Erin Patterson abandona el edificio del Tribunal Supremo de Melbourne tras conocer el fallo.

Erin Patterson abandona el edificio del Tribunal Supremo de Melbourne tras conocer el fallo. Reuters

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Erin Patterson, la 'asesina del solomillo', condenada a cadena perpetua por matar a tres familiares con setas tóxicas

La mujer australiana envenenó a sus exsuegros y a una tía política durante una cena. El juez acepta la posibilidad de que acceda a libertad condicional dentro de 33 años.

Más información: La 'asesina del solomillo': Erin Patterson fingió tener cáncer para reunir a la familia de su ex y envenenarlos con setas tóxicas

D. Barreira
Publicada

Erin Patterson, la mujer australiana declarada culpable el pasado julio de matar a sus exsuegros Donald y Gail Patterson, y a la hermana de este último, Heather Wilkinson, ha sido condenada a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional durante 33 años. Así lo ha dictaminado este lunes el Tribunal Supremo de Melbourne, cerrando un macabro caso viralizado por el modus operandi de la "asesina del solomillo"

Patterson, de 50 años, invitó a sus víctimas a una cena en su casa de Leongatha, un pequeño pueblo a dos horas de Melbourne, donde les sirvió un solomillo Wellington acompañado con setas tóxicas. Del envite mortal solo salió con vida Ian Wilkinson, que describió durante el proceso judicial su trágica experiencia. A pesar de estar varios meses hospitalizados por culpa del envenenamiento, ha ofrecido su perdón a la mujer.

El tribunal ha condenado a Patterson a cadena perpetua por cada uno de los tres asesinatos y a 25 años de prisión por el intento de homicidio de Wilkinson. Las cuatro sentencias se cumplirán de forma simultánea y podrá acceder a la libertad condicional en 2056, a los 83 años. Los hechos ocurrieron en 2023 y la mujer también había invitado a la cena a su exmarido, Simon Patterson, con el que tenía dos hijos.

El juez Christopher Beale, presidente del Tribunal Supremo, señaló como agravantes el plan de Patterson y su "inusual" invitación a Simon, sus padres y sus tíos con la intención de "matarlos a todos". "Usted no mostró compasión por sus víctimas", añadió el magistrado, subrayando la nula colaboración de la mujer con los médicos, a quienes nunca reveló que había incluido setas tóxicas en el solomillo.

"Nunca sabremos si revelar el uso de hongos recolectados habría marcado la diferencia", dijo Beale, según recoge la BBC. "Su falta de remordimiento echó sal en las heridas de todas las víctimas", continuó. "Hay una gran indignación por la insensibilidad de sus acciones". Patterson, que durante la lectura de la sentencia no mostró ninguna emoción y estuvo buena parte del tiempo con los ojos cerrados, insistió en su inocencia.

En la ilustración, Erin Patterson muestra un pastel de carne picada Wellington, como con el que asesinó a los tres familiares de su exmarido.

En la ilustración, Erin Patterson muestra un pastel de carne picada Wellington, como con el que asesinó a los tres familiares de su exmarido. Guillermo Serrano.

A pesar de la gravedad de los crímenes, el juez concedió la posibilidad de que la mujer australiana pueda acceder a la libertad condicional por las condiciones a las que se enfrenta en la cárcel: "Existe una gran probabilidad de que, para su protección, continúe recluida en régimen de aislamiento solidario durante años", adelantó, en referencia a su fama entre el resto de reclusas.

"Las duras condiciones penitenciarias que ya ha experimentado son consideraciones importantes y de peso que deberían tenerse en cuenta en la sentencia", añadió Beale. Patterson está recluida en la cárcel desde hace 15 meses.

En el juicio, Erin admitió que había fingido padecer cáncer para ganarse la compasión de la familia. Explicó que quería su consejo para contárselo a sus hijos. La fiscalía sostuvo que esa mentira fue la coartada para tener a los niños fuera —en una sesión de cine— mientras servía los hongos tóxicos: Amanita phalloides.

Durante la pandemia, la mujer había empezado a recolectar setas en los bosques de la región. Las deshidrataba en casa con un aparato que, según la Policía, apareció meses después en un vertedero, con restos de death cap. Ella admitió que era suyo, pero dijo que lo tiró por miedo a que los servicios sociales intervinieran.

Tras conocer la sentencia, Ian Wilkinson habló públicamente por primera vez en dos años. "Sacaron a la luz la verdad de lo que les sucedió a tres buenas personas", dijo en referencia a la Policía. Después elogió los esfuerzos de la Fiscalía: "Estamos agradecidos por la amabilidad y compasión a lo largo de este largo proceso".