Victoria Prego, Premio Maga de Magas Honorífico por su huella profunda en la historia española del periodismo

Victoria Prego, Premio Maga de Magas Honorífico por su huella profunda en la historia española del periodismo Julia Ramírez

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Victoria Prego, Premio Maga de Magas Honorífico por su huella profunda en la historia española del periodismo

El jurado ha destacado su entrega absoluta a lo largo de su carrera, que convirtió en forma de vida, truncada precozmente. Este es un reconocimiento póstumo a su pasión, entrega, voz propia y al ejercicio del periodismo en estado puro.

11 junio, 2024 22:27

Se marchó de puntillas, como no queriendo disgustar. En un puente de esos en los que Madrid se vacía y el bullicio del día a día se torna en una calma extraña, en ocasiones inquietante. Cuando recibí la 'maldita' llamada diciéndome que nos había dejado tuve una reacción idéntica a la de años atrás.

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Ella me llamó para decirme que tenía cáncer. Fui incapaz de decir nada porque cuando la tristeza te encoge el alma y el bloqueo es absoluto, no hay palabras que puedan aliviar. La única señal del sobresalto llega cuando las lágrimas brotan con rabia, pero en silencio. Aquel día, las malas noticias tuvieron un punto cómico y así lo hemos recordado ella y yo en muchas ocasiones.

Por increíble que pueda parecer, fue ella quien terminó dándome/dándose ánimos y diciendo que, seguro que superaba la enfermedad, porque le iban a aplicar un tratamiento experimental muy pionero y todo quedaría en un mal sueño encapsulado en el anillo que le pensaban colocar en torno al pulmón dañado.

¡Qué paradoja! Ella, que no había fumado jamás en su vida, que ni siquiera en su adolescencia había sentido la curiosidad de paladear el humo de un cigarrillo y que tantas veces me había dicho a mí que lo dejara, sufría ese terrible mal contemporáneo.

Victoria Prego

Victoria Prego

Fue un tratamiento duro que ella afrontó con entereza y hablaba de ello con naturalidad y sin eufemismos. Sólo la vi flaquear en una ocasión cuando falleció de la misma enfermedad nuestra querida amiga Susana Olmo –la persona que nos presentó en el Congreso de los Diputados y sin duda una de las grandes cronistas parlamentarias de la Transición– que desde la agencia Colpisa –dirigida entonces por Manu Leguineche– nos inspiraba en aquellos emocionantes años del despertar a la Democracia.

De 'Toya' a 'Preguis'

Muchos la llamaban 'Toya', otros Victoria, pero yo la llamaba 'Preguis', un chascarrillo cómplice que unía su apellido a la idea de que siempre estaba cerca y escuchaba mis plegarias profesionales y personales.

Tenía 75 años el día que nos dejó, pero su voz inconfundible, que algunos han definido como 'la voz de la Transición' era la misma. Esa que se colaba en nuestras casas a través de TVE en los formatos informativos más importantes y trascendentes de los años 80.

Esa voz que nos daba voz a todos nosotros cuando entrevistaba a los primeros presidentes de gobierno, desde Adolfo Suárez a Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González o José María Aznar. Esa voz que escuchaban con respeto en nuestros almuerzos de 'chicas' en Moncloa Mariano Rajoy o en Ferraz Alfredo Pérez Rubalcaba, José Luis Rodríguez Zapatero o Pedro Sánchez.

Su voz era cálida, dialogante, conciliadora, pero rotunda e implacable cuando se trataba de denunciar infamias. Todos la oímos en la manifestación de repulsa por el asesinato de Miguel Ángel Blanco, y después entonando el '¡Basta ya!' en aquel julio de 1997 en defensa de nuestro modelo de estado. "Con La Paz y con la palabra, pero también con la ley. Porque somos infinitamente más y porque somos infinitamente mejores", dijo alto y claro.

Nada más, pero nada menos, que periodistas

Pedro J. Ramírez, fundador y director de El Mundo, cuando la fichó como adjunta al director –al alimón con Casimiro García–Abadillo, en el año 2000– solía decirnos que, si el poder nos apretaba, recordáramos lo que ya habíamos convertido en nuestro grito de guerra. "¡¡Somos periodistas, nada más, pero nada menos, que periodistas!!".

