Una persona de seguridad analiza los daños provocados por un dron contra un edificio en el centro de Moscú.

Una persona de seguridad analiza los daños provocados por un dron contra un edificio en el centro de Moscú. Reuters

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Ucrania vuelve a atacar Moscú y Rusia responde bombardeando posiciones en la frontera de la OTAN

La retirada de Rusia del acuerdo de grano y los bombardeos a los almacenes de este alimento puede provocar una nueva subida de la inflación y un peligro para la alimentación de miles de personas. 

25 julio, 2023 02:37

Ucrania volvió a demostrar en la madrugada del domingo al lunes su capacidad para burlar las defensas antiaéreas rusas y llegar hasta Moscú con sus drones. Aunque los daños sean más bien simbólicos y se haya intentado rebajar la acción desde el Kremlin calificándola de “acto terrorista” y no de “agresión bélica”, el mensaje es claro: Ucrania no solo no tiene miedo a atacar territorio ruso -aunque no pueda hacerlo con las armas extranjeras- sino que tiene la capacidad, dentro de sus medios actuales, de hacerlo con éxito.

Aunque Rusia afirmara en un principio que todos los drones implicados en el ataque habían sido “neutralizados”, lo cierto es que las imágenes de la propia prensa rusa dejan claro que al menos en dos casos alcanzaron su objetivo, dañando las plantas altas de dos edificios no residenciales.

Que sepamos, no hay víctimas mortales ni daños a civiles, lo que contrasta con las brutales campañas de bombardeos con drones que Rusia ha emprendido en la última semana sobre Odesa, donde incluso ha destruido parte de la catedral y ha matado en torno a una decena de civiles.

Rusia responde al ataque a Moscú Laura Mateo

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Ucrania también atacó estructuras militares en Sebastopol y otras zonas de Crimea. Desde el inicio de la guerra, el Kremlin ha repetido con insistencia que el ataque a la península era una línea roja que podía acercarnos al apocalipsis. A la hora de la verdad, cuando dichos ataques se producen, la cosa queda en condenas y represalias, pero poco más. Eso, a su vez, envalentona al gobierno de Kiev, que al principio solía desmarcarse de cualquier ataque -como si el Moskva se hubiera hundido solo-, pero ahora sí reivindica sin complejo alguno estas acciones.

Los dos lados del Danubio

En cuanto a los ataques a los contenedores de trigo cosechado, que fueron la primera justificación para lanzar sus drones sobre Odesa -aunque posteriormente haya quedado claro que hay un afán meramente destructivo que va más allá del castigo económico-, este fin de semana, Rusia bombardeó el puerto fluvial de Reni, sobre el Danubio. El objetivo, de nuevo, era intentar mantener el bloqueo sobre los productos ucranianos.

Como Ucrania no tiene acceso libre al Mar Negro tras la retirada de Rusia del acuerdo sobre el grano, el gobierno de Kiev está intentando trasladar esas mercancías por el Danubio hacia Rumanía, aunque solo sea para salvar una pequeña parte del inmenso contingente que se acumula en los puertos.

El problema es que el Danubio ejerce de frontera natural entre Ucrania y Rumanía. La ciudad de Reni queda justo al otro lado de territorio rumano y cualquier mal cálculo en el ataque habría supuesto violar la integridad de un país miembro de la OTAN.

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El gobierno rumano ha expresado su preocupación por estos ataques y en voz de su presidente, Klaus Iohannis, ha condenado el acto de agresión por considerarlo “una escalada” en la guerra que solo busca complicar aún más la situación en el Mar Negro. Aparte, Iohannis ha recalcado el grave perjuicio que este bloqueo a la compraventa del grano ucraniano puede suponer para el resto del planeta y el consiguiente riesgo de una hambruna inminente.

Hambrunas e inflación

En ese sentido, el precio global del trigo lleva más de una semana subiendo sin parar en el mercado internacional, con incrementos superiores al ocho por ciento diario tanto el pasado miércoles como ayer lunes. Aparte de ser un grave problema para las economías más pobres, especialmente las africanas, que tendrán que encontrar otra manera de importar grano a un precio razonable, el daño para las economías más avanzadas también promete ser enorme: la inflación puede volver a dispararse en cualquier momento.

Hay que recordar que China y Turquía son los dos principales importadores de grano ucraniano… pero el tercero es España, que justo parecía empezar a recuperarse de sus problemas de inflación en los últimos meses. Tanto nuestro país como la Unión Europea tendrán que buscar la manera de encontrar ese grano sin burlar las sanciones a Rusia, que se convirtió en 2022 en el principal exportador de trigo del mundo, aprovechándose así de la guerra que el propio Putin inició en febrero del año pasado.

En resumidas cuentas, si Occidente no consigue enviar a Ucrania suficientes baterías de defensa antiaérea para repeler los ataques rusos y proteger de esta manera una materia prima que es de primera necesidad para el mundo entero, las consecuencias pueden ser muy graves. Roto el empeño diplomático -cosa que no habrá hecho ninguna gracia ni a Turquía ni a China, dos aliados tradicionales de Moscú-, queda solo el puramente militar para defender el alimento de cientos de millones de seres humanos.