Disturbios en la zona fronteriza entre Venezuela y Brasil.

Disturbios en la zona fronteriza entre Venezuela y Brasil. Reuters

Mundo

La crisis económica venezolana enciende la alerta migratoria en la región y provoca tensión en la frontera con Brasil

Una parte de la población ha intentado emigrar y otra ha hecho acopio de alimentos

20 agosto, 2018 02:58

Que Venezuela afronta una de las peores crisis económicas de su historia no es algo nuevo. Pero la decisión de su gobierno de reconvertir su moneda quitando cinco ceros a su valor ha generado un terremoto social y una incertidumbre que ha motivado escenas inéditas durante los últimos días tanto en las calles como en sus zonas fronterizas.

Aunque la medida entra en vigor este lunes, la decisión de Maduro de poner en funcionamiento una nueva moneda, el bolívar 'soberano', ha creado alarma entre la población, por mucho que el ejecutivo haya querido blanquear la medida asegurando que los sueldos se multiplicarían por 35. Pero no son pocos los economistas que alertan de la hiperinflación que puede suponer la puesta en marcha de estos billetes.

Lineales vacíos en un supermercado de Caracas.

Lineales vacíos en un supermercado de Caracas. Reuters

Y de hecho, en la calle se ha desatado el pánico. Por una parte hay parte de la población que ha intentado hacer acopio de alimentos en las horas previas; pero otros han optado por emigrar, creando una situación tensa e incómoda en las fronteras y afectando gravemente a las relaciones con los países del entorno.

Los episodios más graves se están dando en la conexión con Brasil en Pacaraima, una localidad de unas 12.000 personas que en los últimos tiempos ha ido recibiendo a buena parte de la inmigración venezolana. Y aunque ya se veía como un potencial problema, la situación ha explotado después de que un comerciante local fuera asaltado por un grupo de venezolanos.

La reacción de los locales ha sido feroz contra los migrantes, a los que han expulsado de sus zonas de acogida e incluso han quemado sus enseres y objetos personales. Estos hechos han provocado que al menos 1.200 venezolanos hayan abandonado el lugar y el Gobierno brasileño haya fijado sus ojos en estos roces que han motivado la "situación de vulnerabilidad" en estas regiones.

Pacaraima se ha convertido en la principal puerta de entrada de los 50.000 venezolanos que en el último año y medio han llegado a Brasil para intentar rehacer sus vidas. Se estima además que cerca de 400 cruzan diariamente la frontera. "Las autoridades no se están tomando en serio la situación", denunció el alcalde Pacaraima, Juliano Torquato.

Los ataques de brasileños contra campamentos de inmigrantes venezolanos en la ciudad fronteriza de Pacaraima han llevado a 1.200 venezolanos a abandonar el país y regresar al suyo, elevando la tensión en una región que pide auxilio al Gobierno.

"Fuera venezolanos"

Pacaraima vive hoy una calma tensa después de las protestas de este sábado que derivaron en actos vandálicos contra los inmigrantes venezolanos que huyen de la crisis económica, política y social que atraviesa su país.

Vecinos de esta pequeña localidad de 12.000 habitantes, en el empobrecido estado de Roraima (norte), expulsaron a venezolanos de las tiendas de campaña donde sobreviven y les prendieron fuego a las viviendas temporales junto con sus objetos personales.

También cortaron durante cinco horas la principal vía de acceso al municipio a grito de "fuera venezolanos", según vídeos de las protestas divulgados por redes sociales.

El motivo, la agresión de un conocido comerciante local a manos, supuestamente, de un grupo de venezolanos, que intentaron asaltarlo en casa con su familia, de acuerdo con el Gobierno de Roraima.

La ola de violencia ya ha provocado que al menos 1.200 venezolanos hayan decidido recoger sus pertenencias y abandonar Brasil para poner rumbo al lugar del que se fueron, según confirmó el Ejército brasileño, que actúa en la zona para atender la crisis migratoria.

"Los servicios públicos están saturados"

Pacaraima se ha convertido en la principal puerta de entrada de los 50.000 venezolanos que en el último año y medio han ingresado a Brasil para rehacer sus vidas. Se estima además que cerca de 400 cruzan diariamente la frontera.

