Rocío González Cuadrado en su consulta.

Rocío González Cuadrado en su consulta. Cedida

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Rocío González Cuadrado, experta en nutrición clínica de precisión: "El azúcar es el veneno legal de la sociedad"

La nutricionista, especializada en pacientes oncológicos y tratamientos a medida, da sus 'tips' para mejorar el bienestar a través de la alimentación.

20 diciembre, 2023 02:23

Rocío González Cuadrado (15 de septiembre de 1977, Las Palmas de Gran Canaria) receta "nutrición a la carta", es decir, personalizada porque ni todos somos iguales ni nos sientan igual los mismos alimentos. 

El fallecimiento de su padre a causa de un cáncer que le fue consumiendo y desnutriendo, sin que ningún oncólogo fuese capaz de ayudarle a comer, le tocó la fibra y el alma y le hizo volcarse en lo que se iba a convertir en su verdadero propósito de vida: la onconutricion y nutrición clínica de precisión

Se presenta diciendo que "soy licenciada en Ciencias del Mar, trabajé de investigadora en el Instituto Canario de Ciencias Marinas durante 5 años y otros 13 de técnico en Prevención de Riesgos Laborales. Pero el destino ha guiado mis pasos hasta lo que soy hoy: nutricionista clínica, especializada en pacientes oncológicos y con patologías crónicas. Y lo disfruto cada día, como también lo hago con mi labor docente en la rama sanitaria, tanto en la universidad de Las Palmas como en la formación profesional". 

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¿Es lo mismo alimentarse que nutrirse? 

Pues no, y estos conceptos deberían comenzar a tenerse claros, ya que yo creo que es el punto de inflexión de cómo está evolucionando nuestra salud. Debemos comenzar a ser conscientes de lo que introducimos a diario en nuestro organismo.

Alimentarse consiste en tomar algo comestible de forma voluntaria. Lo introducimos en la boca, lo masticamos, lo tragamos, y con ello, conseguimos un montón de sensaciones gustativas. Pero en cambio, nutrirse es una acción involuntaria de nuestro organismo que se da interiormente cuando este escoge qué parte de los alimentos ingeridos necesita para poder seguir viviendo y hacer su actividad diaria.

Tú, que ejerces la nutrición clínica de precisión, ¿apruebas que las amigas compartan dietas?

No, la nutrición clínica de precisión se centra en las características individuales de cada persona, como son los factores genéticos, metabólicos y estilo de vida específicos. Esta rama se fundamenta en la nutrición ortomolecular, que estudia cómo los nutrientes y los compuestos bioactivos de los alimentos influyen en los procesos de señalización celular y la expresión de los genes.

Pero habrá algunos hábitos beneficiosos para todo el mundo, ¿no?

Aunque cada persona tiene su huella dactilar y sus requerimientos específicos, si tuviera que dar algunos buenos hábitos comunes serían estos: 

1.Comamos comida real, de esa que no viene ni en bolsas ni paquetes. Volvamos a los orígenes de la alimentación con verduras, hortalizas y vegetales, legumbres, carne, pescado, huevo, frutas, cereales integrales, etc. 

2. Hagamos elecciones correctas de los alimentos, apostando por productos de temporada. La tierra es muy sabia y sabe qué debe ofrecernos en cada momento para obtener los nutrientes esenciales o micronutrientes (vitaminas y minerales) que nuestro cuerpo necesita para desarrollar todas sus funciones metabólicas de forma correcta.

3. Introduzcamos proteínas (legumbres, carne, pescado, huevo) en todas nuestras ingestas. Estas son las únicas moléculas responsables del mantenimiento estructural de nuestro organismo y por tanto las responsables de generar y mantener nuestra musculatura. 

4. No nos olvidemos de la fibra. La encontramos en verduras, hortalizas y vegetales crudos o cocinados, pero no molidos, ya que al triturarlos o molerlos rompemos completamente esa fibra; tan necesaria para que se alimente nuestra microbiota intestinal. Es decir, esos bichitos que tenemos a nivel del intestino y que viven en simbiosis con nosotros y se encargan del trabajo duro de asimilar y hacer pasar al torrente sanguíneo todos los nutrientes obtenidos de los alimentos.

