Marta Campo trabaja en el juzgado de instrucción de Medina del Campo.

Marta Campo trabaja en el juzgado de instrucción de Medina del Campo.

Protagonistas

Marta Campo, la jueza más joven de España con 27 matrículas de honor: "No soy la más lista, es constancia"

Al frente del juzgado de instrucción de Medina del Campo, Marta, de padre minero y madre ama de casa, ya es un referente en la judicatura.

1 octubre, 2024 02:45

Es tímida y modesta, lo primero que comenta a los pocos minutos de conversación es que se siente un poco abrumada por la atención mediática. No oculta su orgullosa al leer en titulares que es la jueza más joven de España, pero ella prefiere mirar hacia adelante y centrarse en su trabajo. Marta Campo, titular del juzgado de primera instancia e instrucción de Medina del Campo, en Valladolid, es un ejemplo de trabajo y pasión por la judicatura.

En su caso no opera aquello de 'de casta le viene al galgo', ya que su padre es minero (ya jubilado) y su madre ama de casa. Siempre le gustó estudiar, desde niña, y soñaba con vestir la toga. ¡Y vaya si lo ha hecho! Tras un expediente académico brillante en la carrera, con 27 matrículas de honor, logró aprobar la oposición en solo 24 meses, un logro que pocos consiguen debido a la dificultad. Tenía solo 24 años  y con 26, en julio de 2023, se hizo cargo de una sustitución en su primer juzgado, el de Primera Instancia e Instrucción nº 1 de Palencia. En enero de 2024 aterrizó en su nuevo puesto, desde donde imparte justicia.

Marta Campo es un referente, pero también una joven normal de su edad, a la que le gusta hacer cosas sencillas y disfrutar de la vida. Tiene redes sociales, cómo no, donde muestra parte de su día a día como jueza pero también algunas parcelas de su vida personal. ¿La juventud es un hándicap cuando se pone la toga? No oculta que era uno de sus temores: "Tenía miedo de que no me tomaran el serio, pero ha sido al contrario". 

La jueza, en su despacho.

La jueza, en su despacho. Cedida

Te has convertido en la jueza más popular últimamente. ¿Cómo vives esta notoriedad?

Es una cosa que me llamó la atención. Al principio la verdad es que me hacía ilusión, pero ahora que ya hace tres años que aprobé la oposición lo que quiero es pasar un poco página. Estoy muy contenta de haber aprobado a la primera y de empezar tan jovencita, pero ya la etiqueta de la jueza más joven y ya prefiero aparcarla un poco.

Estudiaste Derecho, aunque tenías muy claro que querías ser jueza...

Bueno, desde pequeña me gustaba mucho estudiar. Era una persona muy metódica, muy rutinaria. Me gustaba ir a clase, coger apuntes... y pensé que una oposición casaba mucho con mi forma de ser, además de garantizarme un empleo estable, donde una pueda ser valorada y sentirse realizada.

Entre todas las que había, la judicatura siempre fue la que más me llamó la atención. Todos desde pequeños tenemos una idea de lo que hace el juez, pero cuando hice las prácticas en la carrera descubrí cómo es el día a día del juzgado y todo ese trabajo que no se ve, y que no se limita a pasar un juicio y luego dictar sentencia. Implica mucho más, hay que resolver muchas otras cosas y es muy entretenido. EN el juzgado no hay dos días iguales.

"Aunque en las películas casi siempre ponen en el papel de juez a hombres, el perfil medio de la judicatura en España es una mujer de 40 años"

Vienes de una familia que nada tiene que ver con leyes... ¿Cuáles eran entonces tus referentes?

Sí, mi padre es minero y ya está jubilado y mi madre es ama de casa, empleada doméstica. En mi época del instituto era muy conocida la jueza Alaya, que salía a menudo en las noticias. Y luego para mí ha sido un referente muy importante mi tutora en las prácticas en la carrera, porque durante primero y segundo, en mis días libres iba a ver alguno de sus juicios. Era la jueza que más de cerca conocía, la admiraba mucho y quería hacer lo que hacía ella.

Sacaste nada menos que 27 matrículas de honor en la Universidad y aprobaste la oposición en tiempo récord, solo dos años. ¿Te consideras un portento?, ¿cómo se consigue tal logro?

Yo no creo que sea más lista que nadie, esto no lo saca el más listo, sino el más trabajador. No es como resolver un problema matemático, que tienes que ser muy inteligente para sacarlo. Esto es una cuestión de mucha constancia, de trabajo diario y sobre todo de esfuerzo mantenido en el tiempo. Quiero decir que el trabajo en la carrera y no conformarte con un cinco te ayudará luego en la oposición.

Opositar es una labor ardua...

Sí, lo que quiero destacar es que no es simplemente una cuestión de ponerse, ir a un preparador, madrugar, sentarte ocho horas al día a estudiar... Todo esto es cuestión de voluntad, pero luego hay que hacer que te cunda, poder memorizar lo que vayas estudiando, etc, es algo que se entrena. Y yo creo que empecé a entrenarlo muy pronto. En en el instituto, por ejemplo, ya empecé con esa constancia y disciplina.

Imagino que en tu caso han sido muchas horas, ¿has renunciado a muchas cosas personales?

