La abuela de Ikram Abdelhameed observa a su familia sentada en un campamento para desplazados que huyeron a Tawila.

La abuela de Ikram Abdelhameed observa a su familia sentada en un campamento para desplazados que huyeron a Tawila. Mohammed Jamal Reuters

África

Emiratos Árabes Unidos mantiene viva la guerra civil en Sudán con su apoyo encubierto al grupo paramilitar RSF

Las autoridades emiratíes niegan estar ayudando a la milicia del general Hemedti, pero varios informes de la inteligencia estadounidense contradicen el desmentido. Las fuerzas armadas de Sudán mantienen, por su parte, el apoyo de Egipto, Arabia Saudí e Irán.

Más información: Al-Burhan, presidente de Sudán: "Libramos una guerra contra una de las mayores conspiraciones internacionales"

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Las claves

Emiratos Árabes Unidos está siendo señalado por expertos y servicios de inteligencia estadounidenses como un respaldo clave para el grupo paramilitar RSF en Sudán, suministrando armas y drones chinos.

La retirada de las Fuerzas Armadas Sudanesas de El Fasher marca un punto de inflexión en la guerra civil, que se ha intensificado con el apoyo extranjero a las RSF.

La guerra en Sudán ha provocado una crisis humanitaria con más de 150.000 muertos y millones al borde de la hambruna, agravada por epidemias como el cólera y el dengue.

El pasado lunes el general Abdel Fattah al-Burhan, líder de las Fuerzas Armadas de Sudán, reconoció que sus hombres habían tenido que retirarse de El Fasher –la capital de Darfur del Norte y su último bastión en esa parte del país– tras batallar durante 18 meses contra el grupo paramilitar RSF o Fuerzas de Apoyo Rápido. La pérdida, dicen los expertos, supone un punto de inflexión en la guerra civil que lleva asolando el país africano desde la primavera del 2023.

Ahora mismo lo que más preocupa a entidades como Naciones Unidas es lo que va a ocurrir con la población local. Cerca de 300.000 personas, según los últimos datos. Dicha preocupación tiene que ver con las formas que gastan las RSF cuando entran en territorio conquistado. Es más: según el Laboratorio de Investigación Humanitaria de la Universidad de Yale el grupo lleva realizando “operaciones de limpieza” desde el fin de semana. Centradas, sobre todo, en la población no árabe de la ciudad.

En paralelo a la preocupación de las organizaciones humanitarias se encuentra el aspecto estrictamente militar. Y es que cuando hace unos meses las RSF fueron expulsadas de Jartum, la capital, algunos observadores vaticinaron el principio del fin del conflicto civil. La pérdida de El Fasher, sin embargo, indica que los paramilitares no solo no están en las últimas sino que todavía tienen capacidad suficiente como para ponerse a la ofensiva.

La pregunta, claro, es cómo. Es decir: por qué tienen –o, mejor dicho, mantienen– esa capacidad. La respuesta de muchos expertos: por el apoyo que brinda Emiratos Árabes Unidos.

Armas y drones chinos

Vaya por delante que los emiratíes siempre han negado haber armado a los paramilitares sudaneses. No obstante, el Wall Street Journal informaba este mismo miércoles de que los servicios de inteligencia estadounidenses no solo han certificado su apoyo a las RSF sino que, además, han detectado un aumento del mismo.

En concreto, y siempre según las informaciones a las que ha tenido acceso el periódico norteamericano, lo que la inteligencia estadounidense ha observado es el envío de “un número creciente de armas, incluyendo sofisticados drones de fabricación china” al grupo liderado por Mohamed ‘Hemedti’ Dagalo “desde la pasada primavera”. O sea: desde que la milicia paramilitar tuvo que retirarse de la capital y empezó, consecuentemente, a perder terreno.

Los informes acuñados en Washington proceden de dos instituciones diferentes: el Departamento de Estado –equivalente a nuestro Ministerio de Asuntos Exteriores– y la Agencia de Inteligencia de la Defensa; una oficina federal vinculada al Departamento de Defensa de Estados Unidos.