5. Y, por último, la hidratación. El agua es el medio imprescindible para que se desarrollen todas las reacciones químicas que ocurren dentro de nuestro cuerpo. Y lo que veo cada día en consulta son pacientes deshidratados y que han perdido la sensación de sed. 

¿Y cuáles son los más insalubres?

Uno que creo que hay que tener mucho cuidado es el alcohol. En España es una costumbre que se ha normalizado, pero no podemos perder de vista que es un tóxico, y que, además, hoy en día existen ya numerosos estudios como para que la OMS diga que es un precursor en la aparición de diferentes tipos de cáncer. 

También son poco sanos los productos procesados y ultraprocesados. Si te fijas, yo no les pongo la categoría de alimento como hace la industria alimentaria, ya que para mí no lo son. Estos productos son un conjunto de sustancias que muchas veces, cuando buscamos en los ingredientes de la etiqueta, ni conocemos las palabras que allí están escritas. 

¿Todos los productos procesados son malos?

No todos los productos procesados son malos, como todo en la vida, existen niveles de procesamiento. Por ejemplo, un paquete de almendras naturales peladas es un producto procesado pero saludable. 

El problema son esas etiquetas con una interminable lista de sustancias ilegibles que, si volvemos a la nutrición de precisión u ortomolecular, somos incapaces de saber las repercusiones biológicas que tienen en nuestro organismo. Con estos productos solo nos alimentamos, no nos nutrimos. 

Rocío González Cuadrado, en su consulta.

Rocío González Cuadrado, en su consulta. Cedida

Y la mayoría además llevan azúcar...

Exactamente, están cargados de azúcar, el veneno legal de nuestra sociedad; camuflado, de nuevo en las etiquetas, con diferentes nombres, pero al final es azúcar. Y ese azúcar está en todos esos productos que creemos que es imposible que lo contengan como los embutidos, algunas carnes, productos light, bio, eco, etc. El azúcar nos hace entrar en una espiral de adicción al igual que la droga. Por eso es tan importante no abusar.

Es que cualquiera entiende las etiquetas.

En el etiquetado nutricional, los ingredientes deben estar colocados de mayor a menor cantidad, y la industria alimentaria utiliza diferentes términos para dividir la cantidad de azúcar total del producto y así no tener que colocarla al principio de la lista de ingredientes. El azúcar es la única forma que tiene la industria alimentaria de dar palatabilidad a esos productos que no poseen nutrientes.  

Por eso, podemos encontrar términos como glucosa, sacarosa, dextrosa, jarabe de glucosa, maltodrextrina, almidón de maíz, etc. Y si sumamos todas estas palabras cuando aparecen en los productos procesados, valoraremos si podría estar la palabra azúcar en el primer puesto de la lista. 

¿Influye el lugar donde vivimos, nuestra profesión, educación, estatus social, etcétera, en nuestra salud? 

Pues influye muchísimo, porque cuando necesitas valorar como se encuentra un paciente debes fijarte no solo en lo come sino también donde vive, en qué trabaja, su estatus, ya que el entorno influye en nuestra salud y sobre todo en nuestros genes y su forma de manifestarse. 

Te pongo un ejemplo fácil. Si nos vamos a barrios más marginales, el consumo de comida con menor valor nutricional se dispara, está claro que el coste económico es menor y a la familia le resultará más difícil llegar a proporcionar todas las ingestas.  

¿Por qué crees que cada vez hay más gente obesa?  

La obesidad está dentro de las llamadas 'enfermedades crónicas no transmisibles', que son la lacra del sigo XXI. Y ojo, no solo son por la mala alimentación que llevamos, sino porque nuestro estilo de vida es el que nos está matando. Me refiero al estrés crónico en el que estamos envueltos, la falta de actividad física, la falta de contacto con el sol y la naturaleza, la exposición a tóxicos y contaminantes; todo esto está haciendo que nuestros ejes metabólicos se encuentren completamente alterados y desincronizados.

Nos encontramos en una sociedad donde la alimentación se ha descentralizado. Ya pocas familias comen juntas y lo mismo, hemos perdido la consciencia de las veces que comemos/bebemos o no comemos/bebemos, que también ocurre. Hemos suplantado los tiempos destinados a comer de forma nutricionalmente correcta por tiempos para realizar otras actividades, como pasar tiempo en las redes sociales.