Bueno, el hecho de haberlo sacado en dos años hace que no haya tenido que hacer muchas renuncias. Al final fueron dos Navidades y dos veranos. Además, tuve la suerte entre comillas de que me pilló en pandemia y tuvimos que estar todos encerrados, así que tampoco había muchos planes que hacer. De todos modos, ahora que todo ha pasado, me quedo con la experiencia vivida.

La jueza más joven y mujer, el papel femenino en la judicatura avanza. Sin embargo, hay muchas juezas, pero pocas en puestos de poder. ¿Falta mucho por hacer para lograr igualdad en este terreno?

Aunque en las películas casi siempre ponen en el papel de juez a hombres, lo cierto es que el perfil medio de la judicatura en España es una mujer de 40 años. Las mujeres somos mayoría, y en las últimas promociones sobrepasan el 70%. En la mía éramos 119 mujeres y 42 hombres. Poco a poco estas cifras se están reflejando en los órganos colegiados. Recientemente se ha roto un techo muy importante con el nombramiento de Isabel Perelló como Presidenta del Tribunal Supremo. Se ha convertido en un referente porque ha demostrado que no hay límites. 

¿Cómo es el día de Marta Campo en el juzgado?

Hay un poco de todo: declaraciones, reclamaciones civiles, un par de veces al mes atiendo temas de familia como divorcios, sacar sentencias, señalar juicios, recursos... Y luego yo soy también juez de violencia, entonces aquí cada día es una sorpresa, porque no tienes agenda, nunca sabes lo que vas a tener encima de la mesa.

Hablando de la violencia de género, ¿crees que el hecho de ser mujer jueza genera desconfianza entre los agresores?

Yo no estoy en la cabeza de quien pueda pensar eso, pero sí me gustaría transmitir un mensaje de tranquilidad porque juzgamos guiándonos únicamente por la ley, con independencia del género, que sea hombre o mujer no nos influye para nada.  Pero no solamente en cuestiones como esta, también en lo que se refiere a política. A los medios de comunicación les gusta etiquetar a los jueces como progresista o conservador, pero los jueces en cuanto se ponen la toga y entran en sala se guían por la ley y el resto queda a un lado.  

Marta Campo sueña con llegar a una audiencia provincial.

Marta Campo sueña con llegar a una audiencia provincial. Cedida

La lacra de violencia machista no cesa, ¿qué falla?

Bueno, yo acabo de aterrizar en la carrera judicial, pero veo que ahora se denuncia mucho más. Lo que pasa es que al final es una cuestión de educación de la sociedad, no se puede reducir el tema a un solo factor. Siempre va a haber violencia, homicidios, robos... es difícil erradicarlo por completo. La maldad va a seguir existiendo hagas lo que hagas. Se puede reducir, pero no eliminar.

"Yo cuando cierro la puerta del juzgado y llego a casa no le doy vueltas a los temas que he tratado"

¿Os enfrentáis los jueces a dilemas de conciencia al tener que aplicar una ley con la que quizá no estéis plenamente de acuerdo? Por ejemplo, la polémica ley del 'sí es sí'.

En mi caso personal, llevo poco más de un año trabajando en el juzgado y no me he enfrentado a ninguna situación de este tipo. Mientras apliques la ley... Mucha gente me dice, 'cómo lo haces, yo sería incapaz de tomar esas decisiones', pero yo cuando cierro la puerta del juzgado y llego a casa no le doy vueltas a los temas, de verdad que no.

Acumulas 12.000 seguidores en tu cuenta de Instagram, a través de la que cuentas un poco tu vida y tu trabajo.

Me alegro de que comentes esto de las redes sociales, porque precisamente lo hago para visibilizar la judicatura. Creo que hay muchos opositores a los que les gusta el contenido y quién sabe quizá esté consiguiendo despertar alguna vocación. Doy información que a mí me hubiera gustado recibir como estudiante. Aunque tengo que decir que me da algo de apuro porque hay personas de este gremio a las que no les parece bien estar tan expuesto, que compartas tanto. Hay opiniones para todos los gustos.

¿Cómo te sientes pensando que puedes ser un referente para muchas de esas jóvenes que te siguen?

Intento ser muy cuidadosa, porque siento una responsabilidad muy alta con lo que subo a redes sociales. Pienso que quizá para gente que me sigue soy la única jueza que conocen y pueden extrapolar lo que hago o pienso al resto de los jueces. Por eso releo cada frase, cada texto, por miedo a equivocarme o a que se malinterprete.

¿Qué metas de futuro te planteas?

Ahora estoy muy contenta en Medina del Campo, porque está muy cerca de mi casa y yo estoy como muy enmadrada, me gusta estar en mi ciudad, con mi familia... Por eso tenía mucho miedo de verme obligada a irme lejos cuando aprobara, así que fue una suerte poderme quedar aquí.

A largo plazo me gustaría llegar a Palencia o Valladolid, que son ya ciudades más grandes, y luego a un órgano colegiado para tener también esa visión de la judicatura. Lo suyo es ir ascendiendo poco a poco, por eso se le llama carrera judicial. Yo, con llegar a una audiencia provincial, sería todo un logro y si no puede ser también jubilarme en un juzgado, feliz de la vida. Pero hoy por hoy, que tampoco es que le haya dado muchas vueltas, aspiro a jubilarme en un órgano colegiado.