Victoria no necesitaba el recordatorio porque lo llevaba tatuado en su ADN. No sólo porque era hija del gran dramaturgo y periodista Adolfo Prego, sino porque nació con tinta en las venas y un micrófono en las manos, y fue siempre fiel a los principios básicos de nuestra profesión: la verdad y la independencia.

Ella sabía que no es fácil ejercer el contrapoder y menos destapar la corrupción, y aunque prefería siempre 'el guante de seda', su mano era 'de hierro' a la hora de entregarse a su trabajo de informar y analizar.

Asi lo hizo siempre. También en su última etapa profesional, como directora adjunta de El Independiente, donde fue presidenta del consejo y destacada columnista. Allí afianzó su amistad con Casimiro Garcia Abadillo, una de las personas a la que Victoria se consideraba mas cercana profesional y personalmente.

Mi querida 'Preguis' hizo de esta profesión una forma de vida, convirtiéndola en una especie de sacerdocio laico en lo social y escrupulosamente liberal en lo político, al que se entregaba con pasión y vehemencia, y cuyo nivel de exigencia y dedicación no conocía límites.

Las chicas a escena

A principios de los años 90, durante el receso de una sesión parlamentaria, Victoria, Pilar Cernuda y yo, decidimos crear un grupo de mujeres periodistas para convocar comidas absolutamente off the record con políticos, sindicalistas y empresarios de todas las ideologías.

Se incorporaron en un primer momento Consuelo Sánchez Vicente, Nativel Preciado y Curry Valenzuela. Juntas hicimos viajes de trabajo inolvidables Guatemala, Bosnia Herzegovina, Sarajevo…

Después se fueron añadiendo nuevas amigas, como Charo Zarzalejos, Esther Jaén y, en los últimos años, se han unido Anabel Díaz, Ketty Garat o Cristina de la Hoz. El primer almuerzo fue con Xavier Arzallus, entonces poderosísimo presidente del PNV y uno de los políticos más difíciles de acceder en la época.

Lo celebramos en el Madrileño Hotel Emperatriz, en la calle López de Hoyos y fue ella quien consiguió salvar alguna situación complicada que se planteó en torno a los orígenes de ETA.

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Ese día quedó claro que sería el alma del grupo y así lo ha seguido siendo siempre, hasta nuestro último encuentro con la vicepresidenta Teresa Ribera, poco antes de que su enfermedad volviera con virulencia. No teníamos nombre, ni lo necesitábamos. Nos llamamos simplemente 'las chicas' y semana tras semana nos hemos seguimos viendo con invitado o a solas para analizar la actualidad política.

Desde el 1 de mayo, ese día aciago, no nos hemos vuelto a reunir, pero siempre tendrá un lugar en esa mesa y su forma de ser y estar será un espejo y la guía donde seguir mirándonos.

La monarquía a debate

Ha habido muchísimas anécdotas. Una de ellas se produjo en un almuerzo, que nos ayudó a cerrar Ángel Nodal, con los reyes, Felipe y Letizia, cuando aún eran príncipes y poco antes de celebrarse la boda, de la que se acaban de cumplir 20 años. El momento era complicado y se nos había advertido que no habría alusiones directas a los temas de actualidad.

Cumpliendo lo pactado la conversación giró en torno a la política internacional, que Victoria hábilmente fue aderezando con alusiones a lo que ocurría en España. En un momento dado cuando Don Felipe se interesó por lo que se estaba cociendo en nuestra profesión y lo que se opinaba sobre el futuro de la Monarquía, Victoria le dijo sin más que iba a tener muy complicado ocupar el sitio de su padre: "Las cosas señor no van a ser fáciles para usted". El tiempo le dio la razón.

También el tiempo ha juzgado a un personaje que ella respetó muchísimo en su día: Jordi Pujol. En su última etapa como president de la Generalitat, nos invitó a comer a las dos en la sala del gobierno del Palau a fin de preparar una entrevista electoral para El Mundo.

En la sobremesa salieron a relucir los casos de corrupción que se multiplicaban en torno a los ERES de Andalucía. Pujol dijo que era un tema in vigilando, que él era escrupuloso a la hora de elegir colaboradores y que dudaba que eso le pudiera ocurrir.