¿Y qué pasa con nuestros niños, cada vez más gorditos y con un paladar cada vez más atrofiado?

Hoy en día, la obesidad infantil está en un crecimiento exponencial, y el problema lo han creado los progenitores y por supuesto la industria alimentaria, que desde edades tempranas les han 'facilitado' miles de productos procesados, como potitos, galletas, zumos, etc. Todos ellos muy fáciles, rápidos, limpios y acordes a nuestro estilo de vida actual, ¿pero alguien se ha planteado su contenido nutricional?

Somos capaces de dar cereales ultraprocesados y ultraazucarados para desayunar, pero si les planteas darles un plato de arroz te miran con cara loca. Y yo me pregunto ¿los cereales de arroz inflado con chocolate y mil cosas más, no son lo mismo que el arroz, pero sin azúcar ni chocolate? 

Si formáramos a los peques en materia alimentaria otro gallo cantaría; y no el de la caja de los cereales que todos conocemos. Además, a los niños hay que darles como mínimo tres veces a probar un alimento preparado de distinta forma, para decir que realmente no le gusta. Lo que ocurre es que es más fácil darle el plato de macarrones en el momento que rechaza algo nuevo. 

¿Y qué pasa en la etapa de la menopausia, que se hace tan cuesta arriba sobre todo en cuanto al peso?

Nos han hecho creer que las mujeres pasamos de ser fértiles a no fértiles de un día para otro y aquí comienza el error. A partir de los 35 años ya comienza el declive hormonal, y por tanto, desde esa fecha, ya debemos empezar a trabajar sobre la futura menopausia. 

Lo que debemos hacer es comer comida real (verduras, hortalizas, proteínas, fruta), realizar ejercicio de fuerza (en la menopausia las mujeres pierden masa muscular y ganan masa grasa), aprender a gestionar el estrés (el cortisol desregula nuestro patrón hormonal), tener un buen descanso nocturno (es el momento en el que el cuerpo se renueva y arregla todos esos defectos que se han producido a lo largo del día). 

También tenemos que exponernos más al sol (la vitamina D es una hormona y es fundamental para el correcto funcionamiento de nuestro sistema inmunitario y nuestra salud ósea), además de intentar vivir al compás de los ritmos circadianos (nuestro organismo está preparado para comer y vivir de día y dormir de noche) y evitar los disruptores endocrinos (tóxicos, contaminantes ambientales, etc.)

¿Hay algún denominador común entre tus pacientes? 

En mi consulta veo y trato todo tipo de patologías, desde diabéticos, hipertensos, con enfermedades autoinmunes, pacientes oncológicos, etc. Pero sí que hay un factor común que se repite en casi el 95% de los pacientes y es que, aunque tengan cualquier patología de las nombradas anteriormente, su sistema digestivo también se encuentra alterado y el desencadenante de ello, además de la mala alimentación, es el estrés crónico. 

¿Es cierto que cada vez tenemos más problemas digestivos? 

Si hablamos de patologías digestivas, nos encontramos con ERGE (enfermedad por reflujo gastroesofágico), gastritis crónica, hernias de hiato, síndrome intestino irritable (SII), disbiosis intestinales (SIBO, SIFO. IMO) y muchísimas más que podría seguir nombrando. Y últimamente también se ve mucho paciente con exacerbación a nivel digestivo de la Helicobacter pylori, una bacteria que convive con nosotros pero que según las condiciones que se den en nuestro organismo puede ser oportunista y crecer. 

¿De ahí el alto consumo que hacemos los españoles del omeprazol?

Solo con oír el nombre del medicamento, los pelos se me ponen de punta. Me encantaría conocer al primer visitador médico que introdujo este fármaco en nuestro sistema, ya que ha desencadenado un uso crónico para el que no fue creado. Este medicamento surgió para controlar una sintomatología de forma puntual, pero no de forma crónica; ya que con esto no estamos resolviendo un problema, sino que simplemente le estamos poniendo un parche. 

¿Y cuáles son las consecuencias o efectos secundarios?