"Las autoridades no se están tomando en serio la situación", denunció a Efe el alcalde de Pacaraima, Juliano Torquato.

"Tenemos todos los servicios públicos saturados. Estamos sobreviviendo en una realidad y no sé cómo (...) Estamos con nuestros recursos a cero, vamos a entrar en colapso", añadió.

Torquato aseguró que algunos de los que han entrado "tienen problemas con la Justicia venezolana" y pidió que a todos se les pida el pasaporte y los antecedentes penales en los controles fronterizos.

Por su parte, el presidente brasileño, Michel Temer, se reunió con varios de sus ministros, entre ellos el de Defensa, general Joaquim Silva e Luna, y de Seguridad, Raul Jungmann, para tratar el asunto.

Al término de ese encuentro, el Gobierno brasileño anunció la construcción de un nuevo abrigo en Roraima, el envío de 36 voluntarios sanitarios y de un batallón con 120 efectivos de la Fuerza Nacional para reforzar la seguridad.

No obstante, la gran mayoría de los inmigrantes venezolanos se instalan a unos 200 kilómetros más al sur, en Boa Vista, la capital de Roraima, donde se encuentran casi todos los centros de acogida y se estima que hay unos 25.000, muchos de ellos en condiciones muy precarias.

800 venezolanos ubicados en diferentes ciudades

Suely Campos, gobernadora del estado de Roraima, declarado desde el pasado 15 de febrero en "situación de vulnerabilidad" por Temer, denunció en dos notas la falta de apoyo del Gobierno Federal, pidió al Ejército que "garantice el orden" y reiteró su solicitud de "cerrar temporalmente la frontera".

Esa parte de la frontera, la de Roraima, ya estuvo cerrada a principios de agosto durante unas 20 horas tras una sentencia de una juez federal, que fue revocada poco después por un tribunal superior.

En los últimos meses, el Ejecutivo ha creado un grupo de trabajo específico e impulsado una serie de medidas humanitarias, en las que participan el Ejército y organismos internacionales, aunque ello no parecen ser suficiente para Campos.

A esas críticas se unió la influyente Orden de los Abogados de Brasil (OAB), que comentó que, tras el "grave episodio de violencia" vivido en Pacaraima, "cabe al Gobierno Federal una actuación urgente antes de que ocurra una tragedia".

El presidente de la OAB, Claudio Lamachia, subrayó que "lo que era una cuestión humanitaria ahora tiene una fuerte connotación de seguridad", por eso, los estados brasileños "necesitan organizarse para recibir a los venezolanos y dar un ejemplo al mundo de democracia y solidaridad".

Hasta el momento, unos 800 venezolanos ya han sido ubicados en diferentes ciudades brasileñas como Sao Paulo, Brasilia y Río de Janeiro.

Aun así el drama del éxodo venezolano afecta más gravemente a otros países latinoamericanos, como Colombia y Perú. De hecho, la mitad de los que llegaron a Brasil (54 %) desde 2017 ya han abandonado el país, según el Gobierno.

Rutas migratorias

Brasil es donde se están dando los episodios más violentos. Sin embargo, la emigración venezolana también está movilizándose hacia otros vecinos. Colombia es el otro gran país que acoge a venezolanos. Sin embargo, y a diferencia de Brasil, su territorio es más de paso, ya que el fin último de estas rutas de emigración tienen como destino final Perú y Ecuador.

Personas varadas en la frontera de Colombia con Ecuador.

Personas varadas en la frontera de Colombia con Ecuador. Reuters

El problema que surge en ese caso es que Quito ha decidido exigir pasaporte a los venezolanos que pretendan entrar en Ecuador, una cifra que alcanza el millón, según fuentes oficiales. Se trata de una condición nueva y que ha dejado varados a decenas de personas que ni tienen la documentación ni el dinero que cuesta hacerse con ella.

Ante esta situación, muchas de estas personas están pidiendo la habilitación de una "ruta humanitaria" hacia Perú, donde aún podrían acceder con la documentación que muchos de ellos tienen actualmente.