un mayoritario segmento de población, ahogada por los diferentes gobiernos con salarios de hambre, con ciudades abandonadas a su suerte, con violencia extrema e impunidad. (En México se produce un homicidio cada 20. En 2017 la cifra oficial de asesinatos llegó a 29,000 y hoy, es el país con el mayor numero de periodistas asesinados, por encima de Siria, Irak o Afganistan). Pero cuando, como ahora, llegan tiempos de elecciones, surge otro de los males endémicos; la compra del voto. Un mal secular en una nación de indolentes, que hace decenios de creer en promesas electorales y, por necesidad, se vende al mejor postor. El precio a pagar por los partidos llega en forma de colchones, refrigeradores, televisiones, canastas de comida o pintura para dar color al gris de las humildes casas que rodean la ciudad. El amarillo del PRD, el rojo del PRI, el azul del PAN, el café de MORENA.

Un paseo por los suburbios y barrancas donde se hacina el mayor porcentaje poblacional es revelador para entender el alcance de la compra de voluntades. Ahora, en estas próximas elecciones, todo parece indicar que de cumplirse las expectativas no habrá suficiente pintura para cambiar la intención de voto del pueblo mas humilde y mayoritario hacia Andres Manuel López Obrador (Morena). El “Gran Líder” capaz de generar el entusiasmo de un Mesias entre los que menos tienen y mas esperan. El discurso es demoledor cuando habla de injusticia, desigualdad, impunidad, corrupción o Inseguridad ciudadana.


Acabar con la corrupción institucional, repartir la riqueza de los que más tienen entre los desfavorecidos y generar empleos dignos son la bases de un programa electoral que cae en terreno fértil y abonado por decenios corrupción desde las más altas instituciones de la República . Dieciséis Gobernadores están hoy en la cárcel o encausados por corrupción o connivencia con el crimen organizado. Por eso hoy, quizás por vez primera en 70 años, el miedo ha cambiado de bando. Quienes recelan de la victoria de López Obrador son quienes mas tienen, y como dice el dicho, nada hay más cobarde que el dinero. Lo saben bien en Madrid los empresarios de la construcción que ven como los mexicanos lo compran todo. Pisos, edificios, fincas, compañías.

Todo y a tal velocidad que los precios de la vivienda han subido un treinta por ciento en los últimos seis meses. Hay promociones de obra nueva en la capital de España por encima de dieciocho mil euros metro cuadrado. Un espejismo, que no guarda relación fuera de las zonas en donde adquieren viviendas en los barrios de Salamanca, Chamberi o Retiro.

Pero, ¿Quienes son estos mexicanos cuyos capitales huyen del país a la misma velocidad que sus almas?. ¿Que ha sucedido para que por primera vez en la historia pos revolucionaria mexicana, los amos de la economía recelen de los títeres políticos que encumbraron y ahora consideren en peligro los privilegios de los que gozaron durante generaciones ?. La respuesta es simple, la previsible victoria de López Obrador que se distancia 29 puntos en los sondeos de su mas directo rival en las próximas elecciones presidenciales, el miedo a las revanchas del pueblo, al rencor acumulado por años de desprecio y abandono han creado las condiciones ideales para la imparable desbandada de almas y capitales hacia la Madre Patria.