El uso prolongado de omeprazol puede conllevar déficit de vitamina B12, ya que la inhibición de la secreción ácida gástrica por parte de los IBP puede promover la mala absorción de cobalamina (vitamina B 12) mediante distintos mecanismos. Uno de ellos es la elevación del pH intragástrico, el cual altera la extracción de la B12 de las proteínas de la dieta y la reducción del ácido gástrico altera la microbiota intestinal. Además, puede predisponer al sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO), que, a su vez, incrementa el consumo bacteriano de B12. 

¿Y la alternativa?

La alternativa a este medicamento es encontrar el foco del problema que está causando esa sintomatología, y resolverlo. La gente piensa que cuando tenemos acidez es porque nuestro estómago tiene más acido de lo normal y es todo lo contario, ese reflujo o acidez se produce por una hipoclorhidria, es decir, baja acidez estomacal, y lo que deberíamos buscar es su causa.

Eres experta en Onconutrición. ¿Es que los enfermos de cáncer tienen que alimentarse de forma distinta? 

No es que tengan que alimentarse de forma distinta, lo que deben pensar es en nutrirse de forma adecuada a su situación. Tenemos que pensar que si un individuo sano tiene unos requerimientos para mantener su sistema inmune y su estado físico apto, un paciente oncológico tendrá unas necesidades extras que dependerán de cada tumor.  

Por ello es tan importante el acompañamiento nutricional por un profesional en nutrición, ya que esto favorecerá una mejor tolerancia a los tratamientos oncológicos, se podrá actuar sobre los efectos secundarios y, sobre todo, favorecerá el mantenimiento de la calidad de vida, que creo que es algo fundamental en una persona enferma. 

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¿Por qué los pacientes de cáncer tienden a padecer desnutrición?

Tienden a padecer desnutrición porque los requerimientos de su organismo para mantenerse vivo y además resolver el proceso tumoral se incrementan exponencialmente. Por ello, debemos introducir una dieta nutricionalmente densa, con un alto aporte de vitaminas, minerales, además de nutrientes como las proteínas que favorecerán el mantenimiento de la masa muscular y, con ello, la calidad de vida.

¿Qué papel juega la nutrición en todo el proceso oncológico?

Si no comes te mueres ¿verdad?, pues imagínate además si tienes una enfermedad como el cáncer. Proporcionar los nutrientes necesarios y retirar los innecesarios que alimentan el tumor favorecerá que tu sistema inmune tenga todas las herramientas o armas necesarias para poder hacerle frente y poder resolver el error que se ha creado en el metabolismo con una replicación celular errónea.

Aproximadamente, entre un 15 y un 40% de los pacientes oncológicos presentan malnutrición en el momento del diagnóstico del cáncer. Este porcentaje varía en función del estadio y tipo de tumor. Pero es importante saber que la incidencia de desnutrición aumenta conforme evoluciona la enfermedad, debido a la propia enfermedad y a los tratamientos, pudiendo llegar a afectar hasta a un 80% de los pacientes. Por eso es tan importante el acompañamiento nutricional en un proceso oncológico, aunque a día de hoy pocos facultativos lo hagan. 

¿Por qué a los enfermos oncológicos les cambia el gusto por los alimentos?  

Sí, hay pacientes que sufren alteraciones en el gusto (disgeusia), ausencia del gusto (ageusia) y también puede aparecer un incremento a la sensibilidad de algunos sabores (hipergeusia). Esto se produce como efecto secundario a los tratamientos oncológicos, como la quimioterapia (ciertos citostáticos) o la radioterapia en cabeza y cuello.

También pueden modificarse los umbrales de percepción de los cincos gustos básicos: ácido, salado, dulce, amargo y umami. Esto es debido a que las células encargas del gusto y el olfato [ambos sentidos guardan una estrecha relación] tienen una elevada replicación celular y son muy sensibles a los efectos tóxicos.

¿Por eso suelen decir que la comida les sabe a metal? 

Les sabe a metal porque las células del gusto presentes en la boca se reproducen de forma muy rápida, lo mismo que las células tumorales. Por lo tanto, la quimioterapia ataca de igual forma a la células tumorales y a las saludables provocando que no se pueda enviar la sensación al cerebro (neuropatías, daño de las terminaciones nerviosas) de esa información hasta que vuelven a restablecerse. 

Ese sabor metálico suele aparecer cuando se alteran los sabores dulces, amargos y salados y suele darse tras la ingesta de carne roja u otros alimentos con alto contenido proteico. 