Le dijimos, sin más, que la corrupción es un cáncer para la democracia, que podía aparecer de muchas formas en todas las organizaciones. Tiempo después ese cáncer había infectado a la propia familia del todopoderoso Pujol.

Otra muestra importante de que su olfato político casi nunca fallaba, la vivimos con María Teresa Fernández de la Vega, nada más ser elegida Vicepresidenta del Gobierno de España, la primera mujer en la historia que ocupaba tal cargo.

Fue un almuerzo especial porque manteníamos con ella y con su dircom, Ángeles Puerta, una vieja amistad, desde su etapa en la magistratura. Hablamos de los problemas más acuciantes de nuestro país y, al final, Victoria le dijo que se cuidara, que no le iban a perdonar fácilmente que fuera mujer, que acumulara tanto poder y sobre todo que no fuera 'pata negra' dentro del PSOE, partido en el que no militaba.

Días después comenzó una campaña terrible contra ella que prácticamente duró todo su mandato con descalificaciones personales. Entre otras que Rajoy se refiriera a ella como 'la señora que se sienta al lado del presidente' y en la segunda legislatura padeció virulentamente el fuego amigo desde la calle Ferraz.

Victoria ha sido una mujer valiente, de firmes, profundas e inquebrantables convicciones democráticas, y detrás de su aspecto frágil se escondía una persona de gran carácter que rara vez tiraba la toalla, y que era como el junco, al que se podía doblar, pero nunca quebrar.

El día que se fue, ese fatídico 1 de mayo, coincidimos en el tanatorio Lucía Méndez y yo. Las dos pertenecemos a una generación de periodistas de provincias que aterrizamos en Madrid como un volcán en erupción con ganas de comernos el mundo

En plena caída en desgracia de Adolfo Suárez, compartimos con él confidencias, y eso nos unió a ambas en una amistad y un respeto mutuo que hemos mantenido desde entonces. Hablando de Victoria recordamos una anécdota que yo viví en primerísima persona porque había quedado con ella ese día, y que luego se recogió en un libro del periodista Víctor Olmos.

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"Era el jueves 27 de marzo y estábamos haciendo la edición del 28, en plena guerra de Irak, con el Gobierno español apoyando aquella guerra. Ese día, Prego almuerza con el ministro de Defensa, Federico Trillo. 'En el almuerzo el ministro informa a la periodista de algunos de los peligros que puede afrontar el buque español Galicia que se dirige a la zona de la guerra para prestar ayuda médico-humanitaria (...). El ministro le informa, confidencialmente, de que en el barco viajan algunos agentes de los servicios secretos españoles, pero no le dice el número. Todo esto es sólo para tu información, no puedes publicar nada, le dice Trillo a Prego'. El almuerzo era off the record. Victoria lo respetó". Lucía contó esto en su artículo de despedida a nuestra amiga y nosotras, en ese momento triste, recordamos, con cariño y un punto de nostalgia, los vertiginosos momentos de esa redacción de El Mundo en la que se respiraba periodismo por todos lados.

Su investidura como Doctora Honoris Causa por la Universidad Rey Juan Carlos (2018)

Su investidura como Doctora Honoris Causa por la Universidad Rey Juan Carlos (2018)

"Si el periodismo es el primer borrador de la Historia nadie puede presumir de pasar a la Historia como lo hará Victoria Prego", escribió Lucía en su obituario. Mi querida Preguis fue la gran periodista de la Transición, tenía un discurso feminista inteligente, equilibrado, sosegado, ponderado y tranquilo. Pero, sobre todo, para mí, ha sido una amiga muy querida con la que compartí momentos inolvidables de complicidad, risas y lágrimas.

Bodas, patucos y contravigilancia

Protegió siempre férreamente su intimidad y la de su familia, pero en todas nuestras conversaciones se dibujaba como una compañera maravillosa de Elías de Andrés, su marido, su gran amor, su compañero de viaje personal y profesional. Entre los dos, mano a mano, elaboraron su Historia de la Transición española esa serie e impresionante documento televisivo que ya se considera un incunable audiovisual.