Además, a comienzos de agosto medios latinoamericanos como La Silla Vacía investigaron la presencia de centenares de colombianos en las filas de las RSF. Mercenarios, en fin, que habrían llegado hasta las fuerzas de Hemedti a través de Emiratos Árabes Unidos y gracias, también, al dinero emiratí. Dichos mercenarios, aseguraban los periodistas de La Silla Vacía, no solo estaban en Sudán en calidad de combatientes sino también en calidad de instructores.

Las afirmaciones del diario latinoamericano forzaron al presidente de Colombia, Gustavo Petro, a prometer una investigación al respecto que, hasta donde se sabe, continúa abierta. Los líderes del país árabe, por su parte, volvieron a negar tener nada que ver con ningún mercenario colombiano.

“Sudán es el ejemplo más reciente de cómo el acaudalado estado del Golfo proyecta su poder de forma discreta para influir, así, en la trayectoria de los conflictos que tienen lugar en regiones estratégicas”, afirma la crónica del Journal.

El interés emiratí en Sudán, continúan las mismas fuentes, se reparte entre dos frentes: el económico –Sudán cuenta con minas de oro de gran tamaño– y el geopolítico –potenciado por su acceso al Mar Rojo–. En este segundo frente de lo que se trataría es de apuntalar su relevancia frente a los intereses de las potencias extranjeras alineadas con Abdel Fattah al-Burhan: Egipto, Arabia Saudí e Irán.

Cabe aclarar, llegados a este punto, que Estados Unidos no ha acusado formalmente a Emiratos Árabes Unidos de estar apoyando a Hemedti. De momento se ha limitado a condenar el rol de “actores extranjeros” en el deterioro de la situación sin ofrecer nombres propios. Además, y en línea con la negativa de los emiratíes de estar involucrados en el conflicto sudanés, las RSF también han negado estar recibiendo su ayuda.

El palo y la zanahoria

Emiratos Árabes Unidos, socio clave de Estados Unidos en el mundo árabe, tiene fama de mediador en una región dominada por la incertidumbre, las tensiones y, en última instancia, las guerras.

Los emiratíes ayudaron, por ejemplo, a sellar los Acuerdos de Abraham durante el primer mandato de Donald Trump logrando, así, que varios países árabes establecieran relaciones diplomáticas con Israel. Y también han contribuido –por citar un segundo ejemplo– a los planes de paz estadounidenses para Gaza.

En otras ocasiones, sin embargo, los intereses del país del Golfo pasan por defender facciones concretas en guerras civiles. Se sabe que intervino en Yemen para combatir contra los hutíes y, según el Journal, también ha suministrado armas a una milicia libia respaldada por Rusia.

Esta segunda faceta, que es la que predomina en la guerra civil sudanesa, está frustrando a muchos en Washington. “La guerra habría terminado ya de no ser por Emiratos Árabes Unidos”, declaró hace unos días Cameron Hudson; ex jefe de gabinete de varios enviados especiales presidenciales estadounidenses en Sudán. “Lo único que los mantiene en esta guerra [a los integrantes de las RSF] es el ingente apoyo militar que reciben por parte de los emiratíes”.

Tragedia humanitaria

La guerra civil sudanesa comenzó hace dos años y medio. Cuando la rivalidad entre los generales Abdel Fattah al-Burhan y Hemedti, hasta entonces aliados, desembocó en un conflicto en torno al control de los recursos naturales del país.

Desde entonces han sido varias las potencias extranjeras que han aportado armas y financiación al conflicto, incluyendo grupos mercenarios compuestos por los mencionados colombianos pero también por soldados rusos.

Todo lo anterior ha generado una de las mayores tragedias del planeta. Porque la guerra no solo se ha cobrado la vida, directamente, de 150.000 personas sino que también ha empujado a millones hasta las puertas de una hambruna sin precedentes.

A eso hay que sumar varias epidemias médicas en zonas de retaguardia –como la propia capital– debido al deterioro de todo tipo de infraestructuras. Se habla del temido cólera y, también, del virus del dengue.