¿Hay algún consejo para evitar ese sabor metálico tan desagradable?

Para hacer frente a este efecto secundario pueden utilizarse diferentes estrategias dietéticas como son: comer los alimentos a temperatura ambiente, utilizar utensilios de plástico para comer, usar grasas saludables (aceite de oliva, aguacate) para acompañar los alimentos y eliminar las carnes rojas de la dieta.

Y puestos a dar tips, Rocío, ¿tienes alguno para evitar los efectos secundarios de la quimio? 

Existen diferentes consejos dependiendo de los efectos secundarios que se produzcan, pero uno muy interesante y que suele ayudar mucho es el jengibre, un alimento fenomenal para el control de las náuseas. Puede utilizarse en infusiones, masticar un trocito de la raíz, o como condimento.  

También eres experta en psicooncología. ¿Los pacientes con cáncer necesitan atención psicológica especial? 

La psicooncología es una rama de la psicología que te enseña cómo realizar el acompañamiento de los pacientes oncológicos, ya que además de alimentarse de forma correcta, esos pacientes necesitan que los acompañes de forma integral. Requieren que seas empático y puedas colocarte en su situación en muchos momentos y que comprendas por lo que están pasando. Eso para mí es ofrecer calidad de vida al paciente en todas sus esferas.  

Volviendo a la alimentación en general, ¿no ves difícil nutrirse bien con lo cara que está la cesta de la compra?

Nosotros ofrecemos un servicio de Personal Food Shooper de acompañamiento en el supermercado para ayudar a realizar una compra consciente y saludable. Lo primero que recomiendo es planificar el menú semanal antes de ir a hacer la compra e introducir en el carro solo los productos necesarios para poder elaborarlos; y mejor si son de temporada. Debemos no sucumbir a toda esa publicidad engañosa que nos ofrece milagros dietéticos y poderes sobrenaturales que no son reales.

¿Los alimentos en el súper nos engañan a través de los ojos? 

Pues mira, aquí te voy a poner un ejemplo muy sencillo. Cuando llegas al pasillo de los cereales en el supermercado ya desde lejos puedes adivinar cuáles son los destinados al público infantil, con colores llamativos con eslogan de niños y niñas fuertes y sanos. Y también cuáles son los destinados a mujeres, en cajas en tonos blanco, rosa, violeta con siluetas casi imposibles y con el eslogan de cereales fit, de control de la silueta, etc. Así es como la industria alimentaria se nos mete por los ojos, siendo este el sentido que trasmite más rápido la información al cerebro. Y cuidado con los productos eco, bio... Porque no es oro todo lo que reluce. 

Vamos a los alimentos sanos. Además del mítico brócoli, ¿hay algún otro que sea "mágico"?

No hay alimentos mágicos, la magia esta en la variedad. Aunque hay alimentos que tienen ciertos nutrientes con propiedades formidables, como el brócoli o todos los vegetales de hoja verde. También son muy beneficiosas las semillas con un alto contenido en fibra y otros tantos micronutrientes. Si hablamos de fruta, podríamos mencionar los frutos rojos por su alto contenido en fitoestrógenos y su baja carga glucémica. 

Además, podríamos nombrar al aceite de oliva y los aguacates por contener ácidos grasos esenciales beneficiosos para el correcto funcionamiento de la membrana celular. O el pescado azul, por su alto contenido en omega-3 con su gran poder antiinflamatorio y porque es un nutriente esencial para el adecuado funcionamiento del cerebro humano.

¿Algún mito alimentario que quieras derribar aquí y ahora? 

Pues, para empezar, el de que tenemos que comer cinco veces al día. Esto no es cierto, dependerá de cada persona. Pero si nos remontamos a nuestros ancestros ellos solo comían cuando podían cazar y no murieron, así que habría que volver a replantearse este tema. A esto se le conoce como crononutrición y es la ciencia que estudia cómo reaccionan los diferentes nutrientes a lo largo del día en nuestro organismo.

Otro mito que también hay que derribar es el de que solo se pueden comer tres huevos a la semana porque suben el colesterol y el colesterol es malo. Hay que tener en cuenta que nuestro propio organismo genera colesterol (colesterol plasmático) y que poco o nada tiene que ver con el colesterol dietético (el que ingerimos). 

