
Imagen de archivo de una huelga en la cuenca minera de Yerada, en el noreste de Marruecos.
La huelga general en Marruecos pone en evidencia el malestar en la educación y la sanidad y la indignación por la corrupción
La desigualdad económica y la corrupción institucional son otros motivos por los que los marroquíes salen a la calle.
Más información: Marruecos va a la huelga general contra la subida de la edad de jubilación a los 65 años y la ley que restringe los paros.
La nueva ley de derecho a la huelga en Marruecos ha dejado dos imágenes de división, mientras los políticos aprobaban el texto en el Parlamento de Rabat, los sindicatos protestaban en las calles en la primera huelga general de la última década.
Esta ley, que se esperaba desde hace 60 años, se aprobó el 5 de febrero con 80 votos a favor y 20 en contra, aunque solo estaban presentes 104 diputados de los 395 miembros que integran el organismo. Precisamente, sobre los "funcionarios fantasmas", aquellos empleados públicos que cobran, pero que no aparecen por las instituciones, se ha referido el rey Mohamed VI en varios discursos como parte de la corrupción que pretende combatir el país vecino.
Según los sindicatos, la ley supone una restricción al derecho de huelga, mientras el ministro de Inclusión Económica, Pequeñas Empresas, Empleo y Competencias, Younes Sekkouri, aseguró que la nueva ley "concede prioridad a los trabajadores y otorga importantes oportunidades en términos de determinación de plazos y negociaciones con miras a aportar soluciones a problemas, y protege la libertad de trabajo y de la sociedad garantizando el servicio mínimo".
Bien distintos son también los balances de esta jornada de parón, que estuvo secundada por la UGT en España. Los sindicatos destacaron que alcanzó cifras de participación "sorprendentemente altas". En cambio, el Gobierno informó que la tasa de participación fue del 1,4% en el sector privado y del 32% en el sector público.
De todos modos, en los datos oficiales que aportó Sekkouri, es significativo que los dos sectores que más secundaron la huelga son el educativo (35,5%) y el sanitario (33,3%), seguidos de la justicia (30,5%).

El rey de Marruecos, Mohamed VI, con sus hijos, Moulay Hassan y Lalla Khadija.
Precisamente, los profesores y sanitarios (médicos, farmacéuticos y odontólogos) pasan meses en huelga desde hace años y se concentran asiduamente en las 'marchas de la ira' a las puertas del Parlamento de Rabat para reivindicar al Gobierno mejoras salariales, un acceso digno a los puestos de trabajo y reformas en la ley. Además, sufren detenciones arbitrarias en esas manifestaciones pacíficas, como ha denunciado Amnistía Internacional.
Los acuerdos negociados entre los sindicatos y el Gobierno en materia de educación y sanidad no se están implementando, y ese estancamiento amenaza con socavar los avances logrados en reuniones anteriores, por lo que llevan amenazando con huelgas desde principios de 2025.
Desigualdad y corrupción
Existe un descontento general, en gran medida debido a que es el país más desigual del norte de África, según Oxfam. En las protestas nacionales de esta semana también apareció la pérdida del poder adquisitivo de los marroquíes. El informe 'Marco de Asistencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Undaf 2017-2021' confirma la prevalencia crónica de la pobreza, la debilidad de los indicadores de desarrollo humano y el descenso del nivel de vida.
En 2018, el capital de los tres millonarios marroquíes más ricos superó los 4.000 millones de euros. Esta fortuna es tal que una persona trabajadora que cobra el salario mínimo, menor de 300 euros mensuales, aproximadamente tardaría 154 años en ganar lo mismo que ingresa cualquiera de estos multimillonarios en un año.

El presidente francés, Emmanuel Macron, y el rey de Marruecos, Mohammed VI, en Rabat. Reuters
El informe del instituto Afrobarómetro de junio de 2024 revelaba que el 55% de los jóvenes marroquíes, entre 18 y 29 años, se han planteado alguna vez abandonar el país debido a la situación económica y a la corrupción. Además, la ciudadanía cree que el Gobierno es incapaz de detener la corrupción. En el ranking de funcionarios corruptos, los parlamentarios son los primeros, seguidos por los ministros y los funcionarios locales.
Según este proyecto de investigación independiente, las motivaciones para la emigración incluyen los factores económicos (45%), la búsqueda de oportunidades de formación (18%), el rechazo a la corrupción (15%) y las razones políticas (13%).
Para la Instancia Nacional de Probidad, Prevención y Lucha contra la Corrupción (INPPLC), la insuficiente implicación de la ciudadanía en combatir la corrupción se explica por un sentimiento de impotencia ante la falta de transparencia y la falta de capacidad de respuesta de las administraciones.
"Casi la mitad de los marroquíes cree en su capacidad para influir en la lucha contra la corrupción, pero la falta de confianza en las instituciones sigue siendo un obstáculo importante para su compromiso", declaró Bachir Rachdi, presidente de la INPPLC, durante una conferencia nacional celebrada en Rabat el 5 de febrero de 2025 sobre el tema "El compromiso y la contribución de los ciudadanos a la gestión de Asuntos públicos y lucha contra la corrupción".
Según un estudio en curso realizado por el INPPLC, según publica el diario Le Matin, el barómetro de la confianza, revela una tendencia preocupante: los jóvenes son los más escépticos con las instituciones y los más críticos con las políticas, autoridades públicas, consideradas ineficaces en la lucha contra la corrupción.
A pesar de que la participación ciudadana está contemplada en la Constitución, sigue siendo minoritaria debido a los complicados trámites administrativos y al desconocimiento. "Los ciudadanos quieren implicarse más en la gestión de los asuntos públicos, pero las herramientas de participación siguen siendo poco accesibles y no muy efectivas. Sin embargo, las experiencias llevadas a cabo en Marruecos, como los presupuestos participativos y plataformas de consulta, muestran que cuando los ciudadanos están realmente involucrados, las políticas públicas se adaptan mejor a sus necesidades", subrayó Ahmed Réda Chami, presidente del CESE, al mismo diario marroquí.
Estas dos instituciones pretenden reforzar su colaboración con la sociedad civil y los medios de comunicación para crear una cultura de vigilancia ciudadana y fomentar la construcción de políticas públicas.
Este descontento preocupa a las autoridades, en un momento en que el rey Mohamed VI pasa más tiempo fuera del país, principalmente por su estado de salud delicado. La monarquía en Marruecos es el baluarte de la lucha contra la corrupción, además sirve para aunar a todos los sectores sociales, que aunque son críticos con el Gobierno, aplauden al rey; así la debilidad de la institución deja grietas que pueden generar protestas y por lo tanto una mayor inestabilidad.