Era una madre protectora, muy cariñosa con sus tres hijos y una abuela paciente, tierna y amorosa. Recuerdo, como si fuera ayer, la boda de uno de ellos, cuando le acompañé en la elección de su impresionante traje de madrina. ¡Cuántas veces le pedí prestados aquellos guantes de piel, de suave badana en color morado intenso que lució en Sevilla ese día tan feliz!. ¡Me los quiso regalar! y yo me negué porque cuando los necesitaba teníamos una excusa para vernos y hablar de nuestros looks más elegantes.

Guillermo Santa Cruz Prego, su hijo, recoge su premio póstumo.

Guillermo Santa Cruz Prego, su hijo, recoge su premio póstumo. Javier Carbajal

Cuando nació su primer nieto –a cuya primera comunión ya no ha podido asistir por apenas unos días– aprendió a tejer, con tal maestría que no había jersey ni patucos que se le resistieran. La cosa llegó a tal punto que una tienda de bebés, de marca muy conocida, se llegó a interesar para venderlos a sus clientes.

Cualquier dificultad, era capaz de convertirla en un momento para la sonrisa. ¡Esa sonrisa amplia, tan reconfortarte y ponderada como su voz! Cuando presentaba La Linterna en la COPE yo colaboraba con ella como tertuliana, como ella lo hizo conmigo cuando era yo la que dirigía formatos en televisión.

El programa terminaba de madrugada y solía llevarla en mi coche hasta su casa de la calle Españoleto. Una noche cuando llegamos vimos en la puerta a un chaval joven, de aspecto informal, con barba, y ella me dijo: "Sigue, da la vuelta a la manzana, porque a ese chico no lo conozco".

Después de dar tres vueltas vimos al joven hacernos una señal con la mano. Bajé el cristal del copiloto y el chaval dijo: "Mamá, soy yo, que me he ido sin llaves, ¿no me estabas viendo?".

Una escena similar nos ocurrió en una ocasión con los escoltas que le hacían una contravigilancia en los tiempos duros de ETA. Le avisé de que nos seguía un coche y después de un rato largo de callejear por medio Madrid, pensando que podían ser terroristas, paramos en un semáforo y se bajaron los policías para preguntarle si necesitaba algo. Hemos reído hasta llorar recordando algunos de esos momentos y otros muchos de 'tierra trágame'.

Especialmente los personales, aunque profesionalmente, ni he tenido ni tendré una lectora más fiel y leal de mis entrevistas que 'Preguis'. Su compromiso con esta maltrecha profesión ha sido evidente personal e institucionalmente, sobre todo en tiempos revueltos, como lo fue su etapa presidenta de la Asociación de la prensa de Madrid. "Sin un periodismo libre, honesto y veraz no habrá DEMOCRACIA que sobreviva", solía decir.

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Porque, sobre todo, era una gran demócrata, que amaba su país y defendía a sus instituciones. Nunca jamás le oí un comentario frívolo sobre los poderes del estado. Fue honesta y engrandeció con su generosidad la palabra amistad. Su trazo fino, ese que tanto cuidó, nos seguirá acompañando siempre.

Los premios

Estos galardones, de gran relevancia para la literatura y el periodismo, cuentan con varios patrocinadores, comprometidos con la visibilidad de las mujeres y el reconocimiento de un sector en constante cambio.

Montaje de logos de los patrocinadores a los Premios Maga de Magas

Montaje de logos de los patrocinadores a los Premios Maga de Magas Ilustración: Julia Ramírez

Desde este año, los Maga de Magas se eligen y entregan con la colaboración decisiva de la Fundación Ramón Areces, que desde sus orígenes crea y desarrolla los instrumentos necesarios para dinamizar la investigación científica, estimular la producción cultural y fomentar el liderazgo femenino.

Además, los premios cuentan con el patrocinio de Musa, que ofrece soluciones científicas y revolucionarias para cada fase vital de la mujer, Shiseido, firma cosmética que une belleza y bienestar desde 1872, Evolus, empresa farmacéutica que busca construir mercados laborales más flexibles, inclusivos y sostenibles para las personas, y Codorníuempresa líder de cavas más antigua de España, símbolo de pasión, innovación y fidelidad.