Se ha demostrado que el colesterol asociado al riesgo cardiovascular es el que está asociado al sobrepeso, sedentarismo, mayor porcentaje de masa grasa y al consumo de alimentos poco saludables; pero no al consumo de huevo como tanto tiempo llevamos escuchando. Siendo el huevo el alimento de más alto valor biológico porque tiene la mayor cantidad de nutrientes en cuanto a grasas, carbohidratos, proteína, vitaminas y minerales.

Sobre el 'si es light es sano', la legislación marca que la etiqueta light indica que ese producto aporta un 30% menos de calorías que el producto original. Pero esto no quiere decir que sea óptimo porque si el producto ya de por sí es hipercalórico, lo light lo único que hace es bajarlo a súpercalórico.  Es más no significa que no contenga azúcares como mucha gente cree, solamente que estos han sido sustituidos por edulcorantes. 

Algo que también es muy importante es derribar el mito de que la base de la pirámide nutricional debe estar compuesta por los cereales refinados. Éstos son fuente de energía, pero con ellos solos no podríamos vivir. Es importante que la población comprenda que la base de nuestra alimentación debe componerse de vegetales, frutas y legumbres.

Parece evidente que el yogur es un alimento de los buenos buenos. Ayúdanos a elegir el mejor. 

Efectivamente, es importante que la gente conozca que el yogur es un alimento maravilloso, ya que tiene una acción probiótica fantástica debida a sus cepas bacterianas. Pero no todos los yogures son saludables. Si realmente queremos obtener un beneficio de ellos debemos hacer una elección correcta, y esto se consigue con los yogures naturales que no estén azucarados. 

Los yogures de sabores que encontramos en los supermercados están cargados de azúcar y colorantes, no creáis que han visto la fruta en algún momento. Los yogures sin azúcar también pueden tener trampa y es que no llevan azúcar, pero si edulcorantes; y hoy en día ya existen numerosos estudios que demuestran que los edulcorantes están causando un flaco favor a nuestra microbiota. 

Otro error es elegir yogures desnatados porque los yogures contienen carbohidratos (lactosa), y si les quitamos la grasa lo que provocamos es que sean insulinotrópicos. O sea, que hagan que haya un mayor pico de insulina cuando los ingerimos. Por lo tanto, mi recomendación es consumir yogures naturales, y si queremos darles un poco de sabor lo podemos hacer añadiendo canela de Ceilán, semillas molidas o trozos de fruta que nosotros hayamos cortado.

Y otro producto lácteo que yo también pongo en cuarentena es el Actimel, que dice que ayuda a tus defensas, con esas propiedades extraordinarias para el sistema inmunitario. Pues tampoco es así. El Actimel tiene las bacterias beneficiosas (Lactobacullus casei) igual que un yogur natural y cuando te dicen que tiene vitaminas (D, 0,75 µg y B9 30 µg) y minerales (hierro y zinc), debes saber que la normativa alimentaria les deja poner ese eslogan siempre y cuando pongan un poco más de lo que contiene de forma natural ese producto. 

Últimamente se han puesto de moda los yogures y postres con extra de proteínas. ¿Son recomendables? 

Es una moda, porque la industria se ha dado cuenta que la gente quiere soluciones rápidas y, como lo de las proteínas se oye mucho, pues qué mejor que servírtelas en un yogur. No estoy en contra de su consumo, pero hay que leer bien el etiquetado y su parte más interesante es la saciedad que proporcionan, con su alto contenido. Eso sí es una alternativa práctica para esas ingestas intermedias que la población suele hacer.

¿Y qué pasa con el zumo de naranja, ese que pensamos que sinónimo de comenzar el día de forma sana y vitaminada?

La naranja es un carbohidrato o sea azúcar, pero este alimento tiene muchas cosas más, como vitaminas, minerales y por supuesto fibra que da de comer a nuestra microbiota. Cuando nosotros tomamos un zumo de naranja por la mañana, y sin haber metido ningún alimento a nuestro cuerpo tras el ayuno de la noche, lo que estamos generando es un pico de insulina grandísimo y estamos haciendo trabajar en exceso a nuestro páncreas y nuestro hígado.  

Yo te hago una pregunta muy sencilla para que lo entiendas, ¿cuántas naranjas utilizas para hacerte un zumo? Dos o tres. Y si yo te dijera que nada más despertarte te masticaras esas dos o tres naranjas, ¿podrías? La masticación activa otros mecanismos como el de saciedad, ya que el cerebro tiene el tiempo necesario mientras masticamos para que nuestro estómago le mande las señales de que ya estamos llenos, algo que no conseguimos con el líquido. 

Como desayuno perfecto podrías incluir el café con leche o bebida vegetal, un sándwich integral de hummus con rúcula y nueces y si quieres después una fruta, pero masticada. Con este desayuno vas a incluir, proteínas (hummus, leche), grasas (frutos secos, leche), carbohidratos (pan integral, leche, rúcula) y fibra (rúcula, pan integral)

¿Y qué me dices del vinagre de manzana, que ahora parece la solución a todos los problemas?

El vinagre de manzana es un buen activador de los jugos gástricos y por ello mejora la digestión. Yo, de hecho, lo recomiendo a muchos pacientes, pero no vale para todo el mundo. Hay patologías que se pueden ver perjudicadas con el vinagre. Por eso, es importante ver cómo tiene cada persona su sistema digestivo. Y no tiene propiedades extraordinarias para adelgazar. Eso sí, para aderezar ensaladas por ejemplo es mejor que otros más procesados.

Otra moda es el ayuno intermitente. ¿Qué opinas de él? 

Yo, que no soy ni de cinco comidas ni de tres, sí que soy partidaria del ayuno intermitente y también del ayuno profundo, pero no para adelgazar, sino para que nuestro organismo funcione acorde a por lo que fue creado. Si nos vamos a los hombres de las cavernas, comían si cazaban. Ahora, en cambio, tenemos la posibilidad de ir de cacería a la nevera que está a pocos metros del sillón. Eso a cualquier hora del día, porque tenemos el maravilloso invento de la luz artificial que hace que nos encontremos en un completo jet lag con nuestro reloj biológico natural. 

Siguiendo con tendencias, parece que el 41 por 100 de los españoles ya consume dietas vegetales y productos plant-based. Pero ¿es realmente saludable esta dieta? 

Yo no soy una nutricionista cerrada a ninguna corriente, pero no por comer solo vegetales nos encontraremos más saludables. Nuestro organismo necesita proteínas para mantener su estructura, por lo que hay que saber introducir la cantidad correcta de proteína vegetal y ser consciente de que su biodisponibilidad es diferente a la proteína animal. 

¿Cuál sería el fondo de nevera ideal?

Vegetales, aceite de oliva, pescado, huevos, frutos secos y cereales integrales, la verdadera dieta mediterránea. 

¿Y la mejor forma de cocinar los alimentos? 

Pues unas buenas técnicas culinarias so al vapor, al papillote, ollas de cocción lenta, plancha, el horno. Pero en la variedad esta el gusto, y además podremos experimentar diferentes sensaciones (sabor, olor, textura), algo también muy importante a la hora de sentarte a la mesa. Yo siempre les digo a mis pacientes que lo único que hace falta en la nutrición y la cocina es imaginación.

Vamos a hablar de los suplementos. ¿Cuáles serían los básicos? 

Los suplementos básicos son los que tu cuerpo necesita para funcionar de forma cómoda y dependerá de cada uno, porque los nutraceúticos (suplementos) no son inocuos. Sí que te puedo decir que es importantísimo conocer el rango de vitamina D, vitamina C, vitaminas del grupo B en las que nos encontramos además de minerales como el zinc, selenio, magnesio. Todos estos micronutrientes son esenciales para el correcto funcionamiento de nuestro sistema inmunitario.

Y, para terminar, tú, ¿qué comes?  

Pues como de todo y también lo digo abiertamente aquí y a mis pacientes, algún día voy y me como una hamburguesa guarra. Pero algo muy importante es que siempre pienso qué voy a comer y qué le reporta a mi organismo, o sea, soy consciente con cada comida que realizo. 

No pasa nada por darse un capricho o salirse un día, lo importante es después volver a la rutina y la normalidad. El problema que yo veo en consulta es que cuando se dan un capricho, después les cuesta muchísimo volver a la rutina, y eso me informa de que no han interiorizado una dieta saludable dentro de sus